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domingo, 11 de julio de 2010

LA GRAN ESTAFA INCONCLUSA


En 1993 los fondos coparticipables que le enviaban desde la Capital Federal a la provincia de Santiago del Estero, apenas alcanzaban para pagar los sueldos de la administración pública.

La escasa recaudación interna apenas contribuía para la realización de algunas obras esenciales, cuando éstas no resultaban imprescindibles, por lo que en suma, el gobierno provincial se había convertido en un mero administrador de la escasez presupuestaria, gracias a la mentada “reforma del Estado” que inspiró Cavallo desde su despacho ministerial.
En la provincia, los gremios ya daban cuenta que estaban siendo desbordados por sus bases, las que exigían un aumento retroactivo de sus sueldos, que se mantenían congelados. Así, a fuerza de movilizaciones, marchas y huelgas repentinas, se buscaba paliar el ajuste salvaje e inservible que desde el ministerio de economía se impuso de manera unilateral en todas las provincias argentinas.

Ceder o no ceder fue la encrucijada de esa época de vacas flacas, que terminó provocando el descontrol, la agresión y la violencia sobre las espaldas de un pueblo tranquilo, que por primera vez, resultaba manipulado por maleantes foráneos, contratados especialmente para provocar un caos generalizado, preparando el caldo de cultivo, para intervenir la gobernación.

El arribo de Juan Domingo Schiaretti a la provincia, -quien llegó escoltado por una banda de auténticos ladrones- en calidad de Interventor Federal, despertó en la población una sensación de esperanza y de cambio fundamental, como proceso necesario en busca del apaciguamiento moderador sobre un declamado desorden económico y moral –nunca comprobado- dentro de las estructuras gubernamentales.

Cuando llegó, fue recibido como el gran salvador del descontrol. Terminó abucheado y con la mochila llena de denuncias penales que aun duermen el sueño del “arreglo” en los anaqueles de la impunidad judicial. Tal como lo expresamos en sucesivas notas sobre la gestión de este millonario funcionario cordobés, cuando asumió el premio de “Interventor Federal” impuesto por su entonces socio Domingo Cavallo, rejuntó a un grupo de mano de obra desocupada que se instaló en la provincia con el solo objeto de depredar cuanto elemento de valor estuviera a su alcance.

Entre la caterva, en un cargo de tercer rango, asumió el CPN. Miguel Pedro Civallero - o Pedro Miguel- como Director de Administración del Ministerio de Salud y Acción Social, el mismo que en la actualidad reviste el cargo de Secretario de la Función
Pública en el gobierno de Córdoba. “Es otra de las espadas de Schiaretti. Fue el jefe de sus equipos técnicos de campaña. También fue estrecho colaborador durante la gestión de Schiaretti como interventor federal en Santiago del Estero. Civallero siempre ocupó cargos en la administración delasotista. “Tiene el organigrama del gobierno en la cabeza”, dicen quienes lo conocen bien.” 1
Lo cierto es que alguien se presentó, cheque en mano, en la ventanilla del Banco de la Provincia el 22 de julio de 1994 y se llevó $ 263.360, y recién cinco días después se denunció en la policía que dicho instrumento de pago era apócrifo. Como juez de la causa intervino Roberto Rubén Lafouret, un oscuro abogado inescrupuloso traído especialmente para manipular las causas piratas de la gestión Schiaretti. En la misma fecha otro cheque por $ 300.210 fue puesto al cobro en ventanilla sucursal bancaria termeña, cuyo pago fue frustrado por la psicosis vivida entre los empleados que ya estaban alertados de la maniobra delictiva.

La investigación impulsada por Lafouret: “ofreció diversos altibajos jurídicos, ya que un sector de la policía estuvo sospechado de haber realizado un reconocimiento irregular en sede del Ministerio de Salud y Acción Social”. Mas el apañamiento del entonces “Fiscal General” del Superior Tribunal de Justicia y el silencio cómplice del entorno gubernamental, echaron un manto de silencio sobre la actividad del funcionario foráneo.

Casi un mes después el cajero que pagó por ventanilla, reconoció al entonces Director como quien se llevó el dinero en una bolsa, describiéndolo ante la policía, quien realizó un fotofit, cuya imagen comparada con la cara de Civallero, eran como dos gotas de agua.
1. http://www.lavoz.com.ar/nota.asp?nota_id=144596
2- Diario El Liberal, pág. 19; 25/07/1998.

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