Hoy por hoy, la batalla electoral de octubre se está reduciendo a múltiples combates de trincheras entre las mismas filas opositoras mientras el kirchnerismo aprovecha para aumentar su ventaja. No es un secreto que el ministro de gobierno de Daniel Scioli, Eduardo Camaño, estaría negociando con una decena de intendentes radicales un corte de boleta a favor del gobernador.
Simultáneamente, operadores kirchneristas en las secciones electorales primera y tercera están tomando contacto con las terceras y cuartas líneas del duhaldismo para hacerles una tentadora oferta: que se crucen de bando ahora a cambio de ser reincorporados a las filas oficialistas. La idea sería debilitar las posibilidades del Frente Popular para disponer el 23 de octubre de una estructura de fiscalización que permita evitar maniobras fraudulentas. Este riesgo de vaciamiento, que podría tener consecuencias graves para Duhalde, tiene su explicación. A nivel de intendencias y concejalías, los seguidores del ex presidente ya perdieron la esperanza ante la aspiradora del FpV. Todo el esfuerzo está puesto ahora en las candidaturas de Hilda Chiche Duhalde para senadora nacional y Carlos Brown, Graciela Camaño y Carlos Ruckauf para diputados nacionales, lo que podría hacer que los dirigentes locales, ante la falta de premios para su esfuerzo, emigren rápidamente. En Mendoza, por ejemplo, el vicegobernador Cristian Racconto, duhaldista, dejó de apoyar al candidato de Unión Popular, José Michelli, para pasarse a las filas del radical Roberto Iglesias. Toda una señal de la movilidad que se está dando.
Cortar la hemorragia
Sin embargo, en este panorama, los radicales tampoco tienen mucho que festejar. La proyección mediática de Hermes Binner como el supuesto polarizador del voto opositor en la primera vuelta amenaza con erosionar el ya disminuido caudal de la UCR. El caso es que ya son tres los candidatos a gobernadores y muchos los legisladores que aumentan la presión para no ir pegados sólo a la boleta de Ricardo Alfonsín sino también a la de Hermes Binner o a la de Elisa Carrió o, en el mejor de los casos, a la de los tres, en las típicas colectoras. Algunos no descartan, incluso, ir sin candidato a presidente luego de la pobre performance de la oposición en las primarias. ¿Llegará el efecto a otras provincias? El panorama en La Pampa, Entre Ríos y Mendoza todavía es confuso. Por ejemplo, en La Pampa, el candidato a gobernador y presidente de la UCR, el senador nacional Juan Carlos Marino, explicó que “es la justicia electoral la que va a definir si se puede el doble enganche o si vamos sin boleta presidencial”. Esto se cerraría a mediados de septiembre, cuando venza el plazo legal para oficializar la boleta.
Con el nuevo y rígido esquema legal que impide la recomposición de las fórmulas, Alfonsín y Sanz se aprestan a negociar con Binner este curioso sistema de doble enganche que viene impuesto por el sálvese quien pueda de los dirigentes locales. Se trataría, en definitiva, de un emparche para que la UCR conserve intendencias y bancas y minimizar así la crisis partidaria que fatalmente empezaría el 24 de octubre. El denominador común de los temores radicales es ahora que Binner termine absorbiendo un alto porcentaje del voto radical, dejando al centenario partido raleado en los cargos provinciales.
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