Lanata, en San Miguel de Tucumán, sorprendido por los seguimientos y escuchas, ¡no sabe que el espionaje y la persecución en Santiago del Estero son mucho peores que en el gobierno de la dictadura! |
Recién aquí el “Gordo” Lanata sabrá lo que es un feudo en serio, con censura, sin libertad de expresión, con seguimientos, aprietes de la policía, escuchas ilegales a los teléfonos móviles y a los fijos de los hogares o de los hoteles o de los medios o de los periodistas, y hasta cómo se paga a hackers para leer los contenidos de sus correos electrónicos.
¡Ojo, hay que agregar que “Sugus” y Daives son los “servicios” oficiales de Zamora, pero existen otros “servicios” que también realizan escuchas telefónicas ilícitas y hackean correos electrónicos, y no son otros que los socios del gobierno que, incluso, se intercambian “informaciones del espionaje a los opositores o periodistas independientes"!
Y si Lanata aspira a llegar a Santiago del Estero y luego decir la verdad en su programa, podría correr serios riesgos porque aquí el gobierno y sus socios no están acostumbrados a escuchar informes o noticias veraces. Aquí se miente y se manipula.
Cuando un empleado de la dirección de Rentas, Raúl Domínguez, contó la verdad y dio nombres y apellidos de altos funcionarios, de socios empresarios y de familiares de “los intocables del gobierno” que perpetraron millonarias estafas al fisco a través de una timbradora apócrifa, la propia policía que le recibió el testimonio terminó asesinándolo en razón de que no aceptó cambiar su declaración y no mencionar a los “grandes ladrones”.
Cuando un empleado del Registro de la Propiedad, Norberto Edgardo Llugdar, enfermó y murió en el piso de la policía, fue porque el juez y la policía zamoristas no admitieron dos solicitudes, respaldadas por informes médicos, y negaron trasladarlo a un hospital. Todo porque Llugdar contó quiénes son las abogadas y escribanas mujeres de altos funcionarios del gobierno que “diligencian” los títulos y expedientes apócrifos que les sirven para robar campos fiscales, con total impunidad.
“Feudo, escuchas, seguimientos”, allá en Tucumán”, todo eso parece una pequeñez comparado con lo que ocurre en la provincia de Santiago del Estero, porque aquí se corre peligro de muerte si se investiga y se denuncia la corrupción generalizada, o si se informa la verdad.
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