Argentina importa gas a través de buques regasificadores y sin licitación pública internacional como debiera hacerlo a precios que oscilan entre los U$S 15 y U$S 20 el millón de BTU, habiéndose agregado un nuevo puerto para éste fin en el Río Paraná, a la vez que firmó convenios con Bolivia para importar gas desde el país del altiplano a un costo de U$S 7 el millón de BTU. Ante esta realidad, y a que próximamente se usará el gasoducto que exportaba gas de Neuquén a Chile para importar desde ese país hermano más gas que la permita al gobierno seguir con su política de subsidios a los combustibles sin generar inversiones para su autoabastecimiento.
Este perverso mecanismo le sirve a los K para seguir engordando los bolsillos de ellos, sus socios, amigos o testaferros mientras el Estado nacional se desfinancia y pierde competitividad tanto la industria como el agro nacional; los dos superávits gemelos -fiscal y comercial- que se usaron de basamento primario para la recuperación nacional post crisis de 2001 se esfuman en una alocada carrera donde comienza a vislumbrarse que aquellos superávits se están convirtiendo -gracias a la política del “modelo K”- en déficit estructural.
El informe publicado por el Departamento de Energía de Estados Unidos posiciona al país como el tercer país con más reservas de gas no convencional por detrás de China y el propio EEUU, y con reservas suficientes para autoabastecer a la Nación durante más de 500 años a los actuales niveles de consumo. En base a los cálculos de ASI - Advances Resources International- nuestro país posee 2.732 trillones de pies cúbicos (TCF’s) de gas no convencional, de los cuales podría sin ningún inconveniente explotar 774 TCF’s, o sea que se posiciona como el tercer país en el ranking mundial con más existencias recuperables de éste recurso energético, que cabe aclarar es el que fija la actual matriz energética nacional.
Apenas superan a la Argentina China con 1.275 TCF’s explotables y EEUU con 862 TCF’s explotables mientras que México, Sudáfrica, Australia, Canadá, Libia, Argelia y Brasil terminan por ocupar las diez primeras posiciones -ver cuadro adjunto-, mucho más lejos en cuanto a gas no convencional y con valores inferiores a los 190 TCF’s explotables encontramos a Polonia, Francia, Noruega, Chile, India, Paraguay, Pakistán, Bolivia, Ucrania, y Suecia, y con valores inferiores o cercanos a los 20 TCF’s hallamos a Dinamarca, Uruguay, Gran Bretaña, Venezuela, Túnez, Turquía, Marruecos, o Alemania hasta llegar a Lituania con apenas 4 TCF’s.
Es increíble, que Argentina que históricamente -y en particular con los gobiernos peronistas- fue desarrollando una política de exploración y explotación de los recursos naturales y de energía, que logra el autoabastecimiento pleno de petróleo durante la presidencia de Frondizi y que fija como “matriz energética” la gasífera-petrolera se encuentre hoy, pleno siglo XXI dependiendo de la importación de éste recurso que le sobra. Sólo se puede explicar esta situación al amparo de las prácticas mafiosas y de autoenriquecimiento corrupto del régimen, que implementó como “modelo” aquella vieja práctica neoliberal de determinar que eran no rentables las explotaciones en manos estatales para así poder privatizar sus fuentes energéticas a manos de amigos o de Estados extranjeros.
Las reservas a nivel planetario de gas natural totalizan 6.609 TCF’s mientras que las reservas recuperables de “shale gas” ascienden hasta los 6.622 TCF’s, según ASI el mercado argentino produce 1,52 TCF’s y las existencias probadas sin contar el gas de “esquistos” o de arenas compactas, cayeron un 50% durante los años del actual gobierno y hoy apenas llegan a los 13,4 TCF’s. Este desastre energético generado por la actual administración, que siguió los pasos del menemismo -ese de la década infame del neoliberalismo- manteniendo las privatizaciones y el negociado de las empresas extranjeras con la venta del gas neuquino a un costo que no alcanzaba a un tercio del valor internacional que rondaba los U$S 5 a 7 por millón de BTU; generó aquello que cualquier conocedor podía prever, que no es otra que el vaciamiento gasífero y petrolero argentino.
