La Corte Suprema de Justicia de la Nación suspendió la elección de
gobernador y vice en la provincia de Santiago del Estero mediante una
medida cautelar, en el marco de una causa iniciada por la Unión Cívica
Radical provincial en contra de la candidatura a una re-reelección,
explícita y claramente prohibida en la constitución provincial, del
actual mandatario Gerardo Zamora.
Haciendo una extraordinaria exhibición de potencial actoral, repetía
usted hasta hace algunos meses que debía pensar bien si se presentaba
como candidato a gobernador, y cito: “es una aspiración que no está en
mi agenda”.
“Nosotros es un tema que no estamos discutiendo, agradezco siempre el
gesto y la buena intención, pero lo importante es la continuidad del
proyecto. Los hombres somos siempre transitorios”
Pero ahora que la Corte Suprema de Justicia dicta una cautelar
suspendiendo “el deseo de un pueblo feliz que lo aclama y lo unge”,
usted reacciona eléctricamente y defenestra a la Corte Suprema,
acusándola de intervenir intrusamente en las decisiones soberanas y
autónomas de la justicia provincial, y convoca a una banda de sofistas
jurídicos para que apelen esta medida con argumentaciones
bochornosamente forzadas y acomodaticias, en la pretensión de legalizar
sus imperiales aspiraciones. Apelación que esperamos ansiosos, por que
seguramente será un excelente guión que se podrá presentar con rotundo
éxito en un show de Stand Up para juristas serios y respetuosos.
“Los hombres somos siempre transitorios”. Pero usted se exacerba
hasta el desquicio con esta cautelar, y prosigue con los actos de
campaña pero no ya promocionándose y proponiendo futuro, obras y
proyectos, sino criticando y atacando tanto al supremo tribunal como a
quienes hicieron la presentación advirtiendo la irregularidad de su
postulación.
“Los hombres somos siempre transitorios”. Pero entra en desesperación
furiosa como si la Corte, al negarle a usted la posibilidad de
continuidad, le hubiese cortado la barra de dirección a la provincia,
como si la hubiesen dejado sin volante, cuesta abajo y sin frenos.
“Los hombres somos siempre transitorios”. Pero organiza una “caravana
de la victoria”, pretendiendo con eso impresionar a la Corte, en la
ingenuidad de que una buena manifestación de poderío habrá de hacer
recapacitar a los ministros, y entenderán de una vez que si lo pide una
multitud, debe ser satisfecho. Aun cuando esa “caravana de la victoria”
es en realidad “el desfile de los rehenes”, por que son todas las
camionetas de las reparticiones de gobierno, más los camiones de las
constructoras “amigas”, más los miembros del inmenso “club de las 4×4”,
más miles de remises desbordando empleados públicos, contratados, planes
trabajar, desocupados “alquilados por un día”, hinchadas de clubes de
fútbol completas, y cuanto sujeto coaccionable o arrendable hubiere en
la provincia.
“Los hombres somos siempre transitorios”. Pero en vez de acatar
respetuoso y en silencio la medida de la Corte, le habla a la gente de
este fallo con furia, provocando en muchos el sentimiento de estar
siendo víctima de una injusticia, de un despojo, y propiciando a la vez
el descrédito y rencor hacia el máximo tribunal de justicia de nuestro
país.
“Los hombres somos siempre transitorios”. Pero se aferra al cargo, y a
esa pequeñísima, remota, enclenque, agonizante posibilidad de ser
habilitado para otro mandato, como un náufrago en medio del océano y
rodeado de tiburones se aferra a una tabla. Como si su cuerpo solo
pudiese sobrevivir llevando una vida estilo gobernador.
“Los hombres somos siempre transitorios”. Pero hace días y noches,
desde que se conoció la cautelar, busca entre sus más cercanos al más
sumiso, al más manejable, al menos ambicioso o al más confiable, de
última, para colocarlo como pantalla visible de gobierno, mientras usted
digita, ordena y ejecuta todo tras telón.
“Los hombres somos siempre transitorios”. Debería definir claramente a
quiénes se refiere cuando dice “hombres”, por que usted no se inserta
en la sentencia que pronuncia ya que aspira a la eterna permanencia.
Mientras que a sus adversarios los condenó a la extinción, sin siquiera
permitirles el derecho a una breve transitoriedad.
