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domingo, 10 de noviembre de 2013

El descalabro institucional en la provincia de Sgo del Estero

Un mendocino que fuera funcionario de la Intervención Federal de Santiago del Estero nos cuenta -desde su propia experiencia- el descalabro institucional de esta provincia argentina, donde un gobernador radical K hizo declarar "inconstitucional" el artículo de la Carta Magna provincial que prohibía su re-reelección y, ante el fracaso de tan burda maniobra, nombró a su esposa -sin experiencia política alguna- como su sucesora.



Cuando el 24 de marzo de 2005 el Interventor Federal Pablo Lanusse entregaba el poder en Santiago del Estero al triunfador en los comicios más limpios de su historia y de los que se sucedieron después, el intendente radical de la ciudad capital Gerardo Zamora, se abría una expectativa optimista en la opinión pública.

Con el triunfo del radicalismo y su frente cívico, liderada por una nueva generación, se pensaba y así se escribió en medios de todo el país, que la etapa grotesca y decadente del juarismo que sumió en el atraso, la pobreza y la desesperanza a un pueblo sufrido, laborioso y hospitalario, había concluido para siempre.

Como un ejemplo de la farsa del juarismo, el que esto escribe, siendo ministro de la Intervención, comprobó que de los escasos doce inspectores de trabajo de su cartera seis apenas tenían estudios primarios y los restantes seis inspectores eran analfabetos, encima un dirigente sindical amenazó con una huelga si afectaba el cargo de los "compañeros". Alguna vez se describió al viejo régimen de Juárez diciendo que a su lado el Macondo de García Márquez y su realismo mágico era Manhattan.

Sin embargo, las esperanzas puestas en el fortalecimiento de la democracia republicana en Santiago del Estero han sido defraudadas y esa provincia, con el nuevo régimen, sigue siendo peor que Macondo, con menos libertad y más corrupción (exhibidas impúdicamente), que antes. Un Poder Judicial en comisión por largo años, con un Superior Tribunal compuesto en su totalidad por el oficialismo y sin trayectoria académica ni en la magistratura, fueron mostrando su dependencia del gobernador.

La dependencia para subsistir de los medios de prensa de las pautas publicitarias oficiales hicieron desaparecer, de los mismos a los dirigentes opositores, salvo en forma limitada un par de semanas antes de los comicios para salvar las formas.

Superficialmente se aprecian grandes cambios, obras públicas, barrios de viviendas, hospitales, pero en los hospitales del interior no hay médicos ni enfermeras ni mucamas.  El 75% de los alumnos de 16 años de sus escuelas públicas no saben interpretar un texto ni entienden matemáticas. Se pavimentan rutas en zonas sin gente ni producción y se postergan las que comunican con las tierras más productivas, elevando el costo de los fletes. La mitad de la población carece de agua potable y un porcentaje mayor de cloacas.

La tasa de semianalfabetismo, mortalidad infantil y pobreza es, con Formosa, la más alta del país y lo mismo pasa con los sueldos de los agentes estatales.  Sin embargo, se construyó un aeropuerto costoso en Termas de Río Hondo para dos vuelos semanales, que le fueron quitados a la ciudad capital. Este aeropuerto está a sesenta kilómetros de los que sirven a Santiago del Estero y a otro tanto del que posee Tucumán.

La Constitución fue reformada al poco tiempo de iniciarse el primer mandato de Zamora; la ciudadanía de Santiago quería la reforma y el gobierno fue sensible a ese reclamo. Se estableció un período gubernativo de cuatro años para el gobernador y el vice con una sola reelección quedando inhabilitada recíprocamente otra reelección. Los convencionales constituyentes con el apoyo explícito del gobernador introdujeron una cláusula transitoria estableciendo expresamente que el mandato que ejercía el doctor Gerardo Zamora se consideraba el primero de la nueva Constitución.

El gobernador destacó públicamente que de esta manera se diferenciaba del pasado cuando el juarismo entendía el poder como un patrimonio personal del matrimonio de Carlos Juárez y su esposa Nina Aragonés.  Así se evitaban también las interpretaciones que posibilitaron la re-reelección de Eduardo Angeloz en Córdoba o los intentos de Carlos Saúl Menem de lograr lo mismo por fallo de la Corte.

Sin embargo, una oligarquía compuesta por dirigentes políticos del oficialismo, a la que se agregaron intendentes de extracción justicialista que no soportaron estar fuera del calor oficial, y una caterva de proveedores estatales y contratistas de obras públicas cuyos sobreprecios son escandalosos, patrocinados por Julio de Vido, junto a sindicalistas bien rentados por el presupuesto gubernativo, comenzaron a pergeñar la perpetuación en el poder del nuevo caudillo del restaurado feudo, electivo, de Santiago del Estero.

Así lograron (después de desplazar del cargo que ejercía en comisión y que había ganado por concurso a un prestigioso funcionario judicial) que una jueza civil y comercial llamada Andrea Suárez fallara declarando la "inconstitucionalidad" de un artículo de la Constitución provincial, fallo comunicado en pleno proceso electoral especulando con no dar tiempo a la Corte para expedirse.

Para estupor de la oligarquía gobernante la Corte de la Nación, en un fallo ejemplar, suspendió el proceso electoral en cuanto a la elección del gobernador, destacando que no se puede reformar la Constitución votada por los representantes del pueblo de la provincia por una interpretación judicial. Y aludió a los costos que ha pagado el país por tropelías cometidas en otros tiempos en la república.

El gobernador ahora reacciona postulando a su esposa -de nula actuación política- como quien regala una alhaja o un auto. La provincia retrocede a un concepto patrimonial del poder, con discurso de federalismo declarativo y en el rol de víctima cuando dice que los analistas nacionales lo critican porque creen que una provincia pobre no tiene derecho a las obras que construye. En el discurso del candidato a vicegobernador, actual ministro de gobierno y ex informante de Musa Azar, el señor Neder opinó sobre los miembros de la Corte como "cuatro irrespetuosos de la democracia y que si bien no sabe si el plexo legal está bien o mal no puede estar por encima de la voluntad popular".

Un verdadero acto de fe fascista pues creen que la Constitución y las leyes están al servicio de mayorías circunstanciales, logradas aprovechando el miedo de una población que depende del empleo público y las limosnas del poder, para subsistir.

El norte argentino es un ejemplo claro que el desarrollo no depende del flujo de fondos, sino de la cultura imperante, que en este caso es de sumisión atávica a los poderosos de turno. Por eso una provincia potencialmente rica, no asegura un nivel de vida decoroso a sus hijos.

Santiago del Estero es otra muestra de la farsa kirchnerista, disfrazada de progresismo cuando en realidad es tan reaccionaria que por sobre las instituciones privilegia las apetencias de una oligarquía sin ninguna de las virtudes de los viejos patriciados provincianos pero agravados en sus carencias y defectos.

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