No se dio trascendencia a la despedida de Zamora a Kirchner‏

Hasta ayer, el gobierno de la provincia machacó y recordó a los santiagueños que Néstor Kirchner fue el presidente que más veces vino a nuestro medio y que más amistad y más aprecio exhibió para con “su amigo”, el gobernador Gerardo Zamora.

Sin embargo, la despedida de Zamora a su amigo Kirchner pasó desapercibida; como si se buscara esconder la presencia del mandatario santiagueño en la Casa Rosada. Nadie, en Santiago, reflejó con la amplitud que correspondía el momento de la despedida del amigo agradecido hacia quien, hasta su repentina desaparición, nunca dejó de ayudar al gobierno de esta provincia.
En otros casos, la oficina de Prensa de la Casa de Gobierno santiagueña difunde por todos los medios hasta los más mínimos detalles de cualquier insignificante participación de Zamora en todos y cada uno de los acontecimientos, sobre todo a nivel nacional.
Esta vez, se detuvo inexplicablemente el motor publicitario del zamorismo. Casi nadie está enterado que junto a su esposa Claudia Ledesma Abdala, el gobernador ingresó a la Casa Rosada, y luego se ubicó entre algunos artistas como para pasar inadvertido. Una cámara de la televisión oficial tomó un primer plano del rostro compungido del actor Pablo Echarri, por unos segundos, y fue cuando se advirtió a Zamora en un segundo plano.
Después de ello, nada. No se registró públicamente el o los momentos cuando despidió a su amigo que tantas veces lo distinguió.
Muy escuetamente hubo párrafos de algunas crónicas donde Zamora aparece diciendo que Kirchner dejó un legado que “es reconocido por quienes comparten su pensamiento y quienes están en la vereda de enfrente. Hoy hablamos de regionalidad, de políticas propias. Estamos discutiendo temas trascendentes que son el legado más importante dejado por Néstor Kirchner”.