Después de seis años de gestión llegó el merecido reconocimiento de Gerardo Zamora a una gran franja de justicialistas que lo apoyó y lo apoya incondicionalmente. Debe recordarse que llegó al gobierno gracias a la “ayuda” de los sectores de Carlos Juárez y de José María Cantos, quienes prefirieron mandar a votar a Zamora por su resentimiento con José “Pepe Figueroa.
A poco de asumir pagó muy bien esos favores a Juárez, cuando nombró a dos miembros del Superior Tribunal de Justicia recomendados por el caudillo, y respetó todos los contratos de trabajo que tenían las mujeres de la Rama Femenina y los hombres del PJ juarista.
Luego, en el poder, Zamora recibió el respaldo incondicional de la CGT y de las autodenominadas “Bases Peronistas”, con algunos de cuyos integrantes de no sólo se asoció en lo político sino que conformó verdaderas sociedades económico-financiero. Sin embargo, pese al protagonismo y al acompañamiento justicialista, nunca se animó a encumbrar dentro de su gabinete a un representante del “movimiento obrero organizado”. Apenas se había hecho acompañar quienes fueron sus acólitos de la primera hora (cuando era intendente) como “Pichón” Neder (ministro de Gobierno) y “Lalo” Zani (subsecretario de Deportes.
Se dice en algunas esferas cegetistas que luego de la perfomance de “Bases” en las elecciones comunales del 5 de septiembre, recién el gobernador admitió la primacía de sus socios y se decidió a recompensarlos. Por ello, designará a tres “vocales” en el Iosep que serán nominados por la CGT, y creará el Ministerio de Trabajo (minimizado por el término “secretaría” para que no se alarmen los que todavía creen que Zamora es radical), que será ocupado por el sindicalista vial y diputado provincial, Andrés Bernasconi.
“Berna”, como le dicen todos sus compañeros y amigos, proviene de La Dársena (casa paterna) y actualmente reside en la ciudad de La Banda. Fue obrero del Consejo Provincial de Vialidad y, de a poco, gracias a su donde de gente y humildad, escaló posiciones entre sus pares hasta llegar al secretariado de Sivilse; el sindicato de los viales provinciales.
Acompañó y aprendió el oficio de gremialista por haberse mantenido, desde siempre, al lado del fallecido Carlos Oscar Corbalán, quien lo prohijó y se convirtió en su mentor.
Hoy, el zamorismo, no hace otra cosa que homenajear al “Chueco” Corbalán al designar como secretario (con rango de ministro) en la cartera de Trabajo a Andrés Bernasconi; el discípulo preferido del desaparecido dirigente mercantil y cegetista.
Bernasconi solicitará licencia en la Legislatura para poder asumir como miembro del Poder Ejecutivo provincial.
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