Carlos Alberto Hazam cesanteó a empleados designados por el intendente saliente, Manuel “Pitu” Castillo, echando por tierra todos sus “antecedentes” y las auto-definiciones de que es un político “bien justicialista”. Argumenta, infantilmente, de que no los corrió, sino “que no les renovó el contrato”.
Hazam cometió un despropósito, y las familias que quedaron en la calle deberían asesorarse y venir a la Casa de Gobierno para que sea el gobernador Gerardo Zamora el que interceda y los restituya en sus cargos. Además, un buen abogado, tendría que demandar al jefe comunal por varios delitos o infracciones: abuso de poder, persecución y hasta discriminación. Esto es así porque Hazam cree que son todos “castillitas” y que hay que correrlos, sin importarle para nada que cientos de familias se hundan en la pobreza. (¿O estará pensando poner en práctica algún plan para erradicar empresas privadas para que les trabajo y puedan comer los miles de copeños desocupados?).
También parecería que Hazam sufre de amnesia y por ello olvida que “Pitu” Castillo fue quien lo sucedió en la intendencia y jamás corrió a los empleados “hazamcistas” y, más aún, nunca se dedicó a examinar su administración y escarbar irregularidades que pudieron mandarlo preso.
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