Presidenta del CGE Marcela de Barchini |
Otro dato de interés. Una de las autoridades hace ostentación de que construye dos edificios, uno sobre Rivadavia y otro en Libertad y Moreno. También se advirtió que adquiere útiles escolares y otros insumos a un familiar político.
Sorprende la licitación de 3.800.000 pesos para adquirir dos micros, una combi y una camioneta, pese a que los tres rodados tendrían un costo real de 1.900.000 pesos. Claro que la decisión del Consejo General de Educación cuenta con el aval de Fiscalía de Estado y del Tribunal de Cuentas. Ahora se espera la actitud de estos dos organismos que tienen que intervenir cuando se conozcan las conclusiones de las auditorías.
La supervisión General
Son muchos los docentes y empleados del Consejo General de Educación que critican el accionar de la supervisión General en complicidad con varios supervisores de Zona, para fraguar comisiones de servicios inexistentes de has 10 mil pesos; giras nunca realizadas; cobros por cargos otorgados; cargos acomodados en algunas escuelas; pleitos en los que se designa a un abogado pariente, el que cobra 5 mil pesos a los pobres maestros.
También la supervisión General confecciona las nóminas para jubilar a docentes mientras entre sus miembros siguen en funciones supervisores dinosaurios con 65 años.
Hay enojo por la permanencia de la directora de Nivel primario, quien estuvo prófuga de la intervención de Pablo Lanusse, y con una acusación por desaparición de mercaderías valuada en 2.000 pesos.
Se acusa también a la Junta de la primaria de exigir dinero para aumentar puntajes o “truchar” títulos, con la complicidad de una supervisora de Zona.
Hay una autoridad de supervisión de Zona que tiene una pariente con cinco cargos, y todo el Consejo General de Educación se pregunta cómo hace para cumplir con todas estas funciones.
Peleas entre empleados
Esta situación de investigaciones e irregularidades, ha dividido a empleados del Consejo General de Educación, entre los que defienden a las autoridades y los que quieren que las manden presas.
Discuten a los gritos y hasta quieren tomarse a golpes de puño. Hace poco, los insultos, empujones y cachetazos pasaron a una instancia preocupante. Fue cuando uno de los exaltados extrajo un afilado cuchillo de entre sus ropas y amenazó con “achurar” a los del otro bando. Menos mal que intervinieron otros compañeros y no lo dejaron que use su faca.
Lo bueno sería que la Justicia comience a recibir testimonio de empleados y docentes, para que se pruebe que todo lo que se denucia es “pura verdad” y la responsabilidad total recae sobre la Sra, Marcela, como la llaman en la secretaria privada.
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