Dentro de sus limitadas posibilidades, el sciolismo empezó una contraofensiva para debilitar el control del cristinismo en la legislatura, logrado en las últimas semanas. Como informa Latecla.info: “La Cámpora hizo ruido desde su llegada, el día de la asunción de Mariotto, su jefe directo en la provincia. El reparto de roles en la Legislatura le dejó el control de las cuentas internas a José Ottavis, referente de la juventud K. Mauricio D’Alessandro está impulsando una ley para restarle poder, dejando la auditoría en manos de todos los vicepresidentes del Cuerpo. Esta movida, más allá del repudio oficial de Horacio González, favorece al sciolismo, ya que le pondría un “stop” a la avanzada mariottista. Sin embargo, la titular del bloque de Unión Celeste y Blanco, Mónica López, desautorizó públicamente a D’Alessandro, al calificar al proyecto de “inconsulto”. La realidad es que, al pertenecer el presidente y el vicepresidente de la Cámara de Diputados al FpV, se produce un desequilibrio en las funciones, ya que lo normal es que el vice represente a la primera minoría opositora. Así es que los radicales están expresando una postura similar a la de D’Alessandro y la situación en la Cámara se va tensando.
Preparativos para un nuevo choque
Hasta aquí, la interna legislativa. Pero Mariotto, en su condición de gobernador paralelo, estaría acusando a Scioli de estar promoviendo una campaña a través de Clarín y La Nación para dejar mal parados a La Cámpora y Ottavis y trabar así los planes cristinistas. La demonización mediática de esta organización sería uno de los temores del vicegobernador, que algo sabe de campañas sucias.
Una crisis en la legislatura apenas iniciado el año golpearía además la imagen de Mariotto y pondría en evidencia que la blitzkrieg llevada a cabo por el cristinismo puede derivar en un fracaso político. Para el 12 de enero está previsto en Mar del Plata un cónclave de diputados provinciales del oficialismo en el que se tratarán estos temas, entre otros.
En el aire hay cuestiones todavía más densas. Por ejemplo, cómo se resolverán y comunicarán una serie de medidas de ajuste a nivel provincial. Después de lo ocurrido días atrás en Santa Cruz, se extiende la convicción de que el cristinismo seguirá privilegiando la política por sobre la economía. En otras palabras, que si una medida de ajuste resulta impopular y se producen disturbios, las barras de La Cámpora, Movimiento Evita, etc., se pondrían del lado de los que tiran las piedras y en contra de Scioli. En definitiva, en la Casa Rosada parecen creer, por lo menos hasta ahora, que la presidente puede quedar al margen de los ajustes, consiguiendo que la responsabilidad de los mismos caiga sobre Scioli, Boudou, Peralta, De La Sota, etc.
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