Como la mística frase de Jesucristo, “Nadie es profeta en su tierra”

La propia gobernadora Claudia Ledesma Abdala de Zamora, perdió ampliamente en la ciudad que la vio nacer, en La Banda, donde quiso imponer junto a su esposo Gerardo su poder, a como diera lugar.
 

Haciendo uso de cuanta artimaña se le ocurriera, sin preocuparse por la obviedad y por quedar expuestos
a lo que opinaran los ciudadanos, los del Frente Cívico intentaron imponer por la fuerza su fórmula encabezada por Mariela Nassif, quien por empezar no residía en la ciudad donde se estaba postulando. Más
tarde, junto a Carlos Adamo, reconocieron ante las cámaras de los medios oficialistas su derrota, ya que
a la Ministra de Educación no le fue suficiente mostrarse junto a la Presidenta de los argentinos para ganarse la confianza de los bandeños.
 
Otra de las cosas que hicieron como frente gobernante y fuerza arrasadora, fue perseguir al intendente Chabay y a su comitiva, tal y como quedó demostrado en todos los videos que salieron a la luz en estos días, desde vigilancia en las estaciones de servicio hasta vergonzosos operativos e intentos de allanamientos en las puertas del palacio municipal. Peor aún abrieron las compuertas del canal matriz para que se inundaran los vecinos del barrio Lourdes, por que la gente simpatizaba con chabay, y tenia que inaugurar un predio horas mas tarde.
Con esto no hicieron más que aumentar el enojo de los ciudadanos del otro lado del río, quienes el jueves
pasado se convocaron en una de las más grandes caravanas, pocas veces vista, encabezada por el líder
del Frente Renovador y candidato a Presidente para 2015, Sergio Massa, cuya visita y apoyo a Chabay y al
candidato Pablo Mirolo fue el plus que dejó boquiabiertos a la gobernadora, al ex gobernador y a los pocos que se congregaron en el club Olímpico, que intentaban tapar el sol con un dedo, llenando un estadio con gente de la capital y queriendo demostrar algo que luego no pudo ser. ¿La frutilla del postre? El grito popular del bandeño en las urnas, que revalidaron su identidad y castigaron todas las jugarretas del gobierno de turno.
 
Y es que el bandeño es así, es un mundo aparte. El bandeño no perdona a quienes dejan su tierra para
triunfar en otros pagos y luego volver como si nada. La profecía decía que un bandeño debía gobernar La
Banda, y así fue.