En el caso del personal de Sustracción de Automotores, nadie se percató aún (salvo los propios compañeros claro está) de las maniobras delictivas que lleva adelante, un oficial Principal C… U…. Este personaje, como muchos de los que actualmente defenestran a la cada vez más alicaída función policial, aprovecha la situación anárquica imperante propiciada por Marcelo Pato y Omar Quiroga y hace de las suyas, con total impunidad.
Si miramos aunque sea superficialmente la carrera de este oficial, podremos ver que gracias a cierto vínculo de un familiar, logró ingresar en la época del Dr. Juárez, a la escuela de policía directamente en segundo año. Habría que preguntar a sus compañeros de promoción que pensaron ellos de eso, ellos que se comieron un año de “raneadas”, para que el cadete U…. los igualara en un santiamén.
Desde el comienzo ya se perfilaba como el “gran pija” de la promoción, como se conoce en la jerga policial, ya que en todas las camadas existe un tipo con estas características. Luego, ya oficial, pasó desapercibido durante todo este período hasta la actualidad, en lugares cómodos y a la espera de su gran oportunidad.
En Comisaría 6ta, solo estuvo menos de dos semanas, y desde allí nuevamente a la Escuela, para recalar por último en Sustracción de Automotores. Eso sí, dicen los que lo conocen en jefatura, que el tipo limpió los pasillos de la Secretaría Privada, ya que concurría todos los días a hablar con Pato, con Quiroga o el jefe de Personal, a fin de que lo sacaran de la comisaría. Y lo logró, a cambio de quien sabe qué cosa. Esos favores son caros a veces.
Pues bien, ahora está en Sustracción de Automotores, y maneja a gusto y paladar, todo aquello que tenga que ver con plata: adicionales, verificaciones, compra de estampillas, “operativos” en el interior, autopartes, etc. Es más, hasta el manejo de la famosa “caja chica”, tantas veces cuestionada en esa dependencia, está a su cargo. Y hay que aclarar que se maneja mucho dinero contante y sonante.
Sus compañeros saben que el tipo reparte, pero el que parte es él, así que todo bien mientras la repartija la maneje él. Hace la gran diferencia y se da vida de bacán.
Se encargó, púa mediante, de allanar su camino haciendo trasladar a aquel que le resultaba un obstáculo a sus correrías, o bien, que le sabía sus maniobras delictivas.
Ahora preguntamos: ¿es necesario que este tipo permanezca en ese destino, con sus antecedentes, cuando en las comisarías hay una total y real carencia de personal?
Este personaje, como tantos otros, hicieron así su carrera, y llegaron a sus jerarquías sin el sacrificio que muchas veces la función policial lo exige.
Indudablemente, seguirá ascendiendo de la mano de jefes corruptos como él, ya que se mueve bajo su amparo, sin ningún disimulo.
El resto del personal de la División Sustracción de Automotores, exige que las autoridades tomen cartas en el asunto. Un traslado a comisaría, seguro que le vendrá bien a todos, inclusive al personaje que nos ocupa estas líneas.
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