El Gobierno de la Provincia, encabezado por el Dr. Gerardo Zamora, no
cesa en las maniobras que rozan la ilegalidad, sin importar si se trata
de obras, personas o como en este caso de una institución deportiva.
Hace unos meses, por decreto, se “apropió” del Club Atlético Social
Pinto. Para decirlo de una manera más elegante, decidió intervenirlo a
través de una junta normalizadora, que iba a cumplir sus funciones por
dos meses. Ya pasaron más de 90 días y la situación empeora.
Esta comisión, o como dicen los pinteños “el triunvirato”, está
compuesta por Luis Céspedes, su esposa Silvina Acosta y Darío Porcel y
recibió del Ejecutivo provincial un subsidio de $40.000 con el fin de
mejorar y sanear la institución, pero el dinero en lugar de ser usado
como corresponde o depositado en una cuenta del club, fue a parar en una
cuenta personal de uno de los normalizadores, por lo que los vecinos
dudan a esta altura del verdadero destino que tuvo el subsidio. Sin
embargo, los organismos oficiales en encargados de controlar y verificar
que se cumpla el fin primigenio de esta intervención, brillan por su
ausencia en la ciudad de Pinto.
Pero esta situación no termina allí. El Club Atlético Social de la
ciudad es lugar por excelencia que tienen los habitantes para realizar
deportes, además de contar con un equipo de fútbol, aunque esto poco
parece importarles a Céspedes, Acosta y Porcel, quienes dispusieron
impedir el acceso libre a la institución, cobrándoles hasta a los
propios deportistas para poder hacer uso del mismo y entrenar. Una
verdadera vergüenza, más teniendo en cuenta que el próximo mes de
octubre se cumple un nuevo aniversario del club y como cada año está
previsto un campeonato de fútbol, uno de los más conocidos del país por
su historia y que reúne a toda la familia pinteña.
Los ciudadanos se encuentran realmente preocupados, ya que este
acontecimiento será administrado por estas tres personas de escasos
vínculos con la institución, sin conocimientos ni experiencia como
dirigentes deportivos, lo que hace presagiar que estos tradicionales
festejos resulten en un verdadero fracaso y sumiendo a los habitantes de
Pinto en la desazón, por ver a esta prestigiosa institución que está
siendo destruida de a poco, ya que ni siquiera se realizan las tareas
más elementales como la limpieza y el mantenimiento, todo por el
capricho de gente puesta a dedo por el gobernador Zamora.
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