¿Qué dirá el Sr. Gobernador de la Provincia, cuando se reúne con su Ministro de Gobierno, en torno al tema de la inseguridad? Es una pregunta tan simple que se transforma en tremendamente peligrosa cuando los argumentos he han agotado hace tiempo.
Antes fue la falta de personal, pero se permitió el ingreso de tantos policías en los últimos tres años, o sea que ya no es un motivo de excusa. Luego fue la falta de móviles, pero el gobierno, mediante compras por fuera del marco legal, proveyó de autos, motos y camionetas a las distintas dependencias policiales (en realidad fueron a parar a manos de los ineptos jefes), o sea que tampoco es un argumento válido. También se argüía la falta de capacitación en los distintos niveles (claro, Marcelo Pato y Omar Quiroga seguro que son profesionales universitarios, ¿cierto?), entonces, mediante un expediente trucho se permitió el ingreso de una cantidad de profesionales, que se la pasan haciendo quien sabe qué cosa, pero nada relacionado con la problemática. Con lo que se deduce que tampoco es problema la falta de profesionales.
Entonces, que pasa, debería preguntarse el Dr. Zamora. A esta altura de los acontecimientos ya dudamos que al gobernador le interese su pueblo, el mismo que lo voto para administrar la provincia y sobre todo que nos brinde seguridad a los ciudadanos. No obstante, es muy sencilla la respuesta y que está a la vista.
Zamora tiene en su gabinete un ministro de gobierno que no tiene idea sobre lo que es una política de seguridad, ya que no tiene preparación alguna. Pero si con mucha experiencia en estafa fraudulenta reiteradas, coimas etc., etc. Por debajo de él, otro inepto como Silva Neder, mismo palo, misma astilla. Y debajo de éstos, con esa cara de “yo no tengo la culpa”, Marcelo Pato y Omar Quiroga, quienes sin una mínima preparación en seguridad, sólo la que aprendieron de solo estar en la policía, que en realidad nada tiene que ver con el tema, están a cargo nada más y nada menos que de la jefatura de la institución. ¿Qué se puede esperar entonces?
Ninguno de los antes mencionados salió a dar explicaciones de lo que sucede, por ejemplo, en el caso del menor Luciano Bruno Cella; tampoco explican que pasa con los robos que a diario se cometen en contra de los remiseros y colectiveros; menos aún, los asaltos y arrebatos que victimizan a los ciudadanos comunes, pero en especial a los comerciantes que se sabe manejan dinero y realizan operaciones bancarias. Nadie está protegido.
Pero una cosa si es llamativa: la facilidad con que los delincuentes operan en la ciudad. Ya este portal mostró oportunamente y con pruebas, como el Comisario Inspector Ibáñez, Cuchipelo, liberaba zonas para que actuaran impunemente los motochorros. Ahora desde el Departamento Operaciones, tanto Camaño como el Comisario Mario López, mienten descaradamente que se ha reforzado la vigilancia para evitar los asaltos a remiseros. Mienten.
Los sucesivos hechos lo demuestran. Dos estaciones de servicios asaltados, una en ruta 34 y 51 en La Banda, con el nada despreciable botín de 250 mil pesos. Otra en Libertad y Santa Rosa, donde no se llevaron nada de valor, pero que puso en riesgo a los empleados y a su propietaria de apellido Aguirre. Una vivienda de la zona sur en la que los delincuentes se llevaron distintos elementos valuados en 20 mil pesos, entre ellos dos televisores de última generación. Es elemental. Para ejercitar ese “modus operandi” se necesitan “ciertas libertades”, que las da la carencia de un control, un patrullaje preventivo. El caso es que los policías que estos mal llamados jefes pregonan que se encuentran en la calle, en un servicio “proactivo” como dice Pato, es una falacia total.
