FUERTE DISCUSIÓN EN LA SESION DE AYER EN LA CAMARA DE DIPUTADOS

En un hecho auspicioso, los legisladores santiagueños decidieron comenzar en serio su trabajo legislativo. Los propietarios de medios también comprendieron, por fin, la importancia de los asuntos aquí tratados y enviaron a numerosos periodistas.
Un dinámico trámite tuvo hoy la sesión legislativa. Gran cantidad de público presenció -y participó ruidosamente- en el tratamiento de los temas.

Con la ausencia de algunos diputados, entre ellos el presidente, Ángel Niccolai, la sesión comenzó puntualmente a las 14:30.
Tanto la oposición como el oficialismo habían convocado a sus adherentes. Por lo cual hubo momentos ríspidos y algunos intercambios duros de palabras. Pero sin alcanzar picos de violencia como en algún momento se temía.
Hubo momentos hilarantes, como cuando en reacción a los gritos de una militante zamorista que no lo dejaba hablar, Zavalía le dijo "devolvé el chiquito que has robado".
En general quedó un saldo positivo y estimulante: el de ver a los legisladores realmente cumpliendo la función que les corresponde. Esto es, preparar y presentar proyectos, debatir, y defenderlos o atacarlos en el recinto de acuerdo con sus convicciones.
Se percibió la presencia de numerosos periodistas, lo cual también marca un giro en la anterior realidad. Ello sin duda debido a un cambio de criterio en los propietarios de las empresas mediáticas, que hasta dos semanas atrás parecían no considerar relevantes las sesiones legislativas.
Un lluvia de proyectos presentó el oficialismo, haciendo valer su número en todo momento. Así, uno a uno fueron derribando las iniciativas de la oposición. Y aprobando aquellos temas que resultan de interés para el gobierno provincial.
Como el del Aniversario de Quimsa, cuyo presidente, el sindicalista Gerardo Montenegro, impulsó también como legislador del Frente Cívico. La aprobación de este proyecto motivó su reflexión, de que tal hecho representa una muestra de "conciencia política" por parte de los legisladores.
Un importante proyecto fue presentado por el diputado Barbur, del Frente Cívico, y por cierto obtuvo la aprobación. Impulsa la creación de un Registro Provincial de Tumores malignos. Pero también -al igual que la ley prohibiendo fumar- era un proyecto del ex diputado López Bustos, al parecer rescatado de los archivos.
También se aprobó una propuesta del diputado César Eusebio Iturre (h), quien busca modificar el artículo 52 de la Ley 6.255, en el marco regulatorio para la prestación de servicios de agua y cloacales. La cláusula establece el conocido mecanismo que exige a quienes deseen realizar transacciones inmuebles, el tener sus cuentas con Aguas de Santiago al día. Luego de la breve fundamentación de Iturre, se refirió al mismo tema el diputado Fares Ruiz. Lo hizo en tono celebratorio, ya que él mismo había presentado un proyecto anterior, que consideró semejante (pero que no fue aprobado). Pues "no es posible, que una empresa, como Aguas de Santiago, goce de privilegios que no poseen ni siquiera las instituciones estatales" (el mencionado requisito de no deberle a la empresa para poder vender una casa o un terreno). Pero Iturre retomó la palabra, para contestarle a Fares que su inquietud no tiene "nada que ver con tales consideraciones", sino se trata de un mero ajuste administrativo.
Los momentos ríspidos se vivieron cada vez que Zavalía intentaba fundamentar sus proyectos. Pero los más intensos ocurrieron durante dos de ellos: el pedido de destitución del Intendente interino, Hugo Infante, y la solicitud de renuncia del ministro de Economía, Atilio Chara.
Varias veces se amenazó con "desalojar la sala", pero sin demasiada convicción por parte de quienes, por turnos, conducían la sesión.
Algunos diputados oficialistas decidieron "tomar el toro por las astas" y enfrentaron directamente a Zavalía, cosa que hasta ahora venían rehuyendo. Tal fue el caso de las diputadas Susana Julián y Sandra Generoso. Susana Julián hizo una encendida defensa del gobernador Zamora, que fue muy celebrada por la barra. Acusó a Zavalía de hacer denuncias y más denuncias, buscando un rédito político.
En un momento determinado, cuando dirigiéndose directamente a él, le dijo: "usted se ha beneficiado de que durante su intendencia había una Justicia dependiente del Poder Ejecutivo", Zavalía replicó "Y vos eras mi vice intendenta..."
Todo el tiempo desde la barra, luego de vitorear a Zamora, o en momentos de euforia, exclamaban "todos roban... por lo menos estos hacen".
Con rápido trámite se rechazó el proyecto del diputado Francisco Cavallotti, solicitando la intervención al municipio de la Capital. Como se recordará, este había sido presentado el día antes de que estallara el escándalo de Julio Alegre.
Uno de los picos de agresividad sucedió cuando Zavalía intentaba hablar, fundamentando su pedido de destitución al intendente interino. La jefa del grupo más ruidoso, una señora de apellido Bolaño, gritaba a voz con cuello epítetos como "ladrón" y otros. Zavalía esperó con calma que mermara el griterío y le dijo: "Y vos devolvé el chiquito que has robado". Esto enardeció hasta el paroxismo a la mujer, a quien luego sus propios compañeros de barra intentaban acallar, pues gritaba todo tipo de improperios.
El momento más álgido llegó cuando Zavalía intentaba fundamentar su pedido de renuncia para el ministro de economía, Atilio Chara. La barra no le permitía articular más de tres o cuatro palabras sin interrumpirlo con gritos, silbidos, y un pito que alguien había introducido. En otros casos, vitoreaban al gobernador Zamora, durante largos minutos.
Finalmente, el legislador radical logró dar a conocer, escuetamente, que según información que poseía el ministro de economía padece la enfermedad del juego. Esta es una compulsión, llamada ludopatía, que impulsa irresistiblemente hacia todo tipo de juegos de azar a quienes la poseen.
Sin embargo, la diputada Sandra Generoso, al fundamentar el rechazo del oficialismo, consideró que estas son cuestiones que corresponden a la "privacidad de las personas". Por cierto el proyecto fue desaprobado por la mayoría oficialista.
Se había montado una discreta aunque numerosa guardia policial, tanto en los pasillos como en la esquina de la Legislatura. Afortunadamente, fuera de gritos o expresiones de sorna, no hubo que lamentar situaciones más violentas.