Los delincuentes que se dedican a estos tres peligrosos rubros se ven favorecidos por la ubicación geográfica de las ciudades y, sobre todo, por la complicidad (por acción u omisión) de las autoridades políticas, judiciales y policiales.
Chicas pobres de Colonia Dora son trasladadas a la ruta entre Añatuya y Bandera, para ejercer la prostitución. |
El caso de Añatuya
Por ello, no es errar si se dijera que en la ciudad de Añatuya el tema de la prostitución es moneda corriente. Tampoco es mentir si se informa que “la gente” (por la ciudadanía) añatuyense está contenta porque algún medio se interese por el tema.
Menos aún sería faltar a la verdad señalar que en Añatuya existen intereses estrictamente económicos que impusieron e imponen a los funcionarios judiciales y policiales a mirar para otro lado y no abordar temas como la prostitución, la drogadicción o la trata de personas. La “orden” de los que “mandan” (con mucho dinero y mucho poder), es negar la existencia de estos flagelos.
Obviamente, los lugares en los que se ejerce la prostitución son propiedad de gente vinculada políticamente con los que mandan en el pueblo.
(Un dato interesante, las víctimas de estos sujetos son mujeres -muchas menores de edad-, provenientes de las clases sociales más bajas. Es mentira que se utilicen para la prostitución a adolescentes estudiantes. Lamentablemente, a quienes se obliga ha prostituirse es a las chicas pobres, desamparadas y sin un grupo familiar que las controle y contenga).
Rarezas
¿Cómo se puede negar, por ejemplo, que a un hotel recientemente inaugurado llegan personas con alto poder adquisitivo de Añatuya y otras que provienen de Los Juríes, Pinto o Bandera?
El que niega esto (sea un humilde vecino o un encumbrado político, funcionario judicial o policial), es alguien que se burla de los añatuyenses.
¿También se va a ocultar que el dueño del hotel pasó, de la noche a la mañana, durante este gobierno, a convertirse en uno de los “nuevos ricos” del “nuevo Santiago, protegido por el poder político lugareño?
Si se niega todo esto y los añatuyenses se mantienen pasivos y no salen a la calle a manifestarse, es hora de darles el título nacional de “ingenuos”. O el de “gente cobarde”, porque toda la ciudad sabe los nombres de los capos políticos que lo ampararon para que concretara negociados y se convirtiera en potentado.
Otro caso muy raro. En un boliche se registró un abuso y/o violación de una menor estudiante de un colegio religioso. No se actuó. Se “tapó” todo.
Ahora bien, la gran rareza ha sido la cédula de notificación que recibió el conductor de una FM añatuyense, a quien la policía lo citó como testigo en “autos caratulados Expte. N° 665-2012 s/información sumaria judicial tendiente a establecer existencia de hecho delictivo de abuso sexual, prostitución de menores u otro que se tramitan por ante el juzgado de instrucción en lo Criminal y Correccional de primera nominación”.
¿Hay investigación o no hay investigación?
Añatuya y…otros pueblos
Seguimos con la prostitución, pero no sólo de Añatuya, sino de pueblos vecinos. Y esta vez cargamos contra la policía porque es la que tiene la obligación de recorrer, controlar, evitar y actuar frente a este tipo de delitos.
Colonia Dora se ha convertido en una “Añatuya chiquita”, justamente, porque con protección policial funcionan un parador, un hotel en el centro y otro en el camino hacia Los Telares, donde se ejerce la prostitución y a los que concurren muchos noctámbulos procedentes de varias ciudades vecinas.
La gente coloniadorense sabe el nombre de las mujeres mayores que reclutan a las jovencitas (siempre de bajos recursos). ¿Por qué será que no se enteran los funcionarios judiciales y políticos?
Por último, ¿cuánto tiempo más demorarán los políticos, los funcionarios judiciales y policiales para anoticiarse que son proxenetas los que trasladan a chicas pobres e indefensas coloniadorenses a la ruta entre Añatuya a Bandera y las “entregan” a la prostitución en una rotonda muy conocida y frecuentada por camioneros y automovilistas?
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