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miércoles, 13 de abril de 2011

Amenazan de muerte a los grupos Código Rojo y Arena Política

El ministro Ricardo Daives mantiene intacta su estructura de espionaje. Las 24 horas las dedica a investigar a los otros ministros y funcionarios, y se da tiempo de “instruir” y “resolver” las causas penales de los juzgados del Crimen que le interesan al régimen.

En la Casa de Gobierno, los empleados son coincidentes en afirmar que el ministro (por Daives) no atiende a la gente.
Claro, es el ministro que gasta todo el tiempo en reuniones con informantes o ex espías, y tiene a la vuelta tipos que se dicen “periodistas”. A éstos últimos les gestiona fondos públicos de Prensa, y los muchachos le responden incondicionalmente; un día para “golpear” a un político opositor o a un “adversario” de Daives.
Luego de la tertulia diaria, a media mañana estos “periodistas” son utilizados como correveidile del ministro. Los manda a las confiterías a entreverarse en los mentideros políticos y a jugar de espías suyos.
(¡Qué nunca se enteren Cristina Fernández de Kirchner ni Hebe de Bonafini que el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la provincia de Santiago del Estero, a cargo de un ministro espía, se parece más bien a un grupo de tareas!).

El chisme

Uno de estos “reporteros” chismosos se sentó en la mesa de periodistas, tomó un café, y escuchó que toda la prensa estaba al tanto del escándalo protagonizado por la mujer del ministro en la comisaría seccional primera, el fin de semana pasado. Tomó el dato y “rajó” al ministerio a contárselo a su “jefe”. Como era de esperar, el ministro llegó a su casa y se lo contó a su irascible mujer.
Les contamos que la dama es abogada y famosa por sus éxitos como litigante que consigue que “inversores” foráneos se queden con los mejores campos de Santiago del Estero. Parecen que el fin de semana pasado discutió con policías de la seccional primera, quienes, como corresponde, actuaron con órdenes del juez en turno.
Molesta, muy fastidiada, fue a la comisaría y les prometió venganza. Claro, el lunes, movió los hilos para que los trasladaran y sientan el peso de su poder. La mujer se dio en gusto. El oficial (a cargo del sumario) Carlos Alberto González fue llevado de la céntrica comisaría (Roca, entre 25 de Mayo y Mendoza), a Villa Matoque  (allá arriba, en el departamento Copo), y el resto del personal policial fue puesto en disponibilidad.
(¿Conciliará el sueño esta mujer después de desintegrar una familia al trasladar al hombre de la casa a más de 400 kilómetros, y de dejar sin sueldo completo a los otros policías que se puso en disponibilidad?).

“Pepita”, la pistolera

Envenenada por su marido ministro, ésta señora tomó el teléfono y amenazó que “si los hijos de p..a de Código Rojo y de Arena Política publicaban una línea sobre esto (se refería al incidente en la seccional primera) les voy a meter un tiro en la cabeza a ustedes y a todos sus hijos. No saben quién soy yo. No va a quedar uno de sus familias, hijos de mil p..a, delincuentes. A todos los voy a matar de un tiro en la cabeza”.
¿Por qué con Código Rojo y con Arena Política?
Se enoja porque no ocultamos ninguna información sobre los arreglos espurios, negociados, corruptela e inmoralidad que los funcionarios de este Poder Ejecutivo (incluidos su parentela) perpetran a diario.
También puede estar molesta, intuimos, porque Código Rojo y Arena Política no se callan e informan sobre cómo ella maneja y digita el Registro de la Propiedad, donde los empleados nos anotician que se facilita la documentación a los defendidos por esta abogada, y se oculta y obstruye todo lo que solicita la otra parte.
Quizá se puso mal por la inflexible prédica de Código Rojo y Arena Política para que se descubra a los responsables del asesinato de 39 presos en la Cárcel Pública de esta ciudad, en un área donde su marido (ministro de Justicia) es el principal garante político.
Otra cuestión que la fastidia hasta ahora es la postura de Código Rojo y Arena Política que no cejaron un segundo hasta que el gobernador Gerardo Zamora obligara a renunciar a sus parientes (uno hermano, el otro primo), que ocupaban los cargos de jueces. Uno, recontra desprestigiado y, el otro, “entregó” al empleado de Rentas, Raúl Domínguez, para que la policía “lo apretara” hasta que cambie su testimonio en el que implicaba a funcionarios y empresarios; y como no lograron lo que quería Su Señoría, terminaron por asesinarlo.  

Mafiosos

De todos modos, el mensaje mafioso de esta abogada mujer de un ministro tiene que alertar a la ciudadanía sobre el peligro que significa que una casta de mediocres se haya encumbrado en el poder. Los santiagueños (o su mayoría) que han votado a Gerardo Zamora no merecen las ofensas de este tipo de “zamoristas” que avasallan oficinas públicas (como ocurrió en la seccional primera), aprietan, influencian y sacan provecho propio con el cuento de que “responden” al gobernador.
Son un peligro, desde el punto de vista político. Zamora tiene que comprender que  este tipo de acólitos usan su nombre en cuestiones poco claras y sólo a favor de sus intereses personales. No sirven a la causa común. Son “pianta” votos. (Ahora, sin ninguna necesidad,  tiraron a toda la policía en contra de Zamora).
En lo que respecta a Código Rojo y Arena Política, tomamos nota del mensaje mafioso de la “D’Elia santiagueña” o “toma comisarías”, y la hacemos responsable de cualquier ataque o agresión.

La mujer del ministro Daives amenazó matar de un tiro en la cabeza a todos los de Código Rojo y Arena Política, a sus hijos y a sus familias.

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