La conspiración que el gobierno cree ver a diestra y siniestra ya está instalada en la City, pero con el nombre de desconfianza.
Los operadores del mercado y los titulares de los depósitos se preguntan qué caja va a manotear el gobierno, ahora que la justicia clausuró el Fondo Patriótico y mientras el canje se desmorona a toda velocidad. Kirchner es un enamorado de las operaciones sorpresa y los golpes de mano, detestando, en cambio, las decisiones consensuadas y programadas.
Esta metodología se conecta ahora además con un agujero fiscal de 10.000 millones que no ingresarían como retenciones a las exportaciones.
Así es que empezaron a circular las versiones. Una de las mismas habla de un proyecto de nuevo corralito para las próximas semanas. Funcionaría con bonos de canje y tendría por nombre Fondos Patrióticos, tal vez para estar a tono con el malogrado Fondo del Bicentenario.
Obviamente, con una medida de este tipo, la confianza del mercado en el gobierno desaparecería definitivamente. Cabe preguntarse si esto a Kirchner le importa demasiado, teniendo en cuenta que igual la desconfianza ya está instalada y que no perdería demasiados votos, ya que se perjudicará sobre todo a la clase media, que ya revista en el antikirchnerismo.
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