Cabe aclarar que siempre se es partidario de la inversión pública en grandes obras de infraestructura, pero vinculadas a la rentabilidad social de las mismas. Porque en la obra pública hay prioridades y alternativas.
Construir un aeropuerto internacional a poco más de sesenta kilómetros del emplazado en los suburbios de Santiago del Estero, es sencillamente un disparate. Agreguemos que a 80 kilómetros se encuentra el de San Miguel de Tucumán que tiene la ventaja de contar con seis o siete vuelos diarios a Buenos Aires, a otras provincias y a países cercanos.
Nuestra ciudad capital, ante la falta de pasajeros, no cuenta siquiera con un vuelo diario y nunca cubren la mitad de las plazas disponibles. El incremento de pasajeros en la temporada invernal es pequeño, pues el turismo de altos ingresos no concurre en gran escala a nuestra ciudad termal.
El costo de la obra supera varias veces el de otros aeropuertos de similares características. Por ejemplo, el de Merlo en San Luís apenas alcanzó los diez millones de dólares, en tiempos de la convertibilidad y está cerrado por la falta de vuelos ante la escasez de pasajeros.
Solamente el 5 % de los viajeros de media y larga distancia usa el avión como medio de transporte. El resto viaja por carretera sea en ómnibus o en autos particulares. Por eso es llamativa la baja inversión en las carreteras que es la causa principal del creciente y alto número de accidentes mortales.
Es llamativo que para una obra con ese presupuesto que interesaría a empresas y consorcios de envergadura, se haya presentado una sola oferta a cargo de una modesta SRL como es Mijovi, según la información del Liberal del día siguiente. Máxime cuando se informa que los pliegos exigen experiencias en estas obras.Parece una obra dibujada a medida de esta empresa de uno de los hermanos Sarquiz, que factura cantidades llamativas de obra pública en esta provincia que, con Chaco, Tucumán y Santa Cruz, son las preferidas del ministro de Planificación Federal Julio de Vido para concretar obras en cantidad y a precios, que suelen superar tres y a veces cinco veces el valor real de las mismas.
En definitiva estamos ante una obra innecesaria, de escasa rentabilidad social, costosa y con sobreprecios.La alternativa es construir una autopista a Tucumán. De acuerdo a los precios que se pagan en la provincia de San Luis por estas obras, el monto del presupuesto oficial para el aeropuerto alcanza para llegar a la frontera con Tucumán, que deberá invertir una cifra parecida para llegar a su autopista de circunvalación que conecta con su aeropuerto.De esta manera se facilitará los viajes en avión el menor tiempo de viaje entre Las Termas de Río Hondo y se ganará en seguridad y rapidez para que santiagueños y tucumanos se desplacen al afamado centro termal de nuestra provincia.
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