En un diario digital oficialista, en su edición de 14 de
noviembre de 2009; publico los robos del ex intendente y hoy concejal
“Poroto” Sotelo, quien sigue amparado por Zamora y Neder, en San Pedro
de Guasayán.
Algunos ministros como
Argentino Cambrini (Obras Públicas) y José Emilio “Pichón” Neder
(Gobierno), habían comenzado a tomar contacto con sus amigos
“empresarios” para acomodarlos en la “modernización de la plaza
principal de la ciudad de San Pedro de Guasayán”, pero Gerardo Zamora
los sorprendió cuando decidió adjudicársela, de forma directa, a un
conocido suyo, de Añatuya, que dice ser dueño de la firma “JJ
Construcciones SRL”, y que tiene como representante técnico a Ramiro
Fornes.
La “obrita” era apetecible para el gobernador y sus
ministros porque tenía un presupuesto de $1.204.000 y el que la “ganaba”
(siempre un amigo y/socio de los funcionarios), podría llegar a gastar
apenas $150.000. El resto, como siempre ocurre, era para repartir entre
el “constructor” y “alguien” de la Casa de Gobierno.
El poderoso
cartel publicitando la obra, en San Pedro de Guasayán, decía “8 meses de
plazo para la ejecución de los trabajos”. Como se vencieron los
términos, agregaron el 1 al 8 y, con simpleza, se adjudicaron un plazo
de obra de 18 meses.
Ya se vencieron hasta los 18 meses y el tal JJ
Construcciones SRL construyó apenas un veredón impresentable (por sus
pequeñas dimensiones) y un proscenio y, justamente, sumando estos dos
trabajos, pudo haber gastado $150.000.
La "empresa" tiene a los
obreros (llevados o traídos de Añatuya o de la ciudad Capital) en negro y
los hace “alojar” en las instalaciones de los baños termales de San
Pedro de Guasayán. Nunca les brindó comodidad de hotel o pensión. Viven
como los explotados y esclavizados.
Un pueblo fantasma
San
Pedro de Guasayán, como tantos otros lugares de Santiago del Estero,
está abandonado, sin servicios indispensables, con mucha desocupación y,
consecuentemente, con un alto grado de pobreza e indigencia. Hoy, es un
pueblo fantasma.
Su ex intendente, Alberto Guido “Poroto” Sotelo,
lo llevó al abandono y se robó todos los fondos en irregularidades
probadas por el mismísimo Tribunal de Cuentas que lo denunció penalmente
y exigió su desafuero como jefe comunal. Sus causas duermen en los
juzgados de la ciudad de Frías, por el sencillo motivo de que “Poroto”
es un soldado y le responde a pie juntillas a su “líder” Humberto
“Cuchi” Salim, intendente de Frías.
Cuando Zamora lo desaforaba y lo
mandaba preso, pudieron más los hermanos Salim (Humberto y Fernando) y
el ministro “Pichón” Neder, quienes lograron salvarlo y, además,
imponerlo como candidato a concejal.
De ese modo, en las últimas
elecciones municipales, Zamora logró que su ex correligionario, el
médico de policía Luis Brunetti, llegará a intendente aunque tuvo que
llevarse como concejal a “Poroto” Sotelo. Ahora, Brunetti, que cuenta
con 71 años de edad, padece una dolencia en una de sus piernas que le
impide caminar normalmente y lo ha obligado a pedir licencia. De
inmediato, pasó a reemplazarlo el presidente del Concejo Deliberante,
“Beto” Aguirre (ex ferroviario y cesanteado por hurto y ahora es dueño
de una agencia de tómbola), al que lo maneja Sotelo.
O sea, hoy,
pese a su frondoso prontuario, “Poroto” es intendente de facto de San
Pedro de Guasayán. Ha vuelto a sus andanzas y Zamora y “Pichón” Neder
miran para otro lado.
Olvidaron que se gastó todo el dinero que le
envió la Nación para construir el Colegio Secundario, cuya obra
inconclusa está medio los yuyos.
Olvidaron que el kirchnerismo
nacional le entregó $1.500.000 para ejecutar la hostería y que se gastó
todos los fondos del Estado federal.
Olvidaron que la presidenta
Cristina Fernández de Kirchner le aportó $600.000 para construir el
Centro Integrador Comunitario y que también se apoderó ilícitamente de
esos dineros.
Por eso lo del título de esta noticia. Mientras San
Pedro de Guasayán se ha devaluado hasta la categoría de pueblo fantasma,
sus dirigentes, como “Poroto” Sotelo (muy respaldado por “Pichón”
Neder), se robaron los fondos de las principales obras comunitarias que
había enviado la Nación.
Robo y joda total en el “nuevo Santiago” de Gerardo Zamora.
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