Kirchner sabe que está acorralado

Scioli obtuvo un préstamo que lo independiza del poder central y modifica la relación de fuerzas en el peronismo. Se especula con eventuales acciones a través de Moyano y otros activistas. Curiosidad por la nueva estrategia oficial que favoreció la posición de Cobos. La confusión profundiza la incógnita.

Todo puede suceder en esta Argentina que ya no produce sorpresas. Las alianzas partidarias y los acuerdos entre candidatos de distinta extracción son moneda corriente en la especulación mediática sobre el incierto futuro. Prácticamente no hay diferencias de fondo entre los partidos agotados en su representatividad y perfil ideológico. Sorprendentemente, el oficialismo decidió facilitar el camino legislativo para que el Senado concluya por convertir en ley el 82 por ciento móvil para los jubilados, para luego vetar el postergado aumento y de esa manera regalarle seis millones de votos a Julio Cobos quien con su desempate se revitalizó como probable candidato a la presidencia de la Nación. Cabe entonces preguntarse cuál es la nueva estrategia del gobierno ¿victimizarse? ¿Aumentar la confusión y despistar con más contradicciones sus futuras medidas para pelear el poder? ¿Fue una recomendación de Ernesto Laclau y Chantal Muffe o fue solamente una nueva demostración de su ineptitud...? Cualquiera fuese la respuesta, lo cierto es que el proceso político ingresó en una nueva etapa de descomposición cargada de incertidumbre y abierta a cualquier especulación. También es cierto que Néstor Carlos Kirchner desapareció de los actos públicos y que todavía no concretó su vuelta a Santa Cruz para fijar nuevamente allí su domicilio y esperar, rumiando su resentimiento, el milagro de una mejora en su salud para retornar al competitivo mundo partidocrático.
Como lo decimos al comienzo, todo es posible en esta Argentina que se disuelve y que cada vez se muestra más cansada de lo que ocurre. Tanto, que las últimas encuestas, especialmente la contratada por una gran empresa multinacional, los números le otorgan hoy por hoy una intención de voto favorable al kirchnerismo inferior al 20 por ciento. Néstor Carlos lo sabe y especula con varias posibilidades, algunas insólitas y otras posibles pero siempre de coyuntura. Así, en secreto, se realizó la ahora conocida entrevista en Olivos con Daniel Scioli para lograr un acuerdo político que le permita flotar en este escenario tan cambiante. Kirchner piensa que la suma de las cajas y el eventual incremento de las retenciones a la producción cerealera de esta campaña, le dejará fondos suficientes para captar voluntades y pelear la elección. Más aún, Kirchner piensa que la inevitable confrontación que sobrevendrá con el campo y que con la ayuda de Moyano que controlaría los fletes a los acopiadores y hacia los puertos de embarque, podrá ganar esta batalla, resarcirse de su anterior derrota y generar un escenario popular que le genere simpatías. Incluso, gracias los adulones que siempre se muestran más activos cuando esperan obtener mejores réditos en medio de las crisis, cree que todavía puede recobrar a los exigentes intendentes del conurbano, imponerse emocionalmente sobre Scioli y con la espalda contra la pared tentar a la suerte esquiva.
Sin embargo, la realidad se aleja cada vez más del razonamiento de Néstor Carlos. Tan ansioso y tan obsesionado está con estas hipótesis, que no le da importancia a los nuevos stends que pronto, muy pronto, deberán instalarle para aliviar su afectado sistema circulatorio y cardíaco. Sí reparó que Cristina se equivocó tremendamente con su malhadado mensaje enviado a través de Twitter con motivo del fabuloso éxito del rescate de los mineros chilenos. El tema generó un nuevo altercado con su mujer y se asegura que fuera de sí tuvo expresiones irreproducibles. Pero a esta altura de los acontecimientos esto es un problema menor. Scioli, sabedor que el respaldo financiero de la Nación es un arma temible que sujeta políticamente a los gobernadores, decidió solicitar con éxito un préstamo de 550 millones de dólares a la multinacional de origen norteamericano Goldman Sachs, firma que, dicho sea de paso, figura como poseedora de acciones del grupo Clarín, lo que la convierte en un factor de peso en el conflicto que el mismo Kirchner decidió abrir contra este sector del periodismo argentino. (¿Acaso no incidió en el papelón incurrido por Cristina en su famosa disertación en la Casa Rosada para iniciar el fracasado proceso de apoderarse de Papel Prensa...?) Casi enseguida, Scioli logró incrementar ese préstamo en unos 300 millones de dólares adicionales a una tasa del 11,25 anual, tal vez alta si se toma en cuenta que el Brasil, por ejemplo, obtiene estos fondos a un interés no superior al 5 por ciento. Pero Brasil es Brasil y la Argentina está demasiado enferma para recalar en mejores fuentes financieras. Con 850 millones de dólares el gobernador puede mostrarse con actitudes de independencia y modificar las fuerzas internas en el PJ.
Con semejante masa de liquidez Scioli tiene asegurada su capacidad de rebeldía, a lo que deberá agregar el incremento de determinados impuestos provinciales, factor que profundizará el malestar que provoca la exagerada presión fiscal sobre los contribuyentes, pero el tema pasará a formar parte de una pulseada con la que el motonauta espera mejorar sus perspectivas electorales.
Mientras tanto, el Peronismo Federal debe reacomodar sus cargas para avanzar en este cenagoso escenario donde los radicales se frotan las manos, aunque nada está claro todavía. ¿Se concretará la alianza del retoño de Alfonsín con el santafecino Binner, unidos por sus ideas socialistas? ¿Qué harán los otros candidatos, cualquiera sea su color y trayectoria? ¿Sacará Kirchner a la calle sus fuerzas de choque...? ¿Se impulsarán normas anti empresarias en busca de popularidad? Hoy es imposible dar una contestación concreta a estas posibilidades simultáneas, pero la verdad es que como lo dijimos más de una vez, un Néstor Carlos Kirchner acorralado es capaz de hacer cualquier cosa.