Con distintas situaciones internas, la UCR y el Peronismo Federal se encaminan a tratar de evitar que sus fórmulas presidenciales se definan en las primarias dispuestas por la nueva ley de reforma política 26.571.
La nueva mecánica electoral prevé las internas abiertas para el segundo domingo de agosto del 2011 y las elecciones generales para dos meses después.
Las primarias serán con seguridad compleja -y más aún al realizarse por primera vez- así que el escrutinio definitivo puede demorar más de una semana. Todo esto en el caso de que no haya conflictos que lo demoren más. En síntesis, el mapa de los presidenciables recién estaría claro seis semanas antes de la elección general. Este escaso tiempo sería más que insuficiente para que las campañas opositoras se pongan a punto y puedan influir sobre los votantes independientes.
Y el gobierno saldría favorecido, porque el aparato oficialista ya tendría todo preparado para apoyar al candidato que decida Kirchner. Pero éste no sería el único argumento opositor contra la primaria. También está la financiación. La primaria y la elección general se pueden considerar, a los efectos del gasto, como dos elecciones generales en sesenta días. La magnitud del esfuerzo económico será sin duda agotadora para las arcas de la oposición. En cambio, al kirchnerismo este barril sin fondo no le haría mella. Un último argumento -y no menor- es que la nueva ley de reforma política y los confusos decretos reglamentarios que está dictando el gobierno, tienen docenas de puntos oscuros que serían aprovechados por el kirchnerismo para complicarles las cosas a sus rivales. Las trampas legales de la primaria empiezan a preocupar por igual a radicales y peronistas disidentes.
Los primeros en lanzar la idea de adelantar los tiempos fueron algunos dirigentes cercanos a Ricardo Alfonsín, convencidos de que el partido necesita un candidato que se instale lo más pronto posible.
De prosperar la idea, a más tardar en marzo, la UCR convocaría a sus afiliados- y también a los no afiliados- a que elijan entre aquél y Julio Cobos. En esta interna sin ningún valor legal quedaría definida la fórmula, que también podría ser el fruto de un acuerdo, o sea, Alfonsín-Cobos o a la inversa. Las primarias de agosto pasarían a ser entonces una simple formalidad, porque sólo se presentaría una lista única, que estaría en campaña desde marzo.
Paralelamente, Eduardo Duhalde, Felipe Solá, Alberto Rodríguez Saá y Mario Das Neves estarían pensando en seguir el mismo camino. Es decir, definir rápidamente cuál será la fórmula presidencial del sector a través de una preinterna a realizarse también en marzo. Si este plan llegara a concretarse, los Kirchner quedarían descolocados y las primarias serían más bien un problema para ellos, sobre todo si continúan sin conseguir un rival de primera línea que legitime su triunfo.
El 10 del mes que viene, los precandidatos del peronismo federal firmarían un acuerdo para presentarse todos en la misma primaria. Sin embargo, el objetivo real sería definir la discusión en marzo, cinco meses antes de lo que marca el esquema legal.
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