El temor de Gerardo Zamora por el juicio a Julio Alegre

El gobernador Gerardo Zamora, su ministro de Justicia Ricardo Daives y el resto de chorlitos que lo secundan en el “manejo de la justicia” (camaristas, jueces y fiscales), han preparado “la cama” al ex intendente Julio Alegre con un juicio que creen (están convencidos), “será a puertas cerradas, sin prensa y sin público”.

Veinticinco años de amistad y militancia radical que, en el juicio oral, se harán trizas, definitivamente, cuando la persecución de Zamora a Alegre reciba la consabida respuesta en Tribunales.

Por supuesto, están como lunáticos si creen que van a poder cerrar las puertas para que nadie se informe de lo que se va a ventilar en las audiencias.
Es que tienen mucho miedo desde que Alegre decidió designar como abogado defensor al doctor Víctor Daniel Nazar, porque saben que este profesional va a desnudar toda la farsa que ha sido la instrucción de esta causa, difundiendo a la ciudadanía no solo las brutalidades y salvajadas de que son capaces de perpetrar jueces incapaces, venales y obedientes a la Casa de Gobierno, sino también haciendo conocer los hombres y apellidos de los funcionarios y secuaces que, en su tiempo, utilizaron a la comuna de la Capital como el botín para enriquecerse.
(En ese sentido, un buen capítulo podría registrarse cuando Alegre exija la comparecencia del hoy detenido Sergio Shocklender para que venga a Santiago y cuenta con quién pactó, arregló y se repartió los dividendos y el robo a la Asociación Madres de Plaza de Mayo, y quede demostrado que el ex intendente lo único que hizo es el decreto cediendo los terrenos para que se construyan las viviendas del plan Sueños Compartidos).
En receso
La Casa de Gobierno, con Zamora y Daives (conocidos “jurisconsultos de cartón”), elaboró la ingeniería para “condenar” a Alegre por delitos como asociación ilícita, por ejemplo, pero absolviendo a toda la veintena de imputados. O sea, un grotesco como la de definir a una banda integrada por una sola persona.
“Todos afuera, excepto Alegre”, es la orden de Zamora y Daives a los ineficientes ejecutores que actúan en nombre de la ley y de la justicia, y, que como no pasaron por el Consejo de la Magistratura, cumplen funciones de “empleados de la Casa de Gobierno”.
(¡Y pensar que a Carlos Juárez lo querían fusilar los entonces radicales, entre ellos Zamora y Daives, porque nombraba jueces a dedo! ¡Sinvergüenzas totales!).
Encima, el Tribunal Oral que tiene la orden de cerrar las puertas de la sala y condenar a Alegre, está integrado por un grupo de descarados de antología: resulta que en reciente providencia admitieron que no son competentes para juzgar al ex intendente, “pero como ya estamos, seguimos”. ¡Esto no se ha visto jamás! (Están burlándose de la justicia, las leyes y de la ciudadanía, porque saben que todo lo que ejecuten y resuelvan será nulo).
Este tribunal y la fiscal del mismo, hace un año que están trabajando en una habitación oculta del Superior Tribunal de Justicia (por orden de Zamora y Daives), con 20 secretarios (entre abogados y empleados experimentados), “acomodando los papeles” en procura de que se condene a Alegre y se “salve” al resto de los acusados. Ésta fiscal, concretamente, ya tiene su libreto que fue cuidadosamente supervisado y cuenta con el visto bueno de Daives.
Sin embargo, en la “ingeniería Zamora-Daives!” se advierten algunas fallas. No han logrado meter en la “misma bolsa” al abogado para que, como los anteriores, reciba unos buenos pesos y no defienda como se debe a Alegre. No pudieron con la intransigencia del profesional. Y, como saben que tampoco lo van a poder callar en las audiencias, están pensando cómo hacer para evitar la “conmoción social” de lo que el ex intendente y su letrado van a ventilar con nombres y apellidos de “los poderosos”.
“Vamos a hacer el juicio durante el receso de invierno, cuando en Tribunales no haya nadie y, en la provincia, se registre el éxodo por las vacaciones de invierno hacia otras provincias”, dicen que ha sido la genial idea de Daives. “Bueno, apúrense y que todo empiece en julio”, aseguran que ordenó Zamora.
La publicidad

Le temen a Julio Alegre y quieren un juicio político en tiempo de receso y vacaciones. ¿Los juicios, no son orales y públicos? ¿O Zamora y Daives tienen potestad para cambiar las leyes?

Otra falla de cálculos de los “ingenieros políticos” Zamora y Daives, se advierte en el capítulo “compra de periodistas”. En efecto, consiguieron comprar a toda la prensa provincial y a gran parte de otras provincias vecinas, así como a corresponsales de diarios de la Capital Federal y a una radio (de Córdoba).
Por supuesto, no se animaron a acercarse a Jorge Lanata y a periodistas de Perfil y de revista Noticias.
He allí el gran escollo. Zamora y Daives y los jueces y fiscales están apurando los pasos de sus gestores para ver si encuentran un “arreglo” a fin de que estos medios nacionales no concurran al juicio oral y público a Alegre,
Todo porque el ex intendente ya les mostró “la puntita” a los dos cerebros de la Casa de Gobierno. Fue cuando Julio Alegre salió al aire por Radio Nacional, filial Santiago, y durante media hora le dio a Zamora para que tenga y guarde. El “democrático” del gobernador mandó a reprender al periodista y a secuestrar la grabación, mientras que pidió severas sanciones a Alegre al Servicio Penitenciario Federal.
Pero el gran temor de Zamora es el morbo, y esta vez en el juicio va a probar su propia medicina. Fijémonos, los medios de prensa de los que éste gobernador es dueño, llenan sus espacios con noticias “amarillistas” que son puro invento, y resulta que ahora está preocupado por las intimidades personales y políticas que va a contar Alegre en el juicio. (Le gusta el morbo y con ello distrae para que no se publiquen sus robos, bueno, le van a dar morbo).
“Me van a condenar, qué le metan, pero me voy a dar el gusto de contar quién es quién”, les transmitió el hoy detenido ex intendente.
Acordémonos que hicieron cualquier cosa con el “doble crimen de La Dársena”, tanto que la gente se ríe por la sentencia, pero nadie “investiga” el desarrollo de aquél juicio. Asesinaron en la policía a Raúl Domínguez y nadie mueve un dedo. Daives carga sobre sus hombros 31 presos fusilados en la Cárcel Pública y sigue en funciones como si nada hubiera ocurrido. De otras muertes, para qué redundar. De ello puede encargarse “la prensa de investigación”, si es que algún día resucita en Santiago del Estero.
Han hecho de todo para tapar sus porquerías, pero está vez con Alegre parece que no podrán. La “perrada” -como definen los radicales al pueblo-, está ansiosa por colmar la sala de audiencia del juicio de Alegre y escuchar cómo y quiénes verdaderamente robaron tanto en la provincia.
¡A alquilar balcones, señores!