Un ejemplo. Un conocido comerciante del medio local, de apellido Zanello, fue víctima de un “arrebato”. Pidió ayuda, buscó policías en la calle, pero no obtuvo respuesta. Tuvo que salir él mismo en persecución de los arrebatadores, localizando a uno cuando intentaba esconderse en un comercio. Recién luego de un tiempo interminable, llegó la policía. Conste que esto sucedió en Avenida Moreno y Sor Mercedes Guerra. ¿Dónde está la incontable cantidad de policías que dicen trabajar proactivamente, es decir, antes de que los delitos se cometan?
Sr. Gobernador, a Ud. le cabe la responsabilidad de que estos ineptos estén aún en el cargo. Esa es la respuesta a la cantidad de hechos delictivos que asolan nuestra provincia, porque el interior también sufre los embates de la delincuencia, pero las “estadísticas” no lo reflejan.
Un par de profesionales que el Departamento Operaciones tiene, salen a la palestra a tratar de explicar por qué suceden los hechos, pero cuando de hablar se trata, creo que cualquiera puede exponer con una mediana preparación, sobre algún tema en especial. Pero la cuestión es que estos profesionales, a la calle la conocen porque van y vienen a su casa, nunca un trabajo de comisaría, donde sus teorías van a chocar con la realidad.
Pato habla de policía proactiva, pero es todo lo contrario.
Volvamos al tema del robo a la estación de servicios Refinor. El día de ayer, policías de civil, los “adivinos” profesionales, en un admirable trabajo de inteligencia policial, habrían “marcado” a un porteño en la ciudad de La Banda, en inmediaciones del Hotel Avenida. Aparentemente, el sospechoso ocupaba una habitación del mismo. Al cabo de una paciente espera, el individuo salió a la calle, e inmediatamente, en un trabajo perfectamente sincronizado y con un profesionalismo que hay que destacar, fue interceptado por estos policías de civil, quienes lo rodearon para no permitirle ninguna posibilidad, a sabiendas de que era “extremadamente peligroso”.
Ante tal situación, el sospechoso, abrumado por la situación quiso defenderse, pero los policías, en un alarde de encomiable preparación para “situaciones de alto riesgo”, hicieron uso de “la fuerza pública para el correcto ejercicio de sus funciones”, tal como lo establece el Código de Procedimientos en lo Criminal y Correccional de la provincia.
Tal vez, dicen los testigos, se excedieron un poco, porque lo molieron a palos al porteño.
Ahora viene la otra parte de la historia. El peligroso delincuente, sospechoso de integrar la gavilla que asaltó la estación de servicios, si era porteño, y con antecedentes.
Pero los antecedentes eran de buen futbolista, el cual, merced a esos atributos había sido contratado por el Club Central Córdoba de esta ciudad Capital, con vistas al próximo torneo. El muchacho, salió del hotel donde paraba, que dicho sea de paso estaba pagado por el club contratante hasta tanto le consiguieran una vivienda, para dirigirse a un telecentro ubicado en la inmediaciones. Claro, al verse rodeado de cinco o seis tipos, pensó que lo asaltaban y reaccionó, y allí los profesionales de la mediocridad, lo molieron a palos a la vista de todo el mundo.
Una vez en la dependencia policial, el atribulado jugador llamó a un dirigente quien acudió presuroso, y al corroborar el desastroso procedimiento policial, llamó al presidente del club Pancho Pesce, que a su vez informó al Sr. Gobernador.
Esto trajo aparejado el consiguiente lio, y hubo reuniones hasta altas horas por este hecho que muestra a las claras en donde estamos parados. Lo único que se les ocurrió hacer a los mediocres, es evitar que se “se filtre” información a la prensa, cosa que obviamente no pudieron concretar. Pato anda como gato en piso de mosaico, no sabe como tapar la "caca".
El pobre jugador de fútbol, a quien luego lo avasallaron con pedidos de disculpas, no quiere saber nada de quedarse y pidió regresar a Buenos Aires. Parece que en la gran urbe, estará más seguro que en la Madre de Ciudades. Una verdadera VERGÜENZA.
Esta es Sres. Lectores, la policía proactiva, la policía profesional de Marcelo Pato y Omar Quiroga.
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