Esta histórica frase le fue atribuida en nuestro país al fallecido Rodolfo “Fito” Ponce, secretario general del gremio de elevadores de granos en los setenta y ochenta, que fue electo diputado nacional en 1973. Pero quienes vieron la película Pandillas de Nueva York que dirigió Martin Scorsese conocen otro origen de esta frase. En una secuencia del film, al alcalde irlandés de esa ciudad, llamada por entonces Nueva Amsterdam, le dicen que habían votado más gente que la inscripta en el padrón.
El funcionario, que iba por su reelección, contesta impasible que no importa cuántos votan sino quién cuenta los votos. Esto fue lo que pasó el 14 en las primarias, más específicamente en las mesas donde la oposición apareció en el recuento con cero votos y donde se “volcó el padrón”. Este último término se refiere a que, cuando no hay fiscales, los operadores del oficialismo meten en las urnas los votos de todos los inscriptos, aunque muchos de ellos no votaron nunca.
Se acumulan pruebas
Pero en las primarias hubo también otros elementos. Habría evidencias de que el kirchnerismo pagó en muchos casos hasta 3.000 pesos a los fiscales opositores para que se retiraran o se hicieran los distraídos ante las graves irregularidades y las maniobras que se realizaron hasta en la Capital Federal. En ésta, el PRO, por ejemplo, no fiscalizó, pero sí lo hará el 23 de octubre, para defender su lista de diputados nacionales. En Santa Fe, el Frente Progresista Cívico y Social, que gobierna, pudo fiscalizar todas las mesas, aunque hay sospechas de que algunos “perros” les habrían metido, ya que Hermes Binner obtuvo 6 puntos menos que Antonio Bonfatti el 24 de julio pasado, cuando ganó la gobernación. Por ejemplo, Mario Das Neves, debilitado por el pase al kirchnerismo de su ex delfín y ahora gobernador electo Martín Buzzi, sufrió las operaciones fraudulentas en carne propia. Y ni siquiera se salvaron oficialismos fuertes a nivel municipal, como Jesús Cariglino, intendente de Malvinas Argentinas, que apareció ganando por sólo 2 puntos en el recuento de votos, pero en el escrutinio definitivo se recuperó y ganó por el 6%. Simplemente, le habrían comprado fiscales de confianza a 3 mil pesos per cápita.
Fuentes ligadas a las investigaciones que se están realizando sobre el fraude calculan que, a nivel nacional, el FPV pagó mil pesos a fiscales propios en 85.000 mesas y 3 mil por cada fiscal opositor, más el transporte de los grupos de tareas “roba boletas”. Una estimación aproximativa sostiene que este fraude para “robar” cerca del 10% del total de los votos habría costado más de 50 millones de pesos. La operación habría sido organizada en todos sus detalles por lo menos tres meses antes.
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