Suma aliados y trata de impedir que la oposicion domine comisiones de peso
El oficialismo se apresta para la próxima gran batalla en el Congreso: ha decidido enfrentar a la oposición para preservar, a toda costa, los principales espacios de poder de la Cámara de Diputados después del 10 de diciembre. Para eso ya puso en marcha un operativo, que consiste en captar legisladores opositores con favores políticos y recursos del Estado, destinado a recuperar la mayoría que perderá con el próximo recambio legislativo.
La ofensiva oficialista activó las alarmas de la oposición, y un sector, encabezado por el PJ disidente y Pro, reúne argumentos para tratar de quedarse con la presidencia y la vicepresidencia primera de la Cámara baja, dos cargos decisivos para la suerte de las leyes que se aprueban en el cuerpo. Los diputados que responden a Julio Cobos alientan también esta jugada.
Para la UCR y la Coalición Cívica, la clave está, en cambio, en desplazar al kirchnerismo de la mayoría que hoy tiene en las comisiones. Argumentan que sólo así la oposición tendrá alguna posibilidad de llevar proyectos propios al recinto -cosa que hoy raramente sucede-, como también de interpelar funcionarios e investigar actos de corrupción. Esos son dos propósitos que la oposición se juramentó a impulsar después del 10 de diciembre.
Pero el oficialismo actúa como si no hubiera perdido las elecciones. "Ni en sueños le vamos a ceder a la oposición la mayoría en las comisiones, al menos en las estratégicas", dicen, con el argumento de que eso implicaría ceder la llave del presupuesto o de las leyes electorales.
La diputada electa y líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, advirtió que "la oposición ganó las elecciones y, por lo tanto, debe controlar las comisiones. El oficialismo debería ocupar la presidencia de la Cámara, pero si no respeta el voto popular la oposición condicionará ese apoyo".
En el mismo sentido se expresó el jefe del bloque radical, Oscar Aguad: "Hay una nueva mayoría y es de la oposición. El oficialismo debe respetarla".
Distintos referentes de la centroizquierda -Solidaridad e Igualdad, Proyecto Sur y el socialismo- se inclinan más por la opción de que la oposición recupere poder en las comisiones.
Este sector, que sumará unos 15 legisladores, será el fiel de la balanza tras el recambio legislativo, pues ya anticipó que no acompañará medidas opositoras que atenten
contra la estabilidad del Gobierno, aunque sí cree prioritario un mayor control sobre la administración.
En el oficialismo toman distancia y actúan como si el resultado electoral no motivara cambios de relevancia. "No vamos a darle a la oposición la llave de la gestión. Y tampoco vamos a entregar la presidencia del cuerpo; la tradición parlamentaria indica que ese cargo le corresponde a la primera minoría, y nosotros la tendremos", se oyó en uno de los principales despachos oficialistas.
Con enorme confianza, el kirchnerismo está convencido de que mantendrá su hegemonía en el cuerpo con el apoyo de nuevos aliados.
Gracias al manejo de los millonarios recursos del Estado, el Gobierno logró doblegar en lo que va del año a varios legisladores opositores cuyas provincias se hallan en situación de crisis fiscal. Así, se llevó para su redil a los diputados radicales por Corrientes que responden al gobernador saliente Arturo Colombi, como también a los fueguinos de ARI que obedecen a la gobernadora Fabiana Ríos.
En el borde, con un pie en el oficialismo y en la oposición, se ubican los diputados por Catamarca que responden al radical Eduardo Brizuela del Moral y los legisladores del Movimiento Popular Neuquino, que la semana pasada votaron a favor del paquete presupuestario 2010 y, con él, la concentración de los recursos en manos del Gobierno.
Pero la conquista de la que más se ufana el oficialismo es la de Julio Ledesma y Patricia Gardella, de Unión Pro. Ambos votaron también el presupuesto 2010 para sorpresa de sus compañeros de banca, lo que anticipó su pase sin escalas al oficialismo. Francisco de Narváez reaccionó indignado, máxime porque Ledesma renovó su banca por su lista por otros cuatro años. Por eso, lo denunció públicamente por "traición" y accionó ante la Justicia para impedir su juramento en diciembre.
A estos aliados, el oficialismo espera sumar referentes de la centroizquierda ?apuntan al bloque del bonaerense Martín Sabbatella y del porteño Pino Solanas? y seducirlos con proyectos revestidos de tinte progresista, como lo hicieron con la ley de medios.
El resultado del 28 de junio había dejado al kirchnerismo ante el panorama de un bloque diezmado, de menos de 100 legisladores, en la Cámara de Diputados que nacerá el 10 de diciembre. De esa manera, quedaría obligado a sumar una gran cantidad de aliados para alcanzar el quórum de 129 diputados y sancionar leyes importantes. Pero las fuentes del oficialismo sugieren que la negociación con los bloques ganadores de las elecciones no será necesariamente la táctica para legislar.
Pelea de poder
La bronca que acumula la oposición augura una fuerte pelea por poder. "El oficialismo hace gala de la falta de respeto absoluto por las instituciones: impone dictámenes con mayorías cooptadas en tiempo récord. Ellos mismos desprecian las reglas escritas y no escritas del Congreso, lo que habilita a la oposición a pelear por todos los espacios de poder de la Cámara baja para recuperar, cuanto antes, la calidad institucional que votó la gente", enfatizó Daniel Katz (Concertación), brazo derecho del vicepresidente Cobos.
También Felipe Solá, diputado electo del PJ disidente, arengó a dar pelea. "Néstor Kirchner tiene una enorme capacidad de daño; si él juega al póquer con cartas marcadas, nosotros no podemos jugar al dominó; debemos ser duros", enfatizó.
El oficialismo se abroquela y confía en que la dispersión opositora lleve más agua a su molino. "El libro de pases se abrió, pero al revés: va a haber más sorpresas con más diputados que se acercarán a nosotros", se ufanaba, enigmático, un encumbrado diputado peronista.
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