Pero usted y todos sabemos cuál es la verdad. A usted poco le importa
si nuestra autonomía fue violada o no. No lo enerva que un tribunal
“capitalino” haya anulado un fallo de una jueza provincial. No lo
exalta, como pregona por ahí, que supuestamente se haya pisoteado el
federalismo. No. A usted lo que lo tiene fuera de sí es su paranoia. Por
que usted padece por estos días la más angustiante de las paranoias: la
paranoia de los tiranos. Por que usted, cobarde y desproporcionadamente cruel, persiguió a los
débiles y les tiró encima todo el aparato, como si fueran enemigos
tamaños.
Por que usted ejecutó, o mandó ejecutar, venganzas con extrema saña,
desorbitadas, contra aquellos que “atentaron” contra usted y su gobierno
criticándolo, denunciándolo, negándose a ser cómplices, presentándose
como opositores, no consintiendo sus ilegalidades, investigando sus
actividades nada claras, revelando entramados ilícitos y negocios
incompatibles, dando a conocer sus abusos de poder y sus apañamientos a
delincuentes.
Por que usted asfixió a ciudadanos, disgregó familias, envenenó
mentes, llenó de rencor a personas justas y honorables, enalteció con
cargos extraordinarios a malhechores codiciosos, y suprimió hasta casi
la inexistencia a los más honestos y decentes.
Y por el terror que le provocan las “devoluciones” de quienes
padecieron todo esto es que usted tiembla de solo pensar que puede
quedar sin el “blindaje” que le dan un banda y un bastón.
Una paranoia que le presenta en cada ciudadano al hijo de un padre
deshonrado, a la madre de un hijo ultrajado, a la esposa de un hombre
mancillado, y al marido de una mujer ultrajada, con los que debe verse
cara a cara y sin la docena de custodios que habitualmente lo acompañan
mimetizados de simpatizantes, asesores o comunes transeúntes.
Una paranoia desbocada que le lleva el sueño y le agita el pecho, por
que en cada rostro cercano ve el rostro de Marco Junio Bruto, y hasta
una lapicera, un pincel, un paraguas y lo que sea que una mano aferra le
devuelve la imagen de un puñal justiciero.
Una paranoia que le proyecta una película en la que se ve
compartiendo celda y destino con el ex intendente Julio Alegre, por obra
y mano de los mismos verdugos que hoy responden a usted con criminal
lealtad.
Y le decimos, aunque de poco le sirva para el sosiego y el sueño, que no
debería preocuparse por los hombres y mujeres como nosotros, comunes,
sencillos, cotidianos, por que nos conformamos con solo la
igualdad, el respeto y los derechos, y rara vez, o nunca, nos dormimos
con rencores ni anhelamos revanchas. Pero tenga extremo cuidado de sus
propios “generales”, por que son ellos los que en este momento están
viendo su debilidad y su tambaleo, y no van a dudar en darle el
empujoncito de gracia.
Y si por algún caprichoso designio fuera usted habilitado para
candidatearse, y lograra acceder a un tercer período, que su primer acto
de gobierno sea enmendarse completamente resarciendo a los que hirió;
disculpándose ante quienes ofendió; componiendo lo que destruyó, y
compensando a los que despojó.
Hágalo recordando todo lo que pasó por su mente durante los días en
que estuvo, solo, frente al abismo.
Vos podes ser parte de Codigo Rojo, Envia tus fotos, videos o denuncia a: Codigorojo98@hotmail.com
Director; VICENTE ROJAS - Somos la voz de los que no tienen voz, Envia tu denuncia a codigorojose@hotmail.com
martes, 29 de octubre de 2013
2 comentarios:
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HASTA LOS TIRANOS TIEMBLAN ANTE QUIEN NO SE LES SOMETE...
ResponderEliminarMiguel Angel CONCHAT
DNI. 7.195.956
PRESO POLÍTICO padeciendo el sexto año ininterrumpido de cautiverio sin haber sido sometido a juicio ni pesar sobre su persona sentencia condenatoria alguna !!!
Podrían citar fuentes no? Esta nota no es de ustedes sino de http://elotropais.net/2013/10/28/la-paranoia-de-los-tiranos/. Vamos muchachos.... Igualmente gracias por levantar nuestro trabajo
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