Solo los inútiles o los muy corruptos pueden aceptar que un Estado permita que se derrochen los recursos naturales malvendiendo los mismos a precios viles a nuestros vecinos y hermanos, mientras se paralizan las industrias nacionales por falta del recurso gasífero, o se condena a la población a su faltante o a pagar precios inflados artificialmente mientras las regalías provinciales no alcanzan a subsanar los miles de problemas de financiamiento de estas.
Del total de 774 TCF’s explotables unos 407 TCF’s corresponden a la cuenca Neuquina -167 en la formación “Los Molles” y 240 en “Vaca Muerta”-, mientras que 164 se ubican en la Cuenca Chaco-Paranaense -especifica y principalmente en la formación “Los Monos”-, 108 proceden de la Cuenca Austral-Magallanes y 95 en la Cuenca del Golfo de San Jorge. Este importantísimo reporte de ASI puntualiza además “en el área más rica de la Cuenca Neuquina al menos un tercio o la mitad de las reservas recuperables ya resultan económicamente viables”.
Este documento público -y que no sabemos por qué se oculta en la Argentina (¿qué es lo que hay detrás para que no se dé a difusión?)- destaca que a partir de la implementación del programa kirchnerista “Gas Plus”, el país elevó los precios de venta del “shale gas” hasta los U$S 5 el millón de BTU -unidades térmicas británicas- poniendo en un escalón un poco más lógico el valor que se abona a nuestros explotadores, respecto de lo que estamos pagando afuera (Chile, Bolivia). Según el “Inversor Energético” “por estos días el plan está probando su impacto positivo con noticias como el descubrimiento de reservorios equivalentes a 120 TCF’s en Neuquén, apunta el estudio del ASI”.
Si podemos autoabastecernos del recurso gasífero, y el programa oficialista Gas Plus reconoce valores cercanos a los internacionales, y los privados aún no se han lanzado masivamente a su explotación es que algo está fallando, y ese algo no es otra cosa que la “seguridad jurídica” tan vapuleada por este régimen tan extrañamente sesgado y tendencioso, donde cualquier funcionario de tercer nivel puede modificar a su antojo las reglas, comprometiendo la institucionalidad nacional. Despertadas las expectativas por el “shale gas”, la provincia del Neuquén está intentando impulsar una iniciativa público-privada que tiene como fin último la construcción de una Casa de Estudios especializada en esta clase de recursos hidrocarburíferas, respaldada por la Universidad Nacional del Comahue y financiada por el Estado Provincial y algunas empresas privadas del sector.
El negociado llevado adelante por el Ministerio de Planificación Federal de la Nación es tan significativo en el enriquecimiento ilícito del clan K, que se intenta desactivar toda aquella propuesta de avanzar en la investigación, exploración y explotación de este recurso, así como en tapar las noticias del tenor de lo aquí expresado. El titular de Gas y Petróleo del Neuquén -G&P- Rubén Etcheverry, la creación explica que la creación del centro de estudios neuquino está pensado para desarrollar conceptos y técnicas aún no conocidas en el país. “Para producir gas no convencional se emplearán nuevas tecnologías, lo que hará necesario entrenar a los operarios y promover su incorporación a las firmas locales y regionales”.
En el mediano plazo, y contradiciendo a los pesimistas y los inoperantes -corruptos e incapaces- la institución neuquina logrará abarcar el análisis de las totalidad de las experiencias científicas y tecnológicas relacionadas con la prospección, explotación, perforación, cementación, complementación, estimulación y producción de yacimientos gasíferos no tradicionales.
¿Es entendible que esto no se difunda?
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