LA POLICIA DE LA PROVINCIA, UN NICHO DE CORRUPCION

A la desastrosa situación de la policía provincial, de la cual parecen no darse cuenta nuestros gobernantes, situación a la cual hemos llegado en poco más de tres años de gestión MARCELO PATO Y OMAR QUIROGA, únicos y directos responsables, ahora debemos sumarles más hechos de corrupción.

Estos hechos de corrupción, enquistados en algunas dependencias y generalizados en toda la institución, son la cabal muestra de que la policía está podrida por dentro, lo cual trae aparejada el consiguiente impacto negativo en la ciudadanía.
Dejemos de lado el hecho que la provincia en si, como muchas otras, no cuenta con una verdadera política de seguridad, y han dejado en manos de unos perfectos ignorantes en la materia, desde el ministerio del área para abajo, la responsabilidad de brindar seguridad. El gobierno ha delegado en estos engendros la autoridad, pero la responsabilidad sigue siendo de ellos, por lo cual, rendirán cuentas en el futuro.

¿Pero cómo podemos pretender que la policía brinde seguridad si en el seno mismo de la institución, está enraizado el delito?

Cuando por sugerencias del neófito Pato, se abre inscripción para que los ciudadanos comunes ingresen a la policía, con el verso de que se necesita más personal, en realidad le abre la puerta a una sarta de delincuentes que cuentan con sobrados antecedentes para estar en la policía. No como agentes, sino como detenidos. Bueno, cabe la aclaración que desde Pedro Pica Piedra para abajo, más de uno debería estarlo. Tiempo al tiempo.

La incidencia de la política, que merced a encomenderos políticos han atrofiado la real función de seguridad, permitiendo que algunos malandras ingresen a la policía, es solo una parte de lo que ha dejado a la fuerza en este lamentable estado.
¿Y los órganos de control?

No hace mucho, nos sorprendíamos de que una prostituta con causa penal en otra provincia, este integrando hoy la policía. Salieron a decir un montón de estupideces intentando justificar la situación, pero nadie reconoció, ningún mal llamado superior, haber mantenido relaciones con ella. Hoy está trabajando, normalmente, aquí no pasó nada. Los santiagueños tienen poca memoria parece.
Pero eso es algo insignificante, pues fue solo un botón de muestra.

Hablemos entonces de la División Antecedentes Personales, que depende del Departamento Judicial D-5, a cargo del archiconocido Víctor Gervasio Verón.
Es tal el grado de corrupción en esa división, que hay abogados corruptos también por supuesto, que se presentan en esa dependencia a “tramitar” por mandato, certificados de buena conducta. Pero resulta que sus mandantes son personas con antecedentes policiales y/o judiciales, o ambos a la vez, que piden ese certificado para poder ingresar a la policía.

Y concurren seguros de sí mismos, porque desde adentro, hay personal policial (que mal que suena esto) que se encarga de “limpiar” esos legajos. Por una módica suma, obviamente. Y como todos sabemos, y los que no sabemos lo imaginamos, la trenza de esta corrupción es larga y gruesa, y hay muchos que están sumergidos en ella.
Mientras tanto, los corruptos Jefe y Subjefe de Policía pretenden tapar esto, que ya trascendió los corrillos cercanos, y amenaza llegar a conocimiento de todos. Una mugre.

Esos son señores, los “inmaculados” que entrarán a las huestes policiales, acomodados por políticos bajo la mirada cómplice y displicente de los mal llamados “superiores” policiales, con la lógica anuencia de los gobernantes, diputados, punteros, etc.

Ya se supo, porque hay mucha gente disgustada con esto. Inclusive hay algunos que rindieron el examen, con buenísima calificación, y los descartaron para que puedan entrar esos delincuentes. Son delincuentes, no cabe otra acepción. Inclusive policías que rindieron examen para entrar a la escuela de oficiales, con excelente calificación, fueron excluidos luego sin mayor explicación, los eliminaron de la lista y en su lugar ingresaron algunos de estos elementos nocivos. Como el caso de un agente, que antes fue echado por causa delictiva, cuando fue cadete, y hoy le permiten, como agente, ingresar nuevamente a la escuela. Imaginen si siendo cadete delinquía, cuando sea oficial lo que hará. Y casos de esa naturaleza hay muchos, sino recuerden el emblemático caso del Oficial Principal Luis Ariel Pacheco, de quien nos ocuparemos en breve, ya que hay mucha tela para cortar acerca de su vil persona.

Lamentablemente, no hay vestigios de cambio, y las víctimas seremos todos. Que luego no se admiren los del gobierno, cuando el mismo Pato y sus prosélitos incondicionales le hagan explotar una bomba en la mismísima Casa de Gobierno, o les desaparezcan un pariente. Son capaces de cualquier cosa con tal de mantenerse en el poder. Son la cara visible de la corrupción encubierta.