La legislatura santiagueña, servil al gobernador Zamora

Nunca -y esto es unánime- estuvo tan devaluada la labor del Poder Legislativo en nuestra provincia, donde 36 diputados  entre oficialistas, y a esta altura algunos de la  oposición  , no vienen cumpliendo con sus dos obligaciones constitucionales: legislar y controlar.

El recinto de la Legislatura santiagueña en donde todavía no se refleja las verdaderas inquietudes de la ciudadanía

Esta mayoría oficialista no presentó ninguna iniciativa (de ley) que sirva al bien común. Tampoco se preocupó por tantos conflictos (municipales despedidos, por ejemplo), hechos de corrupción (lamentablemente, que aparecen en todos los estamentos de la administración pública), falta de servicio de justicia (con funcionarios y magistrados que dan pena por tanta ineptitud y desapego por la función), ó la falta de seguridad (con una policía que no tiene conducción, planes, estrategias, etc.).
Uno de los diputados “opositores”, en una tarea titánica, presenta entre cuatro a seis proyectos en algunas sesiones que, por supuesto, el zamorismo le rechaza sistemáticamente. Nos preguntamos para que presenta proyectos solicitando informes a funcionarios del gobierno??????? Luego cuando le inician acciones legales, no sabe cómo resolver los casos, que como abogado debería conocer sus derechos, al final termina publicando solicitadas en los medios locales  retractándose en todo. Creemos que solamente lo hace por “protocolo” para que sus seguidores y el pueblo piensen que es el único legislador que defiende los intereses del erario provincial.
El “efecto Zamora”, que inmovilizo a los 36 diputados oficialistas, sin que ninguno se atreviera a oponerse. Les dice en todo encuentro que reúne a “la tropa de diputados”.
Las órdenes son las siguientes: “Ninguno se atreva a presentar un proyecto de ley, porque es ‘competencia’ exclusiva del Poder Ejecutivo”; “Ustedes deben presentar proyectos de declaración o de comunicación, únicamente”; “Vayan a la Cámara si tienen ganas, y si no pidan licencias o vayan de vacaciones”.
Ahora se entiende por qué es el peor Parlamento de toda la historia de Santiago del Estero, que se dedica, con mucha organización y esmero, a rendir homenajes a artistas, sobre todo a los músicos que semanalmente concurren, reciben la distinción parlamentaria y “tocan y cantan”, convirtiendo al recinto en una “fiestita” en la que nunca falta el movimiento de cuerpo y las palmas de diputados que “bailan” desde sus bancas (en especial “las chicas”).