Las denuncias de corrupción generalizada, con verdaderos nichos enquistados en distintas dependencias policiales, que en más de una oportunidad mencionamos, están siendo cada vez más evidentes y con mayor asiduidad.
Es que la gente honesta está cansada de que estos delincuentes escudados en el poder que les da el cargo o el uniforme policial, que jamás debieron vestir, sigan delinquiendo y beneficiándose, mientras perjudican a los que trabajan, por el solo hecho de no ser parte de los oscuros negociados.
Lo que sucede en la Dirección de Administración, Departamento Investigaciones y sus dependencias (Sustracción de Automotores, Delitos Económicos, Delitos Comunes), Inteligencia Criminal (D-2), Unidad regional 1, Departamento Operaciones (Servicios adicionales), Departamento personal (cambio de destino para cobro indebido de “traslado y vivienda, entre otros rubros), van completando un panorama cada vez más desalentador en la policía provincial, obviamente acentuada desde que Marcelo Pato y Omar Quiroga están al frente.
Estos dos inoperantes y corruptos, se llenan la boca hablando de que dieron expresas directivas para investigar, cuando en realidad es solo cáscara para tapar el bache de manera momentánea. Además, a falta de una justicia independiente, seguramente el juez Álvaro Mansilla se guiará de las actuaciones policiales y no investigará como corresponde el hecho. Ojala nos equivoquemos y el hombre muestre que tiene ética para ocupar el cargo.
¿Pero a quien quieren engrupir Pato y Quiroga? Todo el mundo sabe de sus espurios negocios a espaldas de los demás. Ellos mismos fueron los promotores de que los destacamentos deben girar mensualmente dinero, mal habido por cierto, para engrosar sus bolsillos. Y la milicada asignada en los puestos camineros, que también van en la parada y gozan de impunidad, hacen el laburo a sabiendas de que están fuera del marco legal, pero gozan de ciertos privilegios.
Todos saben de esta corrupción, pero ¿fue necesario que una mujer denunciara que el ex marido no le pasa el pago “por alimentos” para recién “enterarse” de esta situación?
Inician solo una información sumaria administrativa, pero así, solo servirá para callar el rumor. Nunca podrán pedir informes a una entidad bancaria, por ejemplo, para saber si el corrupto Jefe de la Unidad Regional Nº 3, Comisario Mayor Lucio Díaz, tiene cuenta bancaria y los movimientos de la misma. Es obvio que solo una investigación judicial puede hacerlo, pero ¿cuánto pasará para que ello ocurra?
No obstante ello, la situación no da para más. Hay creciente descontento en las filas policiales, y ya el Ministro Neder está en jaque. No puede, ni debe intentar siquiera, seguir manteniendo en el cargo a estos sátrapas que se lo van a llevar puesto el día de mañana. Hay mucho en juego, y tal vez eso sea lo que sostiene a estos inoperantes en el cargo. Mientras pergeñan espurios negociados desde sus cómodos despachos, a fuerza de perjuicio de sus subalternos, la ciudadanía se debate entre el miedo y la inseguridad reinante. Basta solo ver los periódicos locales y los noticieros, para comprender que la ola de inseguridad crece. Todos tenemos las mismas posibilidades de ser víctimas, pues la policía por si misma, no ofrece respuestas a tal flagelo, ni aún mínimamente.
Y nunca podrá salir de esa situación, mientras estos corruptos permanezcan en el cargo. Son inoperantes, y ya está sobradamente demostrado. Los falsos proyectos que nunca se concretaron, las vagas ideas sensacionalistas, han llevado sólo a la debacle de la institución, y con ello, el desamparo de una sociedad que sólo pide tranquilidad. ¿Qué pensarán hoy las víctimas del delito en nuestra provincia? Los propietarios de las estaciones de servicio, blanco asiduamente elegido por los delincuentes; los arrebatos, las salideras bancarias. Hasta en nuestras propias casas ingresan con total impunidad. En relación al robo de la estación de servicios en Añatuya, la crónica de un periódico local, indicaba que los malvivientes conocían el movimiento y que no habría policías cerca, ya que carecen de móviles policiales y que sólo entran cuatro efectivos por guardia. Estamos hablando de una comisaría en una ciudad cabecera de Departamento, dependiente de la Unidad Regional Nº 3, que funciona en el mismo edificio. ¿A que están jugando? Al juego de la corrupción y la impunidad.
Lucio Orlando Díaz, Omar Enrique Quiroga y Marcelo David Pato, pertenecen a la misma promoción, a la misma escuelita. No hace falta agregar nada más.
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