Creemos tener un pueblo con un alto cociente intelectual, tal vez no desarrollado en plenitud, pero lo suficientemente elevado como para que seamos respetados.
¿Qué nos ha pasado en los últimos años a los Santiagueños? ¿Cómo podemos haber llegado a un límite de delincuencia tal que no nos permite descansar en paz? ¿Cómo llegamos a que este inescrupuloso gobernador Zamora, que tiene figuración y predicamento en las acciones gubernamentales, sea indiferente en la seguridad de los ciudadanos, que solo le importa robar y robar.
¿Cómo hemos llegado a permitir el asesinato a mansalva de un empleado público como Raúl Domínguez, detenidos en la cárcel y comisarias, y más aun, bebes en una vacuna experimental, sin motivo alguno? ¿Cuál es la causa de estos males? ¿Es únicamente la falta de maestros y dirigentes probos? ¿La corrupción institucional y la decadencia en las relaciones humanas, se deben a una ambición desmedida que sobrepasa los límites de la decencia? ¿La falta de planes que proyecten un futuro, se debe a que los elegidos son como marionetas en el juego político? ¿En definitiva, la decencia, el respeto, el orden y la organización se han perdido definitivamente?
Son muchos interrogantes y ninguno de ellos puede ser contestado conscientemente, las soluciones no se prevén, e, inversamente los participes del gobierno, defienden lo indefendible.
¿Podemos encontrar una salida? ¿Llegaremos a equilibrar las fuerzas que nos están traicionando en el desarrollo de la provincia?
Esta situación no se soluciona con el cambio de gobierno, se puede llegar a solucionar en forma definitiva, en el curso del tiempo, confiando en la honestidad de proceder, con probidad y organización que incluya la reeducación de un pueblo, pasando la misma por el respeto a las leyes y la Constitución, pero, no solamente por una ilustración mayor.
Los sindicatos deben ser usados para beneficio de la clase trabajadora, y, no, como una herramienta política, que aporte porotos al guiso. El ser sindicalista debe ser un ejemplo de corrección, y, asimismo maestro de la convivencia social y empresarial, consciente de sus derechos y obligado por sus deberes para con el gremio que representa, y, tener el raciocinio suficiente para cumplir con el precepto mínimo exigido, saber donde comienzan y terminan sus derechos, como así los empresariales. En Sgo, la mayoría, por no decir todos, los sindicalistas arreglan con el gobierno previo recibir coimas para entregar al trabajador.
Los aportes realizados por los trabajadores deben usarse para proteger sus derechos y jubilación posterior y no para que la seguridad social sirva de caja, para los excesos que las ansias de poder necesiten para equilibrar su presupuesto.
Necesitamos que las personas que sucedan a este gobierno corrupto, enrolados bajo cualquier idea política, tengan habilidad suficiente para domar al potro, pero no para avasallarlo, sino para convertirlo en un elemento útil en el desenvolvimiento santiagueño, para así restablecer nuestro crecimiento y readquirir el respeto propio, y de todos los que nos rodean.
Nuestra confianza y optimismo siguen siendo grandes, por lo que esperamos todos aquellos que profesemos algún clero o dogma, el siguiente paso con fe, y, esperando que restablezcamos asimismo el amor al prójimo, como base esencial de nuestra sociedad.
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