El gobierno, decidido a impedir un frente radical-peronista.
La interna radical es tan decisiva para el gobierno como la interna del PJ”. Esta definición se la adjudican a Néstor Kirchner horas después de ser electo Secretario General de la UNASUR, en una reunión en la que confirmó que intentará volver a la Casa Rosada.
El objetivo kirchnerista es evitar que Julio Cobos sea candidato a presidente de un amplio acuerdo entre la UCR y sectores peronistas e independientes. De ser así y de enfrentarse Cobos y Kirchner en una segunda vuelta, el mendocino tendría todas las de ganar. Por el contrario, si el candidato radical tiene menor penetración en la clase media independiente, aumentan las posibilidades -al menos teóricas- de que el kirchnerismo crezca. Con este análisis, bastante voluntarista, los Kirchner apuestan ahora decididamente a que Ricardo Alfonsín le arrebate a Cobos la candidatura presidencial.
El primer paso
La interna para elegir la nueva conducción de la UCR bonaerense, cuatro delegados al Comité Nacional y 344 convencionales provinciales es el primer round de la lucha por la candidatura presidencial. Alfonsín resistió las presiones para componer una lista de unidad y mantuvo a su candidato, el platense Miguel Bazze. Enfrente tiene una coalición poderosa con tres cabezas: Leopoldo Moreau, Federico Storani y Gustavo Posse, a los que se les suman los sectores cobistas. El intendente de San Isidro es la carta de triunfo de este sector en la estratégica Primera Sección Electoral. Como están dadas las cosas, el 6 de junio, fecha de la interna, el resultado podría convalidar la candidatura de Cobos o ponerla en crisis a través del surgimiento de Alfonsín como rival para la interna abierta de agosto del 2011.
El Kirchnerismo ya está apostando y algunos socios empresarios del poder, como Jorge Brito (Banco Macro) y Sebastián Eskenazi (YPF, Banco de Santa Cruz) ya habrían recibido la sugerencia del líder de UNASUR para que apoyen la cruzada contra Cobos en la interna de la UCR bonaerense. Además, los gerentes del multimedios oficial ya habrían recibido instrucciones de apoyar a Alfonsín, que hoy por hoy es el único miembro de la primera línea radical que no es denunciado ni acusado desde el gobierno. Pero en Olivos se hacen además otros cálculos. Si la coalición pro Cobos es derrotada en Buenos Aires por los seguidores de Alfonsín, aquél se vería obligado a lanzarse de lleno a la arena política para tratar de que su rival no se quede con toda la estructura radical. Puesto en ese brete, Cobos estaría casi obligado a renunciar a la Vicepresidencia. Se cumpliría así uno de los mayores sueños de los Kirchner y Juan José Pampuro pasaría a presidir el Senado.
El juego de las alianzas
Las consecuencias de este juego sobre las alianzas para la elección presidencial son también decisivas. El avance de Alfonsín revitalizaría el Acuerdo Cívico y Social y hasta la posibilidad de una fórmula Alfonsín-Binner o Alfonsín-Carrió. Esto también complacería a los Kirchner, porque semejante armado no atraería un solo voto peronista, más bien lo contrario.
La capacidad del sello del PJ para absorber votos se mantendría entonces intacta. La verdadera amenaza para el oficialismo es que Francisco de Narváez vuelva a convertirse en su verdugo. Si el empresario llegara a presentarse para gobernador de Buenos Aires sin sumarse a un presidenciable peronista, podría acordar a último momento con Cobos. Entonces la expectativa que despertaría una coalición peronista podría ser insuperable para un PJ pegado a los pecados del kirchnerismo.
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