Informe Especial, por Vicente Rojas
El gobierno de Santiago del Estero desmonta la ribera
del río Dulce y pretende desalojar a los
pobladores de la zona conocida como Boca del Tigre y Mal
Paso, en la zona norte de la capital
provincial, para realizar un proyecto de
urbanización cuyos detalles no se han dado a conocer.
Froilán González
El Patio del Indio Froilán ha sido, por más de
una década, un punto de encuentro de la ciudad capital con las raíces rurales
de la cultura santiagueña. Centenares de personas acuden todos los domingos a
compartir música y danza bajo la sombra de los árboles, donde los artesanos
labran bombos y las vecinas ofrecen empanadas y tortillas.
Completaban la visita los paseos al monte, a pie o
a caballo, y las charlas con vecinos ripieros y pescadores. El bosque ribereño
del Dulce mitigaba el calor en verano, albergaba aves e insectos y deleitaba a
los visitantes.
Hoy este emblemático lugar agoniza. Topadoras,
retroexcavadoras, aplanadoras y rolos, custodiados por un fuerte operativo
policial, destruyen rápidamente el monte, nivelan el terreno, rellenan lagunas
y acordonan los restos de vegetación para su quema. Estropean la vivencia de
casi una treintena de familias, que el Gobierno de la provincia de Santiago del
Estero pretende desalojar.
La urbanización abarca una superficie total de
60 has. en los sectores de Boca del Tigre y
Mal Paso, al norte de la ciudad. Los terrenos
fueron expropiados mediante las leyes 7110 y 7111 del 18 de diciembre de 2012,
sancionadas sin tratamiento alguno.El proyecto completo no ha sido difundido, ni mucho
menos sometido a debate público.
Las familias del lugar han obtenido información
dispersa a través de noticias difundidas en los medios, interpretando las leyes
de expropiación y por medio de rumores y “filtraciones”. Aparentemente, el
gobierno pretende construir un barrio de viviendas sociales (IPVU) y un barrio
privado, extender
la avenida costanera hacia el norte, realizar el
enlace de las rutas provinciales 211 y 208, parquizar áreas verdes y construir
un polideportivo con cancha de fútbol y otras instalaciones. Para ello sería
necesario desmontar el bosque de ribera y desalojar prácticamente a la
totalidad de la población. Únicamente quedaría exceptuado el Patio del Indio
Froilán, de poco más de una hectárea, donde habitan en total diez personas, todos de la
familia del conocido luthier de bombos.
“El patio sin su entorno no es nada” dice Teresa
Castronovo, compañera de Froilán González, que junto a él organiza la
tradicional marcha de los bombos en el mes de julio. “Nosotros nos enteramos
por la publicación en el diario y salimos a buscar respuestas”, explica
angustiada. Pese a que el gobernador personalmente les aseguró por teléfono que
a ellos no los desalojarían, la planificación inicial implicaba desplazar el
patio y la vivienda y eliminar las 4 has de monte nativo que resguardan a modo
de reserva.
El croquis de planificación se dio a conocer el 11 de enero de 2013 por una nota en el
diario. En febrero, la Fundación Patio del Indio Froilán presentó el proyecto
“Parque temático Kausayshta michas (mezquinando nuestra vida)”, con el fin de
darle un marco administrativo al área de conservación. La reserva consiste en
un pequeño bosque con predominancia de
algarrobos y talas. Sobresalen numerosas cactáceas típicas del monte
santiagueño, como quishkaloros,
ushbinchas y ulúas, que surcan la tierra y se
entrelazan con los árboles, otorgando un encanto especial al sitio. Entre las ramas vuelan
pájaros y en el suelo se observan cuevas de roedores y reptiles El visitante circula
por senderos que suben y bajan siguiendo el perfil del terreno, removido durante
la construcción del canal matriz, en la década del ‘60. Sobre estas hectáreas
la urbanización pretende armar el polideportivo.
Nacidos y criados
Las máquinas, pertenecientes a las empresas Conorvial
y Crisar, comenzaron a trabajar en febrero, sin previo aviso. Continuaron en marzo,
intensificaron su trabajo en abril y ya llevan desmontadas y niveladas unas 24
has en el sector norte y noreste. Hasta el día de hoy no se han detenido.
Los vecinos, alarmados, comenzaron a juntarse para
defender sus derechos. Se trata de unas 27 familias, 23 de ellas pertenecientes a una comunidad Tonocoté reconocida por el
INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas).
En su mayoría son poseedores con varias generaciones
de presencia en el lugar. Es el caso del Indio Froilán y de sus hermanos, nacidos
y criados en el lugar, y de doña Reina, camache de la comunidad. Algunas familias,
además del derecho posesorio, tienen título de propiedad. En ningún caso se cumplió
con el artículo 17 de la Constitución Nacional, que enuncia con claridad que toda
expropiación debe ser previamente indemnizada.
