El jefe de gabinete jura en el cargo |
Zamora no reemplaza a “Sugus” y éste no quiere abandonar el cargo, porque lo tiene “agarrado” en negociados oscuros y recibiendo coimas, mientras el susurro fluye de la mismísima Casa de Gobierno y por el boca a boca, que se encargan de informar a la gente de la calle al instante de las derivaciones del desfalco.
Se comenta por ahí que Zamora no actúa -pese a los ilícitos- para no “dar la razón a los periodistas independientes” y de esta forma no caer en evidencia de la corrupción de su gobierno ante la sociedad. Además, caerían muchos propietarios de pasquines, diarios y radios por sobrefacturación quienes están atemorizados si actúa el gobernador .
Otros, en cambio, sospechan que Zamora está convencido de es un incidente pasajero y que en un par de semanas todo se olvida, tal como lo comento en su intimidad,” total el dinero es del pueblo”.
“En el freezer”?
Están pasando cuestiones muy graves. Como que se descubrió a un jefe y a una asociación ilícita que operaban con el método de la facturación apócrifa.
Asimismo, se trata de un hecho doblemente agravado porque ocurrió con el jefe de Gabinete (o jefe de ministros), quien de la noche a la mañana ha dejado de pertenecer al elenco privilegiado de Zamora. Fue puesto en el freezer y ya no sale a pasear por ningún acto público. En la entrega de premios del programa deportivo que conduce Lito Argañaraz y produce "Cacho" Lezana, uno de los agencieros sospechados, no asistió Zamora a recibir la mención especial, sino que lo hizo Niccolai.
“Tiempos políticos”
Parece un chiste. Pero corresponde consignarlo. Hay 67 periodistas dueños de pequeñas radios FM y de pasquines a los que “mantenía” con fondos públicos el jefe de Gabinete, algunos de los cuales comentan que “Zamora va a hacer los cambios recién cuando se callen los críticos que pretenden ‘gobernarle’ la provincia”.
Frente a descabellada advertencia, corresponde aclarar a éstos voceros del zamorismo o del suguismo, que la corrupción es un cáncer que agobia a la provincia y, consecuentemente, hay que denunciarla y combatirla al instante.
Reprimir, sancionar o remover a un funcionario que cometió una falta grave con fondos públicos es un deber que tiene que cumplirse sin meditaciones sobre supuestos “tiempos políticos”.
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