Mañana marcharán de nuevo por las calles del centro de Santiago, los trabajadores auto-convocados de la salud, junto a docentes del Círculo Santiagueño de Enseñanza Media y Superior, empleados judiciales, organizaciones que no dependen del gobierno, asociaciones intermedias, partidos políticos, dirigentes sociales, estudiantes universitarios, diputados provinciales, entidades defensoras de los derechos humanos y algunos sacerdotes de la diócesis local.
La convocatoria se hace bajo un lema de una sola palabra: “Unidos”.
Como todos los jueves, desde que comenzaron las marchas, se espera alguna jugarreta del gobierno, ya sea bajo la forma de algún falso anuncio, una acusación fuera de lugar o la anunciada contra-marcha para la cual ya trabajan algunos funcionarios, comisionados e intendentes afines al gobierno de la provincia, amén de varios punteros de la Capital y La Banda, preparados para llevar sus matones a la plaza Libertad cuando lo requieran los jefes.
Una veintena de estos jefes de hogar, planes trabajar y mono-tributistas, recorrieron la noche del martes las principales calles de la ciudad, en un intento de distraer la atención de la población, poniendo énfasis en los médicos que el gobernador Gerardo Zamora hizo meter presos por sus jueces amigos. En ese sentido no faltó quien considerara la marcha zamorista como un ejercicio de guerra con vistas a una escalada del conflicto.
Por su parte los obispos de Santiago del Estero y Añatuya, las dos diócesis de la provincia, ya emitieron su opinión exhortando a “los involucrados a abrir la mente y el corazón para escuchar a los otros a fin de que, con creatividad, se encuentren las soluciones adecuadas”, pero al parecer nadie les hace caso, hasta el momento.
La inminencia del comienzo de las clases y las amenazas casi confirmadas del todo, de un paro de maestros, harán de la marcha de mañana una de las más importantes desde que comenzó el movimiento para pedir al gobierno una política de salud para Santiago. “A través de los pocos medios independientes de la provincia y la prédica constante de algunos dirigentes, la gente fue tomando conciencia de que el miedo genera más pobreza y más indignidad y que no es posible castigar a un pueblo si se mantiene unido en sus ideales”, dijo uno de los dirigentes que ayer instó a continuar con las marchas.
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