Vos podes ser parte de Codigo Rojo, Envia tus fotos, videos o denuncia a: Codigorojo98@hotmail.com

Director; VICENTE ROJAS - Somos la voz de los que no tienen voz, Envia tu denuncia a codigorojose@hotmail.com

martes, 29 de diciembre de 2009

CORRUPCION E IMPUNIDAD PUERTAS ADENTRO

Que la situación institucional es un desorden total, ya lo sabemos, y más aún potenciado por la falta de capacidad de los actuales jefe y subjefe de policía, Marcelo Pato y Omar Quiroga. Se hace necesario un cambio radical, que debería haberse practicado hace mucho tiempo, y no esperar a que en estos tres años y pico, hayan destruido la organización policial y a sus miembros. Una cúpula policial ineficiente, compuesta por oficiales superiores con escasa o nula preparación, que si acaso hicieron cursos, fue solo con la intención de ascender y no buscando el mejoramiento del servicio policial, fin último perseguido solo por los buenos policías.

No obstante, es sabido también que debido a la entidad de los problemas a enfrentar no se nos permite esperar soluciones mágicas o inmediatas. No se puede ignorar el descontrol policial que explica la situación actual.

Una policía brutal e inexperta, ineficaz e ineficiente, antiprofesional, al contrario de lo que estos personajes pregonan, policías inservibles que son protegidos por sus superiores, protegidos y beneficiados por un trabajo “sicario”, casos graves de corrupción, investigaciones judiciales ineficaces muchas veces direccionadas por los mismos policías investigadores, incidencia política negativa en vez de control político positivo, deficiente reclutamiento, formación e instrucción de agentes y oficiales noveles, etc., son las graves falencias que se acentuaron aún más a partir de la gestión de estos innombrables.

En este sentido, solo la consideración y el abordaje global de todas las cuestiones podrían asegurar en el futuro, lejano aún, una efectiva protección de los derechos humanos, tanto de civiles como del personal policial.

Tampoco puede soslayarse el alcance de la impunidad, un problema aún más grave que los anteriores. El efecto de la impunidad es doblemente perverso. Por un lado genera la sensación, en el que goza, de que “lo puede todo”, sin correr riesgo de eventuales sanciones. Por otro, desalienta a los que la sufren, que sienten que ya no pueden esperar “justicia” de sus instituciones.

Desde este punto de partida, cualquier política (aún inexistente en la provincia, reiteramos), debe asegurar la persecución y castigo de los hechos irregulares y delictivos y la construcción de un marco de legalidad que sancione adecuadamente a quienes cometen graves irregularidades.

Lo que es notorio es el desaliento que muestran los efectivos en sus tareas cotidianas. Desapego al trabajo, falta de voluntad, indisposición a cumplir ordenes superiores, son solo una muestra de su desazón.

Es que no se le puede pedir más al hombre de comisaría, por ejemplo, que tiene que remar contra la corriente mientras ve como otros colegas, que gozan de ciertos privilegios, la pasan bien, acomodados con los superiores de turno, y encima ascienden sin merecerlo.

Y ese es otro aspecto que debe ser revisado: el actual sistema de ascensos y traslados.

Estos están estructurados en dos escalafones rígidos –personal superior y subalterno – que básicamente dependen y cada vez mas notoriamente, de la arbitrariedad de los superiores jerárquicos. Así, ese sistema se convierte en un mecanismo de control informal de los agentes, en el que cualquier cuestionamiento del orden actual puede significar un sancionatorio traslado a algún destino remoto no deseado o un estancamiento en la carrera policial

Además, la gente teme al policía, teme denunciar, y aún sabiéndose responsable de algún hecho delictivo o contravencional, evita ir a una dependencia policial.

Esto es así, pues en nuestra provincia se sucedieron, justamente en estos tres años de inmundicia, casos de detenciones ilegales, torturas y muerte, de personas que se encontraban “bajo custodia policial”. Ahí surge notoriamente la falta de control judicial de las personas privadas de su libertad, lo que constituye un terreno fértil para la repetición de actos corruptos y la impunidad.

Y de la impunidad no se escapa ni siquiera el policía, el buen policía, aquel que pretende una mejor situación para el, sus camaradas y la sociedad toda.

Esos “vacíos” controles internos favorecen, su arbitraria utilización por parte de los superiores. Inversamente a lo debido, los controles internos son a veces utilizados para disuadir a aquellos que quieran cuestionar o de otro modo desafíen a las autoridades. Por ejemplo, la Dirección de Asuntos Internos (tristemente célebre, y más aún de la mano de Omar Quiroga), no funciona para sancionar la brutalidad o la corrupción policial, pero sí para hostigar al agente que no esté dispuesto a unirse al clan de corruptos jefes policiales, ya sea denunciando o simplemente mostrando su disconformismo con esas prácticas espurias.

Hoy se anuncia una nueva plana mayor policial, y algunos ya salieron a anunciar medidas fantasiosas para frenar la inseguridad, tal es el caso del actual Jefe de Unidad Regional Nº 2, quien ante los medios de prensa mencionó medidas urgentes en ese sentido. Todo queda en el escenario de la retórica. Esos anuncios los escuchamos desde hace años, y el delito crece a pasos agigantados, porque no existe una planificación previa. Mandar policías a la calle no augura éxito, ya que no previenen en absoluto. Simplemente caminan sin rumbo y la gente los puede ver conversando, o mandando mensajes de texto, sin una idea de prevención en sus cabezas. Mientras tanto, los medios de prensa muestran como los maleantes ingresan a nuestras casas, totalmente seguros de concretar su cometido. Véanse las últimas ediciones de los periódicos locales.

Y que decir de la plana mayor saliente. Como siempre, simples y vulgares especuladores. Más de treinta oficiales jefes y superiores (suena tan mal decir que son superiores, o que lo fueron), que pasaron a retiro solo especulando con evitar entrar en el régimen de 30 años de servicio. Ese régimen es una nueva barbaridad cometida por Pato, Quiroga, Gigli, entre otros, que solo servirá para perjudicar aún más al personal policial. Una jubilación de miseria para todos, que se sumará a la ya decadente situación de los retirados policiales actuales.

Pero esa plana mayor que pasó a retiro, repito, solo especuló con su bienestar, no con la institución que los mantuvo durante años y les permitió un progreso económico, a ellos y sus familias, pues la mayoría hizo ingresar a sus hijos y sobrinos a la policía. Ellos si se jubilarán con una buena mensualidad, y jamás fueron capaces de pelear por los demás, plantarse y decir: “Esto está mal, es perjudicial”. Jamás les importó, como tampoco les importó la institución. Solo les importó la buena vida, la displicencia y los hechos corruptos que los llevaron a ocupar un cargo que debió ser relevante para todos, pero en vez de eso, fue una vergüenza. Cargo utilizado para beneficio personal.

Pero eso se lo cobrarán con creces, pues no serán dueños de salir a la calle, siempre habrá alguien que les recordará, por las buenas o por las malas, lo que fueron, lo que son, y lo que serán de aquí en más, una errabunda escoria.

Esperamos que en breve el Gobernador tome las medidas que todos esperamos, ese jefe de policía nefasto, tan nefasto como el que lo secunda, deberían renunciar por si mismos, y no esperar una orden del gobernador. ¿Acaso temen algo? ¿Temen dejar el cargo y lo que pasará luego? La verdad, tienen razones de sobra para temer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales. Aquel usuario que incluya en sus mensajes algun comentario violatorio del reglamento sera eliminado e inhabilitado para volver a comentar. Enviar un comentario implica la aceptacion del Reglamento.