Nuestra Patria se encuentra en una encrucijada: o el golpismo impone una democracia formal y colonial sometida a los dictados de los mercados como ordenadores sociales; o junto a nuestro pueblo asumimos la tarea de profundizar la democratización del poder, como eje de una construcción nacional estratégica en donde la soberanía popular expresada en el voto encuentre su máxima expresión.
En ese sentido no podemos permitir la existencia de enclaves financieros ni de ningún tipo, fuera de las necesidades del pueblo argentino y del gobierno legítimamente constituido. Cualquier desafío a esta lógica es “un Golpe de Estado” ya ensayado por el imperio en Honduras y en vías de ser votado por los parlamentos en Nicaragua y Paraguay.
Si el Gobierno no puede gobernar por culpa de maniobras formales que solicitan “mayor institucionalización” mientras judicializan la política, entonces las herramientas constitucionales se vuelven imprescindibles para cumplir el mandato popular, como los Decretos de Necesidad y Urgencia.
Si aquellos que ocupan un cargo gracias a un proyecto político hoy se oponen a ese mismo proyecto y al gobierno que lo conduce, deben ser hombres de bien y renunciar. Tal es el caso del vicepresidente y jefe de la oposición, y del ex presidente del Banco Central.
La principal tarea de la hora actual es convocar a todos los sectores políticos, trabajadores, cooperativas, organizaciones sociales y empresariales a DEFENDER LA DEMOCRACIA, y es una tarea revolucionaria de gran importancia.
No se trata de ser mas o menos oficialista, se trata de que nuestra PATRIA deje de ser condicionada por intereses mezquinos que durante más de 30 años, desde el sector financiero, desde los sectores de la oligarquía y las empresas monopólicas privatizadas en la década infame del 90, cooptaron los medios de comunicación y constituyeron un ariete de penetración cultural del individualismo egoísta y codicioso que aterrizó en la política en su versión más patética: la fragmentación neoliberal.
Superar esa fragmentación con la unidad del campo nacional y popular exige de todos nosotros humildad, patriotismo y compromiso con el pueblo, abandonando luchas pequeñas, sectoriales, que sólo favorecen a los enemigos de la Unidad Nacional y la Soberanía Popular.
Por eso, proponemos que en este acto se ponga en marcha el FORO NACIONAL PERMANENTE DEL BICENTENARIO POR LA DEFENSA DE LA CONSTITUCIÓN, LA DEMOCRACIA Y LA JUSTICIA SOCIAL, como ámbito de diálogo y encuentro para esa convocatoria urgente e indispensable
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