Perón y "el Mono" Gatica. Los Campeonatos Evita. El Mundial de básquet disputado en el Luna Park en 1950. Los casos sobran para demostrar la fuerte vinculación que el peronismo mantuvo siempre con el deporte, un fenómeno que ha cobrado con la llegada del kirchnerismo al poder un renovado impulso con la construcción de nuevos y costosos campos de juegos y la remodelación de otros tantos.
Claro que no se trata de algo gratuito. Entre estadios nuevos y remodelados en los últimos dos años, se gastaron cerca de 200 millones de pesos, que salieron tanto de las arcas del Estado nacional como de las provinciales.
La cifra no toma en cuenta la construcción de microestadios cerrados, que proliferaron en el país al ritmo de la creación de equipos, sobre todo con la adquisición de plazas en las ligas de voley y básquet, que muchos gobernadores financian como herramienta para hacer política.
La práctica de erigir estadios como marca distintiva de una gestión política viene de vieja data. Fue el gobierno de Juan Domingo Perón el que construyó el estadio de Racing Club en 1950.
Un poco más cerca, está el antecedente del estadio Juan Gilberto Funes, un elefante blanco casi sin uso que fue inaugurado en marzo de 2003 en la ciudad de La Punta (San Luis) como parte de la campaña presidencial de Adolfo Rodríguez Saá. Sin embargo, los 7,5 millones de pesos que costó ese estadio hoy serían apenas una propina en la era de las obras públicas kirchneristas.
Así, por ejemplo, el estadio del Bicentenario de San Juan costó 86,5 millones de pesos, fondos que pusieron el gobierno del peronista José Luis Gioja y el Ministerio de Planificación Federal, que comanda Julio De Vido.
Construido para la Copa América que organizó la Argentina el año pasado, es uno de los estadios emblemáticos de la era kirchnerista: fue inaugurado con la presidenta Cristina Kirchner en Buenos Aires vía teleconferencia y es el que más uso tiene, ya que allí San Martín de San Juan juega algunos partidos de primera división. Además de haber sido sede de algunos encuentros de la Copa América 2011, también fue escenario de varios partidos y de la final de la Copa Argentina.
Otro de los estadios nuevos es el de Sarmiento de Resistencia (Chaco), club que preside el gobernador de la provincia, Jorge Capitanich. No hay cifras oficiales de su costo (las estimaciones extraoficiales oscilan entre 9 y 30 millones de pesos), pero sí se sabe que el fiasco protagonizado por Capitanich y su club con la suspensión por falta de energía eléctrica del amistoso que en octubre último debían jugar las selecciones de la Argentina y Brasil tuvo un costo de 5 millones de pesos.
Un caso diferente constituye el estadio Bicentenario de la Ciudad de Catamarca. Fue construido por el gobierno del radical Eduardo Brizuela del Moral, del Frente Cívico y Social, opositor al kirchnerismo. Su costo fue de 37 millones de pesos y si bien fue usado por el gobernador en la campaña electoral, no le alcanzó para evitar que la senadora kirchnerista Lucía Corpacci ganara la elección y devolviera al peronismo al poder de la provincia después de 20 años.
Sin embargo, el kirchnerismo le hizo pagar su condición de "estadio opositor" al dejarlo al margen de los grandes eventos deportivos patrocinados por la Casa Rosada. Así, mientras Brizuela gobernó la provincia no fue tenido en cuenta para la Copa América o la Copa Argentina ni para partidos amistosos de la selección nacional. La asunción de Corpacci significó una bendición para el estadio catamarqueño, hasta tal punto que hace diez días albergó la primera edición de la Supercopa Argentina.
Otro dato adicional que aporta este estadio es la diferencia de costo entre una obra financiada en su totalidad por un estado provincial y otra que fue realizada con aportes de la Nación. Así, mientras Brizuela erogó 37 millones, el estadio de San Juan costó casi 50 millones de pesos más aportados por la cartera de Planificación Federal.
Pero la fiebre por la construcción de estadios en el interior del país no parece tener fin. Así, hace poco más de un mes el gobierno de Santiago del Estero del radical kirchnerista Gerardo Zamora anunció su intención de erigir un campo de juego para 30.000 personas en la capital provincial.
Polémica y ampliaciones
Pero la decisión de Zamora generó una fuerte polémica, ya que para avanzar con la obra impulsó la expropiación, por parte de la Legislatura provincial, de un predio de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE).En ese lugar funciona el Jardín Botánico, que depende de la Facultad de Ciencias Agrarias. Si bien la casa de altos estudios y sus alumnos resisten la iniciativa, la presión política del gobernador logró doblegar a los miembros del Consejo Directivo de la UNSE, que terminaron aceptando la pérdida del predio.
El auge de obras públicas deportivas kirchneristas también incluye una importante inversión en materia de remodelación de campos de juego ya existentes.
En este sentido, la organización de la Copa América el año pasado fue la razón principal para la inversión en la modernización de dos campos de juegos emblemáticos, como los mundialistas de Córdoba y Mendoza.
El importe total alcanzó los 41 millones de pesos, y el de Córdoba fue el más costoso (23 millones).
Un caso aparte fue el estadio Brigadier Estanislao López, del club Colón, de Santa Fe, cuya ampliación fue financiada en su totalidad por el club.
La lista de remodelaciones se completa con el Estadio Único de La Plata. Construido por orden de Eduardo Duhalde, el que más provecho político le sacó fue Daniel Scioli, que cuando llegó a la gobernación apostó por terminar con la instalación del techo de las tribunas, que había quedado congelado tras la crisis económica de 2001.
Más allá del costo de todas estas obras, nadie se ha quejado de la estética de los estadios. Una historia diferente a la que vivió el ministro Ramón Cereijo en el partido inaugural del estadio de Racing Club. Cuenta la leyenda que cuando llegó Perón y se sentó a su lado, y al oído le dijo: "¡¡¿Esta c. hiciste?!!".
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