Lo que fue el operativo balón en la cancha de Sarmiento

Todavía resuena en todos los ámbitos deportivos el incidente en la cancha se Sarmiento.  Por lo tanto una nueva bestialidad provocada por la policía profesional, fue la bochornosa y desmedida acción que les cupo a los encargados del operativo Balón en ciudad de La Banda, en el último clásico entre Central Argentino y Sarmiento.

cuchipelo Ibañez

La tan mentada policía proactiva, que de proactiva no tiene nada y aquí quedó demostrado, se ensañó con cuanta persona se cruzó en su camino. Mujeres, niños, y hasta jugadores, fueron agredidos bajo la excusa de disturbios entre las hinchadas. No hubo ninguna agresión entre hinchas, y si esto hubiera sido así, la policía profesional y proactiva tendría que haber previsto ello, mas teniendo en cuenta que se trata de una rivalidad de vieja data entre dichos equipos, puesto que es un clásico.
Las denuncias interpuestas por los damnificados, representados por el presidente del club Central Argentino y su director técnico, no hacen más que mostrar la lamentable preparación que tiene la policía para cubrir un evento, sea deportivo o de cualquier naturaleza.
Después salieron a manifestar cualquier cosa como excusa, y a proponer soluciones a esta problemática, que no es nueva, pero que se sigue produciendo por la carencia de personal preparado para dichas contingencias. Culparon al club, y se cubrieron diciendo que debían realizarse inspecciones a las instalaciones, etc., etc.

Cualquiera sabe que dichas inspecciones las realiza la policía misma, previo a cada partido, y que si no está el club en condiciones de albergar el evento y al público asistente, por falta de seguridad en alambrado olímpico, escombros, reducida cantidad de personal policial, horario, iluminación, etc., tiene la potestad de suspender el evento hasta que se cumplan todos los requisitos.
Entonces, no vengan ahora a decir que la culpa es de los clubes cuando es la policía la que debe ver esta situación.
También salió un oportunista a presentar un proyecto similar al COPROSEDE, para fiscalizar los partidos de fútbol, sin pensar que el contexto es totalmente distinto, como así los medios, recursos, preparación y profesionalismo, diametralmente opuesto entre lo que se ve en Capital Federal y los nuestros, que sólo saben hacer cag… y luego reprimir.

Y para completar el cuadro, van José "Guampas" Yocca y César "Cuchipelo" Ibáñez como representantes de la fuerza policial a proponer soluciones. Si las autoridades de la Liga Santiagueña conocieran los antecedentes de estos inoperantes, cierran el club y venden los arcos. Déjense de joder, es una tomada de pelo.
Además de inoperantes, estos inútiles, en su vida hicieron adicional en una cancha, por lo tanto no saben nada de operativos de seguridad en estadios de fútbol. Lo que sí es claro, que incrementarán la cantidad de policías, para ganar su parte de adicionales. Como hacen todos, hacen figurar 50 ó 60 que se pagan, pero en realidad al operativo van 35 ó 40. El resto para ellos.
Pero lo llamativo es que con tantas cag… juntas, Pato ni Quiroga, aparecen. ¿Qué les pasa? Parece que andan jugando a las escondidas o al misterio. No falta mucho para Uds. corruptos. Como dice el popular dicho: "A cada chancho le llega su San Martín".
Tampoco desde el Ministerio de Gobierno o Subsecretaría del área, se escuchan voces, todo lo dejaron a merced de estos facinerosos y prensa pagada, pero en realidad éstas autoridades debían, aunque sea por respeto a la grave situación aludida, y a la gente lastimada recordemos, en un evento social y deportivo, tomar cartas en el asunto. Los damnificados son parte de la sociedad a las que Uds. señores, se deben como funcionarios de gobierno. No dejen de lado su responsabilidad delegando en otros, porque al fin de cuentas están delegando autoridad, pero la responsabilidad sigue siendo suya.

En síntesis, a la ola de delitos que se ven diariamente, se suman estos tristes y lamentables hechos de inseguridad, desarrollados por la propia policía. Tampoco olvidemos los casos de corrupción, los abusos de autoridad, la persecución al personal, etc., que han convertido a la policía en la peor institución. No hay derechos ni garantías para nadie, sólo para los que están en el círculo de poder, pero hasta estos caen cuando no acatan las espurias órdenes de Pato y Cía.
Así estamos por su culpa, esperando quizás otras muertes que nos termine de convencer.