Pasaron más de dos semanas de aquel domingo 18 de agosto en que Ahmed Aliaziy era brutalmente asaltado en su domicilio particular. Soporto hasta donde pudo los golpes y tormentos.
Se quebró ante un simulacro de "fusilamiento" ante su esposa e hija. Les entrego el dinero que tenia, las llaves de su negocio, clave las alarmas y, hasta la combinación de la caja fuerte.
Hasta su comercio joyería "Hama" ubicado en lo más céntrico de la capital se dirigieron los ladrones. Les basto 5 minutos para alzarse con un botín cercano a los 2 millones de pesos en joyas.
Hoy para Ahmed Aliaziy, no existen dudas. La policía provincial o mejor, un sector corrupto de la fuerza de seguridad colaboro en la logística en aquel millonario robo. Mientras nuestros sabuesos locales exhiben en los diarios a dos perejiles (Hnos. Pinto) camino a declarar ante el juez, sonriendo a las cámaras.
Sin esposas, cigarrillos en mano y bajo la custodia de un solo policía, todas sus dudas se disiparon.
Ahora realmente comprende el comerciante, del porque las cámaras de seguridad (Domo) instaladas en todo el casco céntrico y monitoreado desde la sala del comando radioeléctrico, ese bunker comandado por el jefe de operaciones Ibáñez.
Varios millones le costaron a los santiagueños esas cámaras de seguridad que solo registraron imágenes de un accidente de tránsito y la caída del meteorito en el norte argentino. Pero de los ladrones no se registro una sola imagen. Para que entonces de aquella inversión? Si el fin de esa tecnología es para detectar posibles delincuentes y brindar seguridad. Claro como todos los asaltos y robos que hubo hasta ahora sus objetivos están apagados, cuando no, orientados en otra dirección.
El robo al comerciante Sirio no será el ultimo en quedar impune en la provincia, sumida desde hace 7 años con la actual cúpula policial, en una inseguridad sin precedente. Nunca como ahora, la fuerza policial, contó con tanto personal humano, técnico y logístico. Pero los índices delictivos continúan en aumento.
El gobernador Zamora mira hacia otro lado, poco le importa la seguridad del ciudadano, el tiene un destacamento policial en su domicilio, al igual que sus funcionarios. Es tiempo ya, de hacer un balance de la actual gestión policial, depurando de una vez y para siempre las células corruptas que bajo amparo de protección política aun continúan impunes en la fuerza.
Claro está, hace falta "decisión política" para ello. Gerardo Zamora tiene el poder de decisión aunque muy difícilmente se incline a favor de la sociedad; privilegiando con su silencio aquellos "policías maleteros" que aun, por ahora, continúan siendo fieles.
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