Empresas...¡ ¿ Y los empresarios ?

Junto al arribo de Gerardo Zamora al poder, los santiagueños somos testigos del nacimiento de una nueva generación empresarial en constante crecimiento.
Esta nueva modalidad en el mundo de las variables económicas se caracteriza, por su particular modo de actuar: Son empresas sin empresarios.

Se integran y la conforman, hombres y mujeres de los más variados extractos sociales, los hay independientes, prestanombres, profesionales, empleadas domesticas, etc.. Un solo requisito se exige: No estar inhabilitado por la Justicia ni por el BCRA. Para acceder a los beneficios comerciales que a diario se subastan al mejor postor en Jefatura de Gobierno de la provincia.

Allí radica el éxito de sus negocios y las pingues ganancias a cosechar. Sin importarles mínimamente de las sospechas sociales, desfilan a diario por su despacho, personajes de toda calaña en busca del oportuno negocio que lo lleve al enriquecimiento fácil. Es que la administración en general constituye una cuadricula bien controlada desde Jefatura de Gabinete, por la que se dividen las oportunidades comerciales. Cada sector con un patrón o encargado oficial de colectar y un recaudador central cual forma el vértice en la pirámide de corrupción: “Sugus”.

Estos señores, lejos están de realizar inversiones de riesgo, menos aun, generadores de empleos. Por el contrario, son desleales comerciantes que vulneran y afectan toda la actividad económica, destruyen las fuentes laborales, afectan al salario, desnaturalizan la actividad comercial generando una competencia desleal haciendo desaparecer oferta y demanda. En definitiva, son estos los "falsos empresarios" que actúan al ritmo de la prebenda y bajo el signo del "retorno oficial" con vida efímera signada al ciclo político.

Esta situación jamás fue tan evidente como al presente. Las coimas siempre lo fueron de la "sospecha pública", lo mismo que el ilícito enriquecimiento de los funcionarios públicos. Hoy, ante su evidencia incontrastable lo son de "dominio público" y así lo aceptamos con sumisa resignación, como algo normal.
Ya no sorprende el modo escandaloso en que se dilapidan millones de pesos en la compra de bienes y servicios que nunca llegan a los humildes y necesitados. Tampoco la degenerada exhibición patrimonial que a diario vemos en los funcionarios y sus familiares. Ninguno de nuestros representantes puede justificar mínimamente tamaño crecimiento patrimonial, con su actividad antes del cargo público. Pues quien no se encontraba inhibido o fallido comercialmente, lo estaba inhabilitado por el BCRA. Hoy sus únicos ingresos ( sueldos ) no le son suficientes para justificar su patrimonio en el Balance Moral de la Sociedad.

De donde entonces tanto dinero? De los réditos que deja la función pública, de los sobornos, coimas y retornos que reciben de aquellos falsos y efímeros empresarios, verdaderos prebendarías del privilegio oficial.

Pero su costo lo pagamos todos los ciudadanos, con malos servicios públicos, un engañoso asistencialismo social, una salud publica deficitaria, magros salarios, trabajadores precarizados, obras publicas sobrefacturadas, etc. En definitiva con un 20 o 30 % menos en la calidad y cantidad de servicios para el pueblo e igual porcentaje de reducción en la obra pública. Números estos coincidentes a los valores que abonan los empresarios por "comisión" en pago de los favores recibidos.-