SIEMPRE DE RODILLAS

Por: Victor Nazar

Hoy amanecí con el mismo sabor agridulce de la noche anterior. No existe razón para lo que se piensa llevar adelante ni derecho que lo justifique. Solo la sin razón de las debilidades humanas pueden someter valores y principios que considerábamos infranqueables. 

 

En muchas oportunidades esa realidad, no es resultado de la búsqueda o deseo de sus actores, sino la consecuencia propia y natural del imperio del mas fuerte sobre el dedil. Pero siempre el acorralamiento es resultado de múltiples factores que se conjugan en un fin único y perverso que no dan alternativa ante el "poderoso" a quien deben satisfacer y conformar.  Cercado su victima, doblegado en su sano entender volitivo,  quebrado en su espiritu  de lucha escoge como salida alternativa a tamaño acoso psicológico lo que sus verdugos  denominan "mal menor".

Y, los delincuentes nuevamente airosos  lejos de modificar sus reprochables e inmorales conductas y procederes logran un resultado favorable que los fortalece como "banda" los hace suponer impunes como "organización delictiva" . Pero la realidad es la que se presenta y la consecuencia de su existencia y perdurabilidad tiene una sola respuesta: la indiferencia social ante las injusticias del otro. Solo cuando sepamos mirar como ciudadanos mas allá del limite de nuestras nariz, habremos aprendido el saber del deber ciudadano, de los derechos que nos corresponde ejercitar como pueblo soberanamente organizado. 

La verdad no se refleja en tinta y papel, en unos minutos de entrevista radial o en espacios noticiosos de televisión. A través de esos mecanismos la verdad se fabrica, se magnifican o disimulan los hechos y la realidad desaparece en un perverso juego de "formar opinión" social en el sentido por ellos deseados, cual lejos esta de ser el más conveniente para un pueblo "indiferente" que se somete y conforma con las migajas que reciben y a diario deben "agradecer" en bochornosos spot publicitarios al funcionario que no hizo mas que cumplir con su "obligación-deber".

De los mercenarios contratados ni hablar, son por todos conocidos, trabajan al servicio del poder de turno. Serán los mismos  que prontamente se auto reivindicaran ante una sociedad que ya los condeno como tal. 

De nuestra parte, la defensa técnica siempre nos quedara el sabor amargo, pero debemos aceptar y ante  nuestros principios y formación  intelectual y moral debe prevalecer el respecto a la voluntad de quien representamos. Solo tenemos la satisfacción de haberle sido como siempre lo seremos leales a sus derechos, privilegio que algunos colegas que nos precedieron en la defensa  jamas podrán emular. Y, a no confundirse, al menos de nuestra parte quede bien claro: cuando nos agachamos no lo es en señal de sumisión, muy por el contrario, estamos listo para saltar mucho mas alto. Y, como a nuestro representado nos supondrán vencidos pero jamas de rodillas.