Lejos de velar por el cumplimiento de la ley, los
emisarios del gobierno buscan desarticular la solidaridad entre los vecinos
para quebrar su resistencia. “Del
todo tratan de dividirnos.
Vienen, nos hablan a algunos, nos prometen cosas,
dicen que tal o cual vecino ya ha firmado, que firmemos nosotros también. Nos confunden”,
enfatiza doña Reina.
Los vecinos iniciaron múltiples gestiones, golpearon
muchas puertas, pero no obtuvieron soluciones. Sí recibieron, en cambio,
amenazas de la policía y promesas inciertas de algunos políticos, que alternan
la intimidación con la seducción del dinero.
“Yo no quiero plata. Me estoy muriendo en vida con esto”, afirma doña Reina. Junto a su
familia prepara las empanadas que ofrece el domingo
en el patio. “Este es nuestro trabajo,
esta es mi vida, aquí tengo mi horno, aquí tengo
todo. Yo sin esto no soy nada”.
Muchos pobladores viven de extraer ripio y
arena, “mis hijos son jornaleros, siempre se han dedicado a vender lo que
juntan del río” dice doña Amelia, “si nos vamos de aquí ¿que van a hacer?”.
Todas las familias hacen uso de la pesca como suministro de carne durante gran
parte del año y para generar ingresos a través de sus ventas. En el “patio”
trabajan alrededor de 40 personas de la zona: cocinando, ofreciendo artesanías,
expendiendo bebidas y acondicionando el
lugar.
Se escuchan motores, las máquinas trabajan cruzando
el canal. De este lado, niños juegan
y pescan, sus risas amenizan lo irreparable. La
preocupación queda rondando, son estos mismos niños los que no duermen de noche y
preguntan a sus madres si al volver de la escuela va a estar su casa.
Defensa y suspenso
El pasado viernes 3 de mayo las máquinas retomaron
la actividad de desmonte en el sector conocido como Boca del Tigre, con un fuerte
operativo policial que custodiaba topadoras. Durante el martes 7 y el miércoles 8 se
vivieron momentos de tensión cuando la empresa pretendió arremeter sobre monte de propiedad
de la familia Gómez.
Los Gómez, son una familia con una antigüedad de
200 años en el lugar, y al igual que muchos pobladores no están dispuestos a
resignarse. Junto con sus vecinos hicieron uso del derecho legítimo de
autodefensa y lograron impedir parte del avance de las máquinas. No obstante,
su futuro se presenta incierto.
Entre tanto, los medios de comunicación no han
dado a conocer el conflicto: “aparecen,
pero luego no publican lo que nos sucede”.
No es
más que una historia de injusticia
y resistencia como tantas otras, que ya ni siquiera
es noticia.
“Esto es igual, yo lo ví, esto es igual ”El
modus operandi que utiliza el gobierno para este tipo de operación es monótono.
Incluso el calendario se repite. Así, la construcción
de un canal que atraviesa el Bº Los Flores, al sur de la ciudad capital, fue
decidida por ley en diciembre de 2009. Las obras se iniciaron en enero de 2010,
sin previa audiencia pública y en medio de un fuerte operativo policial con la
presencia del
Juez Coria Vignolo. Los vecinos y vecinas se
resistieron con energía, a pesar de ser violentamente reprimidos. Tampoco allí faltaron
los punteros políticos que oscilaban entre la promesa dudosa y la amenaza
velada.
Referentes de ese barrio afirman: “aprovechan la
época de las fiestas para aprobar leyes porque uno tiene la cabeza en otra cosa
y para meterse pleno enero porque hay feria judicial y no se puede hacer
ninguna defensa”. En la ocasión tampoco se cumplió la indemnización correspondiente
por la afectación de terrenos.
El 28 de diciembre de 2012 la legislatura provincial
sancionó también, sin tratamiento ni consulta pública, la desafectación parcial
de la Reserva Natural Urbana y del Jardín Botánico para construir un estadio de
fútbol y una estación del irrisorio “tren del desarrollo”.
En el caso de Boca del Tigre, a la falta de
debate previo y a la ilegalidad del procedimiento se añade un alarmante grado de
improvisación. Inicialmente, mediante las leyes del 18 de diciembre, se
expropiaron 42 has. Pero el 23 de abril de 2013 la Cámara de Diputados de la
provincia amplió la expropiación a 60 has, aduciendo la necesidad de incluir
terrenos para equipamiento social, comunitario, recreativo, cultural y de infraestructura
para los futuros vecinos. La imprevisión y ligereza con la que se maneja un
proyecto de esta envergadura salta a la vista, aunque lamentablemente no
sorprende.
Es triste constatar que una vez más son las propias
autoridades de gobierno las que, en lugar garantizar a los ciudadanos el ejercicio
de sus derechos, los atropellan sin miramientos.
Proyecto de urbanización. Todo el lugar sin monte y
el Patio de Froilán frente a polideportivo y rodeado de casas.