La seudo democracia que se vive en Sgo del estero

Para el dictador Gerardo Zamora,su Dios es el poder, siendo a él, a quien único le rinden pleitesía. Por venerar a los Dioses han caído millones de hombres a lo largo de la historia de la humanidad, lo que nos deja a muchos en la disyuntiva de afirmar o no, la bondad y justicia que se supone de su gestión.

Cuando alguien que aspira a ser un dictador es tocado por el afán de serlo, el juramento lo hace directamente con su Dios, en un pacto de insolubilidad e indisolución de sus lazos hasta la muerte, aunque lo que tenga delante sea al pueblo que representa. Pensar cuando ya lo son, en acuerdos hablados, sugerencias, debates razonados, o soluciones compartidas queda en una ilusión. Todo lo consultan con su Dios que es quien define desde las tinieblas.

Los dictadores son intemperantes por naturaleza, no abandonan el vicio de gobernar por la intensa adicción que sienten por su único Dios, soportando por largo tiempo el dolor de otros, de ahí que en la mayoría de los casos para disolver la unión, haya que romperla. Pueden catalogarse como ateos de la democracia que le temen a la independencia de las funciones que los eclipsa.

Cuando los elegidos por el pueblo comienzan a alejarse de sus deberes, perdiendo legitimidad en sus acciones, con ejecutorias económicas fallidas, pasando sobre la constitución, se cierran los espacios democráticos y se abren los de la protesta. Se defienden considerando enemigos o traidores, gusanos o escoria, a los que piden ser escuchados, tenidos en cuenta, con el derecho que les da haberles otorgado el puesto. Los entierran en la fosa de la desacreditación. 

En este plano sin concilio, lo lógico es el deseo de separar la unión del dictador con su Dios el poder, de manera traumática o directa, moral o indirecta, y mixta. Nunca es posible a través del voto transparente.

La forma traumática es provocada cuando el gobernante no escucha. Abusa de su posición sin ocultarlo. Malgasta los recursos. No hace prosperar la economía, todas las obras publicas las reparte entre sus amigos, inflando los precios 5 o más veces. 

Predice su permanencia en la cúpula, viola toda regla de respeto a la propiedad privada y los derechos fundamentales, llevando a sus antiguos partidarios al límite de la reclamación y la exigencia, sin que les devuelvan una respuesta cierta, mintiendo, dando justificaciones o evasiva que agotan la reserva moral del pueblo.

Tal conducta es interpretada como sublevación, cuando un sector intenta defender la democracia y realmente salir electo por las urnas.

Una situación que pone en peligro la misma democracia asumiendo funciones inapropiadas, subvalorando la opinión de los electores, discriminando la constitución o queriendo modificarla a su beneficio, sin que para ellos exista consenso de error, ni alteración de los principios democráticos. Nadie interviene para evitar. Todos lo hacen para vetar. El golpe de mercado que aplican los zamoristas con el fin de hacer sufrir, conducir a la pobreza y la dependencia, nadie lo detiene.

La manera menos traumática de destruir la unión dictador-poder, fue creada por grandes hombres y se basa en la protesta pacífica, la desobediencia civil y la demostración de las ineficiencias estatales a los que se les opone: la militarización de la consciencia social, la apropiación de los medios de comunicación y el silencio de sus discrepantes por diversas vías como: represión, intimidación, chantaje, la cárcel y la muerte como es lo propio en Sgo del estero estos últimos 6 años.

Cuando se ven perdidos, los dictadores encuentran vías ilegales que adaptan a su conveniencia en contubernio con “su asamblea”, ante la ignorancia de la mayoría que queda confundida y en muchos casos acepta. 

Esperemos que su ruina moral haya tocado profundo al gobernador Zamora y no juegue con el hambre de un pueblo que lo voto para gobernar estas tierras.