El año pasado, el gobernador Gerardo Zamora tuvo que saltar una tapia para evitar que la gente que lo insultaba cargue contra su persona. Estaba acompañado por el ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur, y fue en Colonia Dora, a raíz de las inundaciones provocadas por un terrateniente radical (amigo del gobernador y del vice gobernador, Ángel Niccolai), residente en Añatuya, que se dio el lujo de construir un bordo para resguardar sus sembradíos. (“Total somos gobierno”, dicen que desafió cuando ordenó construir la muralla en torno a sus tierras, con total desprecio para los pueblos de Colonia Dora al Sur que sufrieron el avance de las aguas).
Después de tamaño papelón, a un año, y cuando todo el mundo sabe que el río Salado crece en febrero, por lo visto nada se hizo de lo que prometió el gobernador. No realizaron control, supervisión y custodio a favor de los habitantes ribereños que tienen sus casitas en los departamentos por los que transita el río desde que ingresa de Salta y se va hacia Santa Fe. En ese sentido, la incompetencia de Zamora y de sus funcionarios del área no tiene parangón.
Hoy, en este “Santiago que sigue creciendo” (según el eslogan de este gobierno), vale la pena agregar que también crecen las inundaciones, el cáncer por el glifosato (soja) y, en fin, todo crece.
Es que estos funcionarios, queda confirmado, no tienen idea de su trabajo en la función pública. Ni se acordaron (ensimismados en sus vacaciones) de que había que poner todos los esfuerzos, antes de fin de año, para evitar que las crecidas ataquen a los pobres campesinos del Norte, el Centro y el Sur de la provincia. Ni decidieron poner en raya a los “empresarios” a los que Recursos Hídricos los convirtió en “nuevos ricos” gracias a que se les otorgaron (y se les otorga) obras tendientes a evitar el desmadre del caudal, pero que no terminan o directamente no realizan los trabajos; pese a que cobran sumas siderales.
Es que estos funcionarios, queda confirmado, no tienen idea de su trabajo en la función pública. Ni se acordaron (ensimismados en sus vacaciones) de que había que poner todos los esfuerzos, antes de fin de año, para evitar que las crecidas ataquen a los pobres campesinos del Norte, el Centro y el Sur de la provincia. Ni decidieron poner en raya a los “empresarios” a los que Recursos Hídricos los convirtió en “nuevos ricos” gracias a que se les otorgaron (y se les otorga) obras tendientes a evitar el desmadre del caudal, pero que no terminan o directamente no realizan los trabajos; pese a que cobran sumas siderales.
Esa agua que antes “quedaba en el monte!, pero ahora, gracias a los finqueros (soja) y a la complicidad del gobierno de Zamora, con sus desmontes, afecta a los pobres campesinos.
Nadie se hace problema entre los funcionarios. Total… ni el gobernador ni la caterva de ineptos que lo rodean, viven entre esos desposeídos comprovincianos. Ni los empresarios residen en la zona afectada. Sólo viven los campesinos; esos que votaron a Zamora y a sus colaboradores.
Nadie se hace problema entre los funcionarios. Total… ni el gobernador ni la caterva de ineptos que lo rodean, viven entre esos desposeídos comprovincianos. Ni los empresarios residen en la zona afectada. Sólo viven los campesinos; esos que votaron a Zamora y a sus colaboradores.
No se hacen obras, aunque se las cobre. Los funcionarios no tienen un plan. Ni una hoja tienen de lo que hay que emprender para salvar a los ribereños que sufren año a año el impacto de las inundaciones. En ello consiste el “modelo” de Zamora y de su ministro de la Producción, Luis Gelid. De este modo, sin un programa serio (que en seis años de gestión no pudieron ni esbozarlo), hablan a boca llena (en los medios adictos, por supuesto) del “desarrollo provincial”.
Bueno sería que desciendan de los aviones y se mezclen entre los inundados, a fin de que los campesinos les digan en la cara que lo único que hacen desde la Casa de Gobierno son excelentes negocios para otros y nunca para los santiagueños. (Hablamos de los terratenientes foráneos que coparon la provincia). La gente, en cambio, sigue excluida y pobre, con total desesperanza.
Bueno sería que desciendan de los aviones y se mezclen entre los inundados, a fin de que los campesinos les digan en la cara que lo único que hacen desde la Casa de Gobierno son excelentes negocios para otros y nunca para los santiagueños. (Hablamos de los terratenientes foráneos que coparon la provincia). La gente, en cambio, sigue excluida y pobre, con total desesperanza.
Las fotos son contundentes ¿Qué puede pasaría si entre los humildes inundados se registrara un enfermo grave, por estos días, con el bañado hasta el cuello? Se va a morir antes de llegar a un centro médico, porque qué ambulancia puede pasar por esos “caminos” convertidos en ríos caudalosos.
Bueno sería que Zamora, cuando regrese de sus vacaciones, tome el toro por las astas y haga saltar de sus sillones a los burócratas que designó en áreas del Agua y de Recursos Hídricos, y mande presos a los “empresarios” que cobraron millones de pesos y no realizaron las obras de contención a las crecidas.
Bueno sería que Zamora, cuando regrese de sus vacaciones, tome el toro por las astas y haga saltar de sus sillones a los burócratas que designó en áreas del Agua y de Recursos Hídricos, y mande presos a los “empresarios” que cobraron millones de pesos y no realizaron las obras de contención a las crecidas.
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