El país se desenvuelve en medio de una acefalía virtual. ¿Cómo es esto? La Presidente decide viajar a Corea -un viaje largo, tan pesado como innecesario- sin el Canciller y sólo con personas de su más absoluta confianza, en un vuelo privado que alteró su rumbo y descendió en la ciudad norteamericana de Los Angeles por razones que no se consideró necesario informar.
Entonces surgieron los rumores. Uno de ellos asegura que, por razones de salud, algo así como una extensión del malestar que determinó que Cristina Fernández se internara recientemente y por unas horas en un importante sanatorio de la Capital Federal. Otros, sostienen que lo hizo para realizar una importante gestión financiera relacionada con la sucesión que deberá abrirse por la muerte de Néstor Carlos. No faltan quienes sostengan que en realidad se entrevistó con su asesor financiero y amigo, el austríaco Sr. Klima, presidente de la automotriz alemana VW, y que ese encuentro estuvo determinado por diversos motivos, entre ellos que quien debería ser su “mano derecha” en esta etapa difícil, el embajador en Madrid, Bettini, resolvió abandonar este desafío por no estar de acuerdo con las ideas de la Presidente y tener reparos respecto de su estado de ánimo. Finalmente, están quienes mezclan un poco de todas estas cosas, las relacionan con supuestas presiones de sus hijos para que resigne cuanto antes su cargo y añaden que el descenso sorpresivo del avión se vincula con gestiones desarrolladas por el ingeniero Relats, dueño entre muchos otros e importantes bienes de un importante Hotel y hombre de muy bajo perfil que realizó importantes negocios a la sombra de sus influencias en los últimos gobiernos, incluso como el verdadero arquitecto, afirman, de lo que dio en llamarse “el Pacto de Olivos”.
Como puede apreciarse, hay para todos los gustos y expectativas. Mientras tanto, los observadores más finos explican que la renuncia de Reutemann al Peronismo Federal es una maniobra anticipada e inteligente para abrogarse el papel de dirigente de todo el peronismo, sin aditamentos y entonces sí, disputar la Presidencia de la República. Concurrentemente, estas explicaciones que tienen mucho de cierto y mucho de imaginación desbordada, llegan a analizar las consecuencias de lo que ya parece ser un estallido del Congreso de la Nación. La crisis de las últimas horas parece demostrar que en ese ámbito, donde no pocos esperaban encontrar una respuesta posible al descalabro político e institucional, observan cómo también se desmorona ese recurso institucional para tratar de superar el endemoniado y complejo panorama donde se cruzan acusaciones de coimas, voluntades compradas, cambios “de vereda” y ruptura de bloques por motivaciones oscuras o al menos poco claras. Para algunos, demasiado claras, pues responderían a la avaricia aumentada de quienes saben que todo esto se termina “para barajar de nuevo” pero... ¿barajar qué...?
Así las cosas, Cristina quiere imponer su voluntad y asegura a quien la quiera escuchar que “aquí mando yo”, afirmación que sería innecesario expresar si realmente eso fuera cierto. Hugo Moyano, rechazado por sus pares cegetistas, insiste en adoptar un protagonismo influyente con nuevos bloqueos empresarios, sin reparar en que eso es más lo que lo perjudica que los presuntos beneficios que espera recibir en el campo político.
La izquierda ultramontana, que quiere heredar a “los combatientes setentistas”, reaparece con fogosidad y, por ejemplo, celebró con alegría que quien escribe estas líneas no pudiera testimoniar en Córdoba en el juicio que se le sigue al general Luciano Benjamín Menéndez y otros prestigiosos militares y policías por haber enfrentado al terrorismo. La celebración tuvo y tiene matices variados en distintos ámbitos pero cabe esperar que de una vez por todas ocurra lo que debe ocurrir en el campo jurídico. ¿Qué hará Casación ante el flagrante impedimento al derecho de defensa en juicio? En esta Argentina del revés, todos se encolumnan detrás de una sola cosa: el mayor de los esfuerzos para la autodestrucción y los papelones acumulados.
Los radicales sólo ahora parecen percatarse de la firme posibilidad de que Julio C. Cobos deba completar el período presidencial si es que Cristina sucumbe a las presiones familiares o a su propia ineptitud. Entre otras cosas, no sabe cómo manejar a los centenares de beneficiarios de los subsidios y prebendas que manejaba su marido para mantenerse en el poder y ensayar una nueva jugada dentro de un sistema agotado para volver a competir. Si Cobos asumiera... ¿qué sucederá con Cristina? ¿Irá presa por los numerosos delitos en que ha incurrido -además de los que heredó- o se refugiará en Venezuela para gozar de su fortuna? ¿Habrá una fuerza local para generar un estado de violencia que le permita sobrevivir por los meses que faltan y habrá seguidores con idea de obtener un beneficio si permanecen a su lado? Éstas y muchas otras son las preguntas que pueden hacerse. Por ejemplo, si hay alguna idea para impedir que Aerolíneas Argentinas pierda DOS MILLONES DE DÓLARES DIARIOS, cifra que se espera aumentará en la medida en que se inauguren nuevos “puestos de trabajo” para que ingresen los militantes de “La Cámpora”. 10 mil empleados y 860 pilotos compiten para que vuele y generar conflictos que sólo consiguen expulsar clientes que, presurosos, sacan sus pasajes en otras compañías, como LAN, por ejemplo, que vuela el doble con sólo 2 mil empleados. Gracias a los Kirchner la Argentina disputa los últimos puestos en la lista mundial de países -debajo de los africanos, por supuesto- y sólo está mejor que Venezuela en materia de inflación provocada en ese país por el “Socialismo del Siglo XXI”.
El panorama es tétrico. En el norte del país, Milagro Sala manda sobre su territorio, donde transita la droga rumbo a los mercados que producen ganancias para unos pocos que invierten mucho con miras a ampliar su poder. Otros ideologizados partirán apenas se perfile un conflicto peligroso para luchar “por la democracia” en algún lugar seguro y esperar “hasta que aclare”. Los políticos, salvo excepciones meritorias, se callan y, como siempre, esperan que otros saquen “las castañas del fuego” para luego criticarlos y esperar un tiempo prudencial para repetir la historia. Esta vez será distinto pero obviamente, muchos deberán quedar en el camino. Entre ellos, aquellos inocentes que no tendrán tiempo de preguntarse por qué votaron como lo hicieron.
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