Apunta a crear la idea de que tiene posibilidades de ganar las lejanas elecciones del 2011. Un equipo especial establece las pautas que son paralelas a la táctica divisionista.
A medida que se acerca el proceso electoral que constitucionalmente debería darse a finales del año próximo, el kirchnerismo recibe números y análisis de opinión que considera adversos a incitan la actual política de crear divisiones entre los sectores, partidos y dirigentes adversos y también en la opinión pública en general. A esto responde en cierta medida -además de las coincidencias ideológicas que impulsan las medidas- al fomento de los llamados "matrimonios" entre homosexuales y la posterior propuesta legislativa de desculturalizar a la sociedad mediante otra ley complementaria que aplicaría obligatoriamente en las escuelas públicas, una oferta educativa en el sentido de que el sexo es una elección y no una determinante de la naturaleza tal cual lo establece la realidad.
Al margen de los intereses que giran alrededor de este tremendo asunto que vulnera hasta las prerrogativas que establece la patria potestad de los padres sobre los hijos y los principios religiosos cualquiera sea el credo, el plan kirchnerista considera que estos asuntos que llegan respaldados, además, por ingentes recursos económicos utilizados por los sectores que hacen propaganda en favor de su propia enfermedad, los Kirchner -o Néstor Carlos, más específicamente, por su función de verdadero responsable del Poder Ejecutivo y planificador partidario- consideran que el debate y enfrentamientos que provocarán estos y otros temas, servirán para distraer a la atención pública y profundizar las disidencias entre aquellos sectores políticos, partidarios o de influencia, a los efectos de distraer la atención sobre el manejo electoral.
Dicho así, la información suena a sencilla y compleja simultáneamente, lo que permite concebir hasta dónde puede llegar la decisión del actual oficialismo para desarrollar una campaña que le permita encontrar mejores condiciones para no perder el poder o al menos, para complicárselo al ganador si es que sale derrotado, y generar así un nuevo escenario conflictivo después de los comicios.
Como puede apreciarse, el futuro político institucional es y será más complicado todavía y cualquier especulación que se haga al respecto, deberá evaluarse a la luz de las acciones psicológicas que se han montado especialmente para manejar algo tan delicado como es el futuro de la República.
Lo que dejamos dicho acopla una mayor gravedad originada en la grave situación por la que transita nuestra sociedad y por los miles de millones dispuestos por la Casa Rosada para comprar voluntades, sobre todo en determinados lugares de gran concentración poblacional y necesitada de recursos, como se registra en el conurbano. Todo esto, más otras circunstancias orientadas a "arrastrar" votos y que iremos desgranando con el correr de los días, ofrece un horizonte plagado de inquietudes y sinsabores. Esto es lo menos que puede decirse.
El plan de acción psicológica se asienta en afirmar la creencia de que el kirchnerismo podrá ganar las próximas elecciones en la primera vuelta y de que si no es así, ocuparía un lugar cercano del posible triunfador, es decir que, además, tendría una representación legislativa que le otorgaría una inmensa capacidad de maniobra. Con ello se busca montar la sensación de que estará en condiciones de incidir en el proceso posterior y con ello, ayudado por la gran cantidades de antecedentes reunidos sobre las intimidades de los dirigentes en general, con el añadido de datos inventados pero presentados de tal manera que los haría creíbles o al menos, generadores de situaciones complicadas, los K. estarían en condiciones de operar con un cierto éxito montados en una crisis constante y provocada.
Es que Kirchner y sus adláteres saben perfectamente lo que deberá sucederles a través de las leyes vigentes en caso de llegar a morder la derrota y es por eso que buscan aliados y colaboradores que contribuyan a su supervivencia.
Entre quienes trabajan en el análisis y formulación de las encuestas se mencionan taxativamente a los sociólogos y especialistas en estas cuestiones, como Artemio López, Enrique Zuleta Puceiro, Analía de Franco, el infaltable Braga Menéndez, Ricardo Rouvier y Roberto Bacman, quienes asesoran y pergeñan proyectos, planes argumentales y propuestas que le permitan a Néstor Carlos Kirchner remontar el respaldo ciudadano al 40 por ciento de los votos posibles. Al menos, se intentará llegar a esa cifra en lo que resta de los meses previos a las elecciones de octubre del 2011. Sin embargo, las cifras actuales y de allí la desesperación del matrimonio gobernante y sus amigos, lo colocan actualmente en un nivel ligeramente superior al 12 por ciento de la vocación de voto y con una tendencia bajista de su imagen.
Esto acarrea varios problemas. El primero, es la dificultad por ocultar estos números aún cuando las encuestas de Mora y Araujo arrojen datos más optimistas para el gobierno y segundo, el hecho de que una vez conocidas se acelere el proceso de "abandono del barco" de lo cual es una expresión elocuente la caída de votos en las Cámaras del Congreso de la Nación. Otra consecuencia concurrente es la falta de candidatos idóneos o más o menos idóneos o aparentemente idóneos, que se arriesguen a integrar listas que serán perdedoras. Nadie que juegue su nombre acepta este riego y por si esto fuera poco, hoy día aparece como un comportamiento a veces constante, la actitud temerosa, renuente a jugarse por más tentadora que sea la oferta. Y cuando utilizamos este vocablo que alude a propuestas convocantes, nos referimos a las esperanzas crematísticas y a la simultánea posibilidad de que esto se sepa.
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