Hasta hace apenas 72 horas, parecía existir un consenso en la oposición acerca de mantener una tregua política con el oficialismo hasta fin de año. La razón principal era que el crecimiento de la popularidad de CFK en función de la desgracia sufrida hacía al gobierno menos vulnerable a las críticas, siendo aconsejable esperar hasta que la tendencia cambiara.
Sin embargo, en los últimos días el proceso político volvió a mostrar su liquidez. Eduardo Duhalde acaba de anunciar que vuelve al ruedo, la plana mayor de la UCR se reunió para redefinir una agenda, Ricardo Alfonsín le puso fecha a su candidatura para el 3 de diciembre y tanto Pino Solanas como Mauricio Macri se muestran sumamente activos.
¿Qué está produciendo este súbito cambio? La percepción de una serie de hechos dispersos estaría cambiando rápidamente la idea de la oposición acerca del fortalecimiento del gobierno. Todo esto a pesar de las excelentes noticias económicas sobre la suba de la soja y las reservas porque, si algo está claro, es que la crisis hoy pasa por el campo político.
Las puntas del iceberg
Algunas de las señales a las que son sensibles los políticos y los empresarios son las siguientes:
* Según estimaciones reservadas de la Policía Federal, la movilización popular en el velorio de Néstor Kirchner -promocionada como un hecho de masas por la excelente puesta en escena a cargo de Javier Alberto Grosman y la consultora La Corte- no superó las 60.000 personas. Algo similar a lo movilizado por Hugo Moyano en River el pasado 15 de octubre y menos de la capacidad de la Plaza de Mayo.
* Varios encuestadores calificados estarían advirtiendo que la suba de la imagen de CFK no sería tan importante y que hay además señales de que puede caer rápidamente.
* Daniel Scioli sacó pecho convocando a La Plata a 92 intendentes y no le fue mal. La presidente despotricó en privado por la exhibición de fuerza pero el gobernador salió fortalecido. Con Kirchner esto no hubiera ocurrido.
* Un gobernador K de pura cepa, el salteño Juan Manuel Urtubey, se dio el lujo de mostrarse presidenciable en Europa afirmando además que no corresponde ahora que Cristina se candidatee.
* Hugo Moyano fue señalado días atrás por Horacio Verbitsky como el enemigo interno de la familia Kirchner y culpable tal vez hasta de las amarguras que desencadenaron el final del ex presidente, por lo cual la presidente lo trató fríamente en el velorio. Sin embargo -y tal vez por obra del realismo político de Aníbal Fernández- el camionero acaba de ser ratificado como el aliado número uno del gobierno. Toda una muestra de realismo pero también una admisión de que el gobierno ya no puede darse el lujo de castigar a su perro guardián.
* Los halcones K lanzaron días atrás desde Olivos una ofensiva para que CFK asumiera la presidencia del PJ, con renuncia de Daniel Scioli incluida. Pero varios gobernadores peronistas, empezando por José Luis Gioja, más muchos intendentes de peso, se expresaron en contra. A la dirigencia partidaria no le interesa en lo más mínimo que el ultrakirchnerismo haga pie en la conducción del PJ. Todo terminó en que no habrá cambios. La presidente debió conformarse con ser ungida por su jefe de gabinete como la jefa del movimiento, lo que en la práctica equivale a reinar pero sin conducir.
* La presidente está cometiendo un error que huele a debilidad: sigue usando sus apariciones públicas para ponerse a la sombra de Kirchner. Este over acting empieza a despertar sospechas sobre su eventual falta de seguridad.
* Otra señal que circula entre la dirigencia es que ya algunos empresarios socios del poder estarían comentando que se quedaron sin interlocutor. Los secretos más importantes del funcionamiento de la caja del kirchnerismo, su creador se los llevó a la tumba. Ni Julio De Vido podría reconstruir el funcionamiento de una agenda que sólo compartían el fallecido y sus amigos del establishment. Esta carencia puede debilitar al poder en su víscera más sensible.
¿Tendencia o no?
Así las cosas, si bien no hay todavía una tendencia definitiva, esta suma de grietas son suficientes como para creer que el muro no goza de buena salud. En otras palabras, que a CFK se le hará cuesta arriba hacerse cargo de una conducción cuyos hilos sólo sabía manipular su marido. De ahí en más que algunos de los opositores que más conocen la intimidad de Olivos ya hablan de que en días más se empezará a ver algo más que la punta del iceberg y que podrían hasta empezar las reyertas entre los distintos clanes. A todos ellos los une sólo el espanto a perder el poder.
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