Desde
hace varios años, por ésta misma columna denunciábamos la inusitada
penetración de la droga en nuestra provincia. Era una realidad evidente y
palpable cual nadie se animo investigar, por complicidad, temor,
sociedad o negocios espurios entre jueces, policías, poder político y
narcos.
Juez de crimen de 2a nominación Ramon Tarchini Saavedra |
El flagelo como su
indiferencia nos obligó a modo de excitar a las autoridades competentes
tomar cartas en el asunto, exhibir un extenso vídeo de 45 minutos de
filmación, donde nuestra policía provincial inspecciona un automóvil de
cuyo interior secuestran: armas de fuego, drogas (cocaína y
marihuana) y una fuerte suma de dinero. No quedaban dudas, las pruebas
eran abrumadoras, aquel rodado estaba afectado al trafico y venta de
estupefaciente en nuestra provincia.
Del hecho, ninguna autoridad judicial se hizo eco, todo se arregló internamente y a los pocos días el mismo automóvil circulaba por las calles de nuestra ciudad.
Del hecho, ninguna autoridad judicial se hizo eco, todo se arregló internamente y a los pocos días el mismo automóvil circulaba por las calles de nuestra ciudad.
Claro,
el automóvil pertenecía como depositario judicial al ya, Juez
Ramón Tarchini Saavedra desde cuando era fiscal en el juzgado de crimen de 5a nominacion. Y SIENDO DEPOSITARIO JUDICIAL LO HABIA VENDIDO AL RODADO, y en él se conducía un policía de apellido Cáceres, amigo del
magistrado y hermano de un dealer local. La documentación encontrada en su interior no dejo margen a duda de esta verdad.
Video subido a la red por el administrador del sitio Escrachalo
Pasó el tiempo:
Pasó el tiempo:
Aquel hecho, ocultado a las autoridades nacionales en impune por cierto, jamas fue investigado. Luego vinieron las cocinas rodantes de cocaína que
operaban en los montes santiagueños. Por denuncia de los lugareños,
la policía provincial no tuvo más opción que "voltear" una de ellas a
orillas del Río Dulce, a pocos kilómetros de la capital. Este hecho tampoco tuvo mayor investigación y nunca existieron personas detenidas. El
narcotrafico estaba instalado con toda su logística en nuestra
provincia. Le siguieron, inversores extranjeros y la apropiación a cargo
de políticos locales y testaferros de grandes extensiones de campos;
todos al presente improductivos, sin explotación alguna, pero con
"guardias blancas" armados en su interior.
Por sus cielos, suelen verse
frecuentes aviones en vuelos razantes y camionetas 4x4 que recogen
bultos, a la vista de atemorizados campesinos que se niegan comentar lo
que sucede monte adentro.
El desmadre de las mafias:
Las
complicidades, políticas, policiales y judiciales rápidamente
se expandió entre los narcotraficantes extranjeros. Fueron varios los
carteles (mexicanos, colombianos, bolivianos, paraguayos) que veían en
Santiago del Estero la "meca" para sus negocios. Ubicada
estratégicamente en el centro norte del país, con acceso internacional
por aire y tierra sin controles adecuados, "la meca" en poco tiempo se convirtió en la "chicago del norte argentino"
en su lucha por ganar mercados internos e internacionales (Chile,
Europa, etc.).
Esa la lucha narco comenzó a dejar huellas de muertes en
nuestra sociedad. Los asesinatos del policía Jonathan Barrera como la
del campesino Julian Dominguez, sean las ejecuciones o "narcohomicidios" más emblemáticos
al presente. Pero exieten muchos otros homicidios, llamativos suicidios
y hasta desaparición de personas que nadie quiere investigar.
Leonardo Exequiel Gallo:
Este
joven de 29 años, adicto al consumo de droga y ferviente hincha del
club Central Córdoba, tal vez por necesidad económica o motivado por su
enfermedad, aceptó la tarde del 25 de abril del 2012 trabajar como
"cuidador de un campo" en la Localidad de Nueva Esperanza (Dpto.
Pellegrini) en un principio contratado por Inmobiliaria Norte, a
solicitud de su propietario Daniel Humberto Diaz.
El
trabajo le consiguió su amigo Ramón Eduardo Castillo (a/cata) jefe de la
barra brava del club del Oeste y, junto a Gallo, pernotaría por 15 días
en el campo " Runa Caspi" Jorge Argañaraz. Desde aquel día, Leonardo
Exequiel Gallo no regreso nunca más a su domicilio. Han pasado mas de un
año y medio y su búsqueda a sido infructuosa.
La
investigación de su desaparición la lleva adelante el
Juez Ramón Tarchini Saavedra (el mismo magistrado en
cuyo automóvil la policía encontró estupefaciente). Según el abogado de
la familia Gallo, luego de su desaparición, Ramón Castillo, junto con
Argañaraz y altos jefes de la policía provincial ingresaron sin orden de
autoridad alguna al inmueble rural, desde donde supieron secuestrar
elementos de propiedad de Gallo, machetes, palas y otros elementos que
nunca formaron parte en la causa judicial.
Hoy
la desaparición y muy segura muerte de Gallo continua siendo un
misterio. El Juez Tarchini, poco o nada hace por investigar los hechos,
esta cómodo con la no aparición de la persona o cadáver. Pero la droga y su
complicidad esta presente a lo largo de toda la investigación. Razón por
la cual, el abogado de la familia esta próximo a solicitar la
intervención de autoridades nacionales en su
investigación, sabiéndose de la poco o nula honestidad y probidad de
aquel magistrado, fuertemente sospechado y siempre vinculado a delitos
resonantes, TODOS IRRESUELTOS, manteniéndose en su función gracias al
parentesco político con el actual gobernador Gerardo Zamora del cual
hace gala.
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