Es verdad que a Gerardo Zamora poco le importa la calidad institucional o el Estado de Derecho. Para él, todo eso es materia que se pisotea a cada instante; en cada acto de gobierno. Sin embargo, dentro de su perfil bien definido como un antidemocrático, tiene otra faceta: es muy tolerante…pero con los corruptos y con la corrupción.
Se sabe que en una administración pública (en este caso él es el jefe administrador del Estado santiagueño), la corrupción avanza sólo si las personas honestas dejan que avance. Zamora, en seis años de gobierno, ha dejado pasar mucha corruptela. Al único que lo investigó y mandó preso es al ex intendente Julio Alegre. Y, más aún, se conoce que fue porque “El Negro” le formuló su “planteo y proyecto político” diez días antes de las elecciones a diputados nacionales, en junio de 2009. “Es la última que acompaño al kirchnerismo. Pasan estas elecciones y me vuelvo a la UCR. Además, te aviso, te voy a disputar la gobernación…para eso tengo bastante dinero”.
Fue cuando Alegre se cavó la fosa y pasó lo que sabemos: denuncias y declaraciones de cómplices que se auto-incriminaron y que deberían estar también entre rejas.
Dejo pasar, antes, la corruptela en Infraestructura Escolar; en Vialidad; en Desarrollo Social; en el Iosep; en la municipalidad de la Capital (hablamos de la era “Lito” Infante); en San Pedro de Guasayán, donde el jefe comunal ahora es concejal; en la municipalidad de Frías, donde Humberto Salim consiguió la re-elección; en Recursos Hídricos, y en casi todas las reparticiones de su órbita; o sea el Poder Ejecutivo.
Algo raro esconden los funcionarios que pasaron o que ocupan cargos en dependencias plagadas de corrupción y a las cuales Zamora no los investiga y encarcela a estos sres incorrectos. Se recuerda, en ese sentido, que cuando se quejó por el robo en Infraestructura Escolar, vino el responsable, “Rupa” Molina Areal, y amenazó: “Me llegan a llamar a un sumario administrativo y canto todo”. Hasta hoy no lo llamaron.
Pero hay casos dignos de rescatar. Como el de la ex ministra de Educación, la doctora Mirta Guerrero, quien fue con los expedientes “corruptos” y denunció a los responsables. Como Zamora no le dijo nada, le presentó la renuncia. Otro como el del ingeniero “Bicho” Isaac, quien separó de su cargo en Recursos Hídricos a un jefe que hacía chanchullos. Cuando se enteró el jefe de Gabinete, Elías “Sugus” Sugus, y pretendió reprenderlo que “se metía con ese jefe de sección”, le presentó la renuncia y se fue a su casa.
Pero el resto (o sea los sospechados), o dejó el cargo y anda campante por la calle (“Rupa” Molina Areal, Horacio Lugones, etc.) o sigue en funciones como si nada pasara.
El nuevo caso
Ahora, hace quince días, Zamora descubrió un desfalco exorbitante en sus narices; en su cara. Una verdadera asociación ilícita encabezada por el jefe de Gabinete, el inefable “Sugus” Suárez y el subsecretario de Prensa, “Lito Argañaraz”, con la concurrencia de dos “dueños” de “agencias de publicidad”, “Cacho” Lezana y “Tito” Chorén, y nadie del gobierno (por disposición del jefe administrador) ha formulado denuncia alguna.
Acerca de los dos funcionarios, apenas se rumorea que ya “están echados”, pero siguen en funciones. Sobre los “dueños” de las “agencias de publicidad” tampoco recibieron ni un reto siquiera.
¿Cómo es este juego? Desangran al Estado con facturas truchas, se roban los dineros de todos los santiagueños y nadie les dice nada. Se compran autos y camionetas cero kilómetro, departamentos en ciudades importantes, construyen edificios en el centro de Santiago, hoteles en la costa Atlántica u hosterías en Tilcara, etc., y siguen en cargos públicos. ¿Heredaron alguna fortuna de los abuelos? ¡Acertaron el kini o algún “gordo” de lotería?
¡No vaya a ser que están esperando que ante la ausencia del Estado (Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y Poder Judicial), la gente salga a la calle y los señale o los insulte en alguna confitería!
Están llegando a provocar, peligrosamente, el hartazgo de los ciudadanos, y el desencanto generalizado contra este modelo de democracia.
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