EL EPICO AJUSTE DE CRISTINA

Sabido es que al kirchnerismo le encanta relatar que está en plena batalla contra las corporaciones -de aquí y de afuera- para que no destruyan el modelo nacional y popular. Modelo que con semejante esfuerzo han puesto en pie en los casi once años de su mandato y que tantos beneficios ha reportado al país y sus ciudadanos.
 

Pero como la única verdad es la realidad, tal como enseño un destacado General, y esta muestra múltiples señales de deterioro, de retroceso a épocas peores y crispación social, se les hace cada vez mas cuesta arriba vender gato por liebre. Cuestión en la que son, por cierto, expertos.
Aun así, en su soberbia sin límites, continúan convencidos -de la Presidenta para abajo- que la vieja receta de decir que está lloviendo para bien de todos cuando en realidad nos están orinando, les dará una vez mas resultado.
 
De esta manera nos informan que los bancos los forzaron a devaluar el peso, algo que haría otro gobierno, no ellos, never. Pero resistieron a full en bien de los trabajadores y se plantaron en solo ocho pesos. De su responsabilidad de haber atrasado el tipo de cambio al mejor estilo Martínez de Hoy y Cavallo, ni una línea.
Al mismo tiempo dicen que se lanzan raudos a la batalla contra la inflación. E infame el que no se sume a controlar los precios al estilo Rita de Lazzari porque, como se sabe, los supermercados se quedan con la plata de todos. Que hasta ayer eran socios de Carrefour, Coto y compañía, que les avalaron a estos los aumentos durante años o que destruyeron el INDEC para disimularlo, palabrita alguna, claro.
Que la nafta haya subido mas del 700% desde el 2003, durante la administración K, es culpa de Shell y también de Repsol, qué duda puede caber. Los pulpos petroleros nos dominan y nos saquean. Que le dieron continuidad a la estrategia menemista en energía una década, con suculentos negocios propios de por medio, y que ahora todos pagamos la factura no figura en el libreto.
 
Que las tarifas de transporte para los 40 millones de argentinos y argentinas que la señora presidenta dice representar se hayan ido al carajo, es claramente responsabilidad de angurrientos empresarios que medran con las necesidades populares, por cierto. Que ellos, los De Vido, Jaime, Schiavi y compañía, se llenaran de guita de la mano de aquellos es solo una infamia destituyente promovida por Magneto y la embajada yanqui, a no confundirse compatriotas.

Las tasas de interés al 30% -por ahora- son solo un daño colateral imprescindible para torcerles el brazo a los banqueros capitaneados por Jorge Brito, que jamás fueron amigos y socios de la Rosada; y si se la llevaron en pala fue solo porque son vivos, no porque les dieron una manito los ocupantes de aquella.
En otro orden de cosas explican, continuando con la épica, del Coqui para abajo, que es bien claro que Boudou está peleando a brazo partido contra la difamación y el linchamiento de que está siendo objeto por parte de la corporación judicial y la cadena del desánimo; siendo que el hombre nunca tocó ni un billete de los de Evita que no le correspondiera.
 
Resumiendo, arrinconada por los enemigos de la patria Cristina no se rinde. El ajuste en marcha -que nunca será nombrado así, claro está- es solo una hábil maniobra para derrotar a todos los que la quieren ver volar por el aire. Jamás el producto del progresismo trucho y los desastres económicos de que han hecho gala durante años.
Y que quede bien claro que el despliegue de gendarmes y policías de que hace gala don Berni, por orden presidencial, cada vez que alguien se moviliza, es solo para cuidar que nada les pase a los hermanos y hermanas que protestan en defensa de sus derechos. Para reprimir estaban Menem, De la Rúa y Duhalde, nunca el gobierno nacional y popular.
 
Triste final de ciclo de un proceso que tuvo enormes posibilidades de construir una Argentina en serio y tremendo consenso